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Damaris Egurrola, la futbolista a la que nadie defendió: "Me alegra haberme ido de España"
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INTERNACIONAL CON LOS PAÍSES BAJOS

Damaris Egurrola, la futbolista a la que nadie defendió: "Me alegra haberme ido de España"

A la centrocampista del Lyon, de padre vasco y madre neerlandesa, le da pena lo que está pasando en la Selección española y recuerda que ella pasó "por eso hace mucho tiempo"

Foto: Damaris Egurrola, jugadora del Olympique de Lyon. (Reuters/Matthew Childs)
Damaris Egurrola, jugadora del Olympique de Lyon. (Reuters/Matthew Childs)

Que nadie lo dude. Si Damaris Egurrola estuviera entre las 15 futbolistas, en ese caso 16, que se amotinaron en la Selección española, ya sabríamos de una que se quedaría sin Mundial antes que plegarse a las exigencias del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) de pedir perdón públicamente. Como si tuvieran algo de lo que disculparse. La cuestión es que la centrocampista nacida en Orlando en 1999, de padre español y madre neerlandesa, no solo tuvo que irse de la entonces llamada Liga Iberdrola (ahora la boicoteada Finetwork Liga F), sino que, en vista de que Jorge Vilda no contaba con ella, escogió jugar con los Países Bajos, pues Estados Unidos, cuatro veces campeona del mundo, también le abrió sus puertas.

Primero fue la polémica Lista de compensación, incluida en el I Convenio Colectivo del Fútbol Femenino y en virtud de la cual, al ser menor de 23 años, el Athletic de Bilbao pretendía cobrar por Damaris 250.000 euros a pesar de acabar contrato y con el FC Barcelona muy interesado en ficharla, pues sus características futbolísticas encajaban como anillo al dedo en su modelo de juego. Bien es cierto que en idéntica situación se encontraba su compañera Maite Oroz, quien, en cambio, sí pudo irse gratis al Real Madrid y prueba de ello es que la navarra no cobró el porcentaje que le hubiera correspondido. Contada está la estrecha relación de Ana Rossell y responsables de la RFEF, además de la sumisión de Rubiales a Florentino Pérez.

Foto: Jorge Vilda, junto a la azulgrana Aitana Bonmatí. (REUTERS)

Con el apoyo del sindicato Futbolista ON, Damaris llevó el caso —el suyo y el de otras 16 compañeras— a la Audiencia Nacional, aunque con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) de la mano de la patronal y algo tan significativo como que Athletic y FC Barcelona, es decir, su club de origen y, en teoría, su club de destino, compartieran abogado, poco pudo hacer. Más allá de exhibir las miserias del fútbol femenino español, empezando por la falta de solidaridad de las propias futbolistas, especialmente las veteranas, a las que tantas veces se les ha oído reivindicar sus derechos, aunque sin pensar en los de las que vienen por detrás.

Adiós a España

Después de unas semanas de incertidumbre, a casa de los Egurrola llegó la oferta del Everton y con ella la oportunidad para Damaris de irse a jugar a la Women’s Super League, pues la Lista de compensación no afecta fuera de España. El paso por Liverpool fue tan intenso como breve, ya que unos meses después se interesó por ella nada menos que el Olympique de Lyon. Sí, mientras Vilda seguía ninguneándola, el club más poderoso de Europa pagó su cláusula de más de 100.000 euros y de esta forma la ex centrocampista del Athletic de Bilbao se convirtió en el fichaje más caro de una futbolista española. Como para no resultar llamativo.

placeholder Damaris, en un partido con la selección de los Países Bajos. (EPA/Peter Powell)
Damaris, en un partido con la selección de los Países Bajos. (EPA/Peter Powell)

"No sé qué adjetivo poner a lo que está pasando en la Selección española. ¿Cómo ves la situación desde lejos?", le preguntaban recientemente a Damaris en el diario Naiz., escrito íntegramente en euskera, idioma que habla, además de español, inglés, neerlandés y ahora también francés. "Yo tampoco tengo palabras para describir lo que pasa", responde la jugadora del Olympique de Lyon, para a continuación dejar una triste confesión que en cualquier país debería hacer reflexionar a más de uno, sobre todo si preside una institución como el Consejo Superior de Deportes (CSD). "Pasé por eso hace mucho tiempo y ahora me alegro de haberme ido".

Efectivamente, tal y como declaró en una entrevista con El Confidencial, "yo entiendo que un seleccionador tiene todo su derecho a elegir sus jugadoras, pero eso no le da derecho a mentir", Damaris Egurrola sabe lo que es sufrir a Jorge Vilda, aunque nadie le apoyó cuando se atrevió a denunciar que "en la final del Mundial Sub 20, bajó al descanso y me dijo que no le gustaba mi juego. Recuerdo que salí al segundo tiempo llorando". Como ella mismo dijo, "no podía seguir esperando a una convocatoria con la Selección, ya que, como cualquier otra jugadora, aspiro a jugar Europeos y Mundiales". De ahí que, tras recibir las propuestas de Estados Unidos, su país de nacimiento, y los Países Bajos, de donde es su madre, se decantara por los segundos.

"Me duele tener amigas en esa situación que en otros países ha cambiado. Yo experimenté esto hace un par de años y siempre estaré con ellas"

"Me duele tener amigas en esa situación", comenta Damaris en la mencionada entrevista con el diario Naiz. Según ella, "todo lo que hacen es por el bien del equipo, del país y de ellas mismas, y no escucharlas es grave". Eso sí, en otra demostración de una madurez poco habitual en una futbolista que el 26 de agosto cumplirá 24 años. Egurrola tampoco tiene ningún reparo en añadir que "personalmente, creo que se podrían haber hecho mejor las cosas, pero han tomado ese camino". Efectivamente, quizás sus excompañeras se equivocaron al no ser más claras o contundentes, pero que nadie olvide a quién tienen enfrente: una RFEF que no dudó en tergiversar sus emails, además de poner en duda unos motivos demasiado delicados como para ser tan alegremente revelados.

Foto: Rubiales besa a Alexia Putellas antes de entregarle la copa. (RFEF)

Sobre este mismo asunto que ella vive desde la distancia, Dama comenta que "en cuanto a las federaciones, se ha visto que en otros países, como Canadá y Francia, han conseguido hacer cambios, ya sea porque las jugadoras han hecho las cosas de otra forma o porque los federativos han sabido escuchar. Es un momento difícil para hacer cambios, pero quiero lo mejor para ellas". "Yo experimenté esto hace un par de años y siempre estaré ahí para mis amigas", sentencia Egurrola. Ella no tuvo a nadie que le defendiera, a excepción de su familia y el sindicato Futbolistas ON, ahora tristemente fracturado y, al igual que sucede con Futpro, con Rubiales moviendo sus hilos a través de la diestra —y siniestra— mano de Camps.

Que nadie lo dude. Si Damaris Egurrola estuviera entre las 15 futbolistas, en ese caso 16, que se amotinaron en la Selección española, ya sabríamos de una que se quedaría sin Mundial antes que plegarse a las exigencias del presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) de pedir perdón públicamente. Como si tuvieran algo de lo que disculparse. La cuestión es que la centrocampista nacida en Orlando en 1999, de padre español y madre neerlandesa, no solo tuvo que irse de la entonces llamada Liga Iberdrola (ahora la boicoteada Finetwork Liga F), sino que, en vista de que Jorge Vilda no contaba con ella, escogió jugar con los Países Bajos, pues Estados Unidos, cuatro veces campeona del mundo, también le abrió sus puertas.

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