La desconfianza entre Laporta y Xavi (con Mendes en la sombra) merma su renovación

Esta temporada será la más exigente para Xavi Hernández, con contrato hasta junio de 2024, desde que llegará al Barça en noviembre de 2021. La de dar, por fin, el salto en Europa tras haber sido eliminados cuatro veces en dos cursos. El entrenador catalán, que no era la primera opción de Joan Laporta para dirigir al Barça y que formaba parte de la candidatura de Víctor Font en las últimas elecciones, solo renovará hasta 2025 y no hasta 2026, como se había apuntado en un principio. Ese año, 2026, marcará el final del mandato de Laporta, por lo que Xavi no uniría su destino al del máximo dirigente azulgrana. La relación entre presidente y técnico se ha deteriorado con el paso del tiempo, especialmente por las fricciones en el mercado de fichajes, y como resultado a las salidas de Jordi Cruyff y Mateu Alemany.

La consecución de la pasada Liga no aportó tranquilidad institucional a un Barça acostumbrado a vivir de sobresalto en sobresalto. El terremoto en la dirección deportiva azulgrana evidenció la silla eléctrica que ha vivido el club desde que Laporta tomara asiento en el palco, con multitud de cargos de alta responsabilidad abandonando el barco en marcha. A su vez, Laporta ha ido blindando a directivos de su ruinosa etapa en el Reus Deportiu, como Rafa Yuste (vicepresidente deportivo) o Pere Luís Mellado (director del área legal) mientras arrinconaba a otros profesionales de primer nivel (Jaume Giró, Ferran Reverter...).

En el área deportiva, ahora Deco, exagente de Raphinha y extrabajador de Jorge Mendes en su agencia, Gestifute, será anunciado como director técnico próximamente. El exjugador, que coincidió con Xavi en el vestuario y que ha trabajado en varios fichajes sin haber sido presentado todavía, aterriza para sustituir a Jordi Cruyff y Mateu Alemany. La baja del primero afectó a Xavi, que incluso le pidió en plena rúa de celebración por LaLiga que se quedase en el club. No funcionó pese a los intentos, conversaciones, peticiones públicas y llamadas del catalán.

Jordi Cruyff era la persona de máxima confianza de Xavi Hernández en el área deportiva y el técnico culé había intensificado sus esfuerzos porque Cruyff renovara... sin éxito. "Jordi Cruyff ha sido una pieza importantísima, trascendental. Es una figura importantísima y a mí me ha ayudado muchísimo. Tanto si se queda con nosotros como si se marcha es una figura que se debe valorar muchísimo", reveló el técnico en rueda de prensa. Preguntado sobre los rumores de su mala relación con Deco, Xavi afirmó: "Esto no significa que hable mal de Deco, tengo una relación extraordinaria, desde que fuimos compañeros. Estaremos a gusto, vamos a una. Llevamos varios días hablando ya con Deco, haremos buen trabajo. Debate zanjado. Tenemos sintonía, ya la teníamos en el campo. Tiene liderazgo y personalidad".

Mendes, siempre presente

Ahora Deco reportará a Rafael Yuste (vicepresidente deportivo), Ferran Olivé (tesorero) y Enric Masip (asesor del presidente). Otro peso pesado que tiene mucha influencia en las decisiones del club desde hace bastantes meses es el excuñado franquista de Laporta, Alejandro Echevarría, al que se le pudo ver negociar la salida de Jordi Alba, por ejemplo. Sin embargo, no se podrían entender las tiranteces entre Xavi y la cúpula del club sin radiografiar el mercado azulgrana. Primero, con la intentona de traer a Rubén Neves (representado por Mendes y ahora jugando en Arabia Saudí) cuando Xavi pedía a Zubimendi tras la salida de Sergio Busquets.

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No fue el único choque entre los deseos del presidente (y sus compañeros de viaje) y Xavi. El técnico también se quedaría quedar con Abde (vendido por 7,5 millones de euros y el 50% de una futura venta) y acabó con Joao Félix en la plantilla, un futbolista sin sitio en el esquema actual, pero que encanta a Laporta. Así lo reconocía el presidente hace unos meses en una entrevista concedida a RAC1: "Joao Félix me gusta mucho, lo sabe su representante desde hace tiempo".

El Barça emergió en el último día de mercado para traer a Joao Cancelo, el lateral que pedía Xavi, y se llevó de regalo a Joao Félix cuando el portugués estaba contra las cuerdas en el Atlético de Madrid. Xavi no lo quería, igual que tampoco a Neymar, al que Laporta intentó encajar de todos modos. Ha habido tensión en los despachos y no solo porque Xavi quisiera aumentar su salario y el de sus colaboradores, entre ellos su hermano y segundo entrenador, Òscar Hernández. Mientras, en un segundo plano, Rafa Márquez (entrenador del filial azulgrana y también en la órbita de Jorge Mendes) espera con paciencia su turno en el primer equipo.