Lamine Yamal fascina a los 16 años: el fútbol español recupera el aplauso limpio y sano

Lamine Yamal cambia el estado de ánimo del fútbol español. La Selección española viene de la decepción de un mal Mundial, de un cambio radical en el perfil del seleccionador y del reciente escándalo del beso de Rubiales a Jenni Hermoso que le ha empujado a la dimisión. Hace 10 meses de la eliminación de España contra Marruecos en Qatar con Luis Enrique y tres de la consecución de la Liga de Naciones con Luis de la Fuente. Este título, considerado menor, dio para una celebración con reservas. Lo mejor que le ha pasado a España en los últimos meses es, sin ninguna duda, la aparición de Lamine Yamal.

El fútbol español está necesitado de estrellas y los aficionados de buscar motivos con los que ilusionarse. Es por lo que los dos partidos que ha disputado Lamine Yamal contra Georgia y Chipre, dos rivales flojos, han generado un efecto de excitación. Puede ser desmesurado, pero el fútbol es pasión, alegría, diversión e identificación con los futbolistas que tienen algo diferente al resto. España ha competido en ambos partidos con un fuerte compromiso, como un equipo enchufado y ha logrado 13 goles. Luis de la Fuente ha hecho los deberes. La clasificación para la Eurocopa de 2024 no peligra con estos triunfos, aunque todavía queda lo más difícil en la ventana de octubre con los partidos contra la Noruega de Haaland y Escocia, primera del grupo.

El espectáculo lo ha puesto un chico de 16 años que se ha convertido en el futbolista más joven en marcar con la Selección absoluta (gol contra Georgia) y en ser titular (contra Chipre). Lamine Yamal fascina por lo bueno que es siendo tan joven. Es un caso extraordinario de precocidad. Es un niño en un fútbol de adultos. Se desenvuelve con naturalidad, desparpajo y sorprende la cantidad de recursos técnicos que maneja. Es un futbolista imprevisible. La falta de experiencia pasa a un segundo plano si tienes una calidad superior y una personalidad arrolladora.

La edad es una bendición

La edad de Lamine Yamal genera debate. Algunos la ven como un problema si se cae en las exageraciones y no cumple con las expectativas. La otra forma de verlo es quedarse con el enorme potencial que atesora para seguir creciendo. De ello se beneficiará el fútbol español, que no tiene cracks y un partido se agarra a que Morata tenga la racha y marque tres goles a Georgia, que Ferran Torres haga dos a Chipre, que Laporte y Le Normand sean sólidos o que Rodrigo Hernández dé la versión de alto rendimiento que se ve en el Manchester City. Hay jugadores en la Selección de clase media para hacer un equipo que compita, pero, si sale uno como Lamine Yamal, por muy joven que sea, enseguida se ve que tiene pinta de estar entre los mejores del mundo. Depende de él, de que siga trabajando duro y no se le suba a la cabeza la fama.

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Ferran Torres, tras el partido contra Georgia, comentó sobre su compañero de equipo en el Barcelona y en la Selección que "es diferente y va a dar mucho que hablar". A Luis de la Fuente le hemos escuchado decir que es mejor jugador que lo que se ve por la televisión. El seleccionador pide prudencia. Lo aconsejable es que no se dispare la euforia y darle tiempo para que siga con el aprendizaje. Xavi es el que mejor le conoce y confía en el chaval para ser titular en el Barça. La precocidad en el fútbol tiene que ver mucho con un talento diferencial y una madurez exprés.

¿Por qué hay que cuidar y gestionar sus partidos? Si el chico es muy bueno, no hay que mirar la edad. Si hace méritos, tiene que seguir jugando, aprovecharlo. Que juegue sin límites, que le asesoren bien, pero no le frenen. Tendrá altibajos como cualquier futbolista. No hay que ser agoreros. Está marcando las diferencias y genera ilusión. Dos aspectos fundamentales para reforzar la apuesta y seguir dándole confianza. No hay que entrar en comparaciones. Ni es el nuevo Messi ni se tiene que mirar los problemas de lesiones que tiene Pedri. Es Lamine Yamal, un futbolista maravilloso, que no tiene miedo ni siente la presión en la élite. Es el chico que aplaude toda España. Un aplauso limpio y sano. Hay que disfrutarlo, hacerlo protagonista, y más en estos tiempos de bochorno que acapara Rubiales.