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La otra patata caliente que Franco guarda en un cajón (e igual no le da tiempo a solucionar)
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TRAS SALVAR SOLER LA LIGA F Y LA ASOBAL

La otra patata caliente que Franco guarda en un cajón (e igual no le da tiempo a solucionar)

El presidente del CSD sigue sin dar luz verde a la profesionalización del fútbol sala, que dejaría de depender de la RFEF para hacerlo de LaLiga, algo insoportable para su 'protegido' Rubiales

Foto: Imagen de un partido de la Liga Nacional de Fútbol Sala. (EFE)
Imagen de un partido de la Liga Nacional de Fútbol Sala. (EFE)

"Ayer me enteré de que hoy arranca la Copa de España de Fútbol Sala. Con eso digo todo. Se puede decir que lo han conseguido. Se lo han cargado". Sirva este mensaje de Twitter de Miguel Ángel Méndez, un periodista que durante muchos años fue referencia en las transmisiones de este deporte, para explicar la gestión (aunque lo más correcto quizá sería decir indigestión) de Rubiales al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) también en lo que al llamado futsal se refiere. Por no hablar de su relación con la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), a la que incluso desalojó de la sede en la que esta se encontraba desde hacía 20 años, y cuyo presidente, Javier Lozano, ha llegado a querellarse contra él por prevaricación y coacciones.

Si a esto le sumamos los gritos de "¡corrupción en la Federación!" de los aficionados que asistieron en Granada a la mencionada competición, aún resulta más incomprensible que el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) tenga la profesionalización del fútbol sala metida en un cajón. El mismo en el que aún seguirían el fútbol femenino, la llamada Liga F y la Liga Asobal de balonmano, si no es por las gestiones de Albert Soler, su dimitido director general. La cuestión es si a José Manuel Franco le dará tiempo a solucionar esta patata caliente, pues, según Onda Cero, el presidente del CSD podría tener las semanas contadas en el cargo.

Foto: Javier Lozano, exseleccionador nacional de fútbol sala y actual presidente de la LNFS. (EFE)

Repasando los orígenes del fútbol sala en España, hasta 1988 había una liga organizada por una federación independiente, la Fifusa, y, paralelamente, otra organizada por la RFEF, como reacción a la voluntad de la gran mayoría de clubes que querían gobernarse, un conflicto que más de 34 años después sigue sin resolverse. Normal que en el seno del fútbol sala español se tenga la sensación de que "para la RFEF somos un medio, pero no un fin" y lleguen a conclusiones como que su pecado original fue poner fútbol delante de sala, así como un error histórico integrarse en una Federación "donde siempre será visto y tratado como un hijastro", apuntan.

Fue en 1989 cuando, fruto del hartazgo tanto de los clubes independientes como de los de la propia RFEF, con la suma de todos ellos y a instancias del CSD, se creó la mencionada LNFS. Al ser independiente, gracias de nuevo a un CSD que entonces sí quería resolver problemas y no los esquivaba, como hace Franco, la nueva liga escuchó las propuestas de ambas federaciones y eligió integrarse en la RFEF. El principal motivo fue que su entonces presidente, Ángel María Villar, les prometió que iban a tener autonomía. Es decir, que orgánicamente pertenecían a la RFEF, pero funcionalmente eran independientes, como así sucedió.

Todo lo construido, al garete con Rubiales

Gracias a esa fórmula y al espíritu colaborador de ambas instituciones, el futsal español creció y mejoró a jugadores y clubes, que dieron dos Mundiales a la Selección. Sin embargo, y al igual que sucedió en el fútbol femenino o el ahora llamado fútbol molesto de la Primera Federación, todo lo construido en el fútbol sala español durante 31 años se derrumbó con la llegada de Rubiales a la presidencia de la RFEF, pues retiró a la LNFS la gestión de la competición. "Aprovechando que el futsal vivía su mejor momento en cuanto a difusión, organización y negocio, dio un golpe de Estado y destrozó todo lo anterior en aras de controlar todo el poder y que el futsal no se desarrollara demasiado, por verlo como una amenaza", comentan desde la LNFS, donde creen que "Rubiales está obsesionada con la liquidación de la asociación".

placeholder Villar y Rubiales, los dos últimos presidentes de la RFEF. (EFE)
Villar y Rubiales, los dos últimos presidentes de la RFEF. (EFE)

Y así llegamos a la gran paradoja. Después de que la LNFS sirviese de inspiración y referencia a la liga profesional de fútbol femenino, la llamada Liga F, y la Liga Asobal, resulta que estas dos son profesionales y la de fútbol sala no. Desde la asociación que preside Javier Lozano, creen que, "con datos objetivos, deberíamos ser profesional desde 2018 por la dimensión de nuestro negocio". Sin embargo, el presidente del CSD sigue de perfil, por más que haya recibido la petición en dos ocasiones. En mayo de 2020, cuando se le presentó un extenso informe en el que, de conformidad con la Ley del Deporte, se le solicitaba la calificación de la LNFS como competición de carácter profesional, y una segunda en octubre de 2022.

De nada sirvió que, después de la primera solicitud, Javier Lozano hiciera una ronda de reuniones con los responsables de los diferentes grupos parlamentarios del Congreso. Desde Javier Merino, portavoz de Deportes del Grupo Popular, a su homólogo del PSOE, Juan Luis Soto, Javier Antón, portavoz adjunto de la Comisión de Cultura y Deportes de este mismo partido, e Iban García del Blanco, diputado socialista en el Parlamento Europeo, sin olvidarse de los portavoces de Cultura y Deporte de Vox, Rafael Fernández-Lomana, Ciudadanos, Guillermo Díaz, y Unidas Podemos, Antonia Jover.

En septiembre del año pasado, la LNFS y los clubes que la componen reclamaron el reconocimiento del fútbol sala como profesional a través de un vídeo con el título Estamos preparados, en el que jugadores de Primera División recordaron sus inicios con imágenes de su infancia que dejaban paso a otras con algunas de sus acciones más espectaculares y mejores goles en la actualidad. A esta acción promocional le siguió otra a nivel mediático bajo el hashtag #LigaFutsalProfesional, con la que pretendió dar visibilidad a una reivindicación histórica e involucrar a clubes, jugadores, entrenadores y aficionados.

placeholder El secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco. (EFE/Fernando Alvarado)
El secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco. (EFE/Fernando Alvarado)

El ejemplo del balonmano con la Asobal

No es difícil intuir que todo se debe a las presiones de la RFEF, algo que ya sucedió con el fútbol femenino y que solo el ex director general del CSD Albert Soler fue capaz de resolver, como después haría con el balonmano. La postura de los clubes de la LNFS es tajante. No solo creen que los derechos de televisión les pertenecen, sino que también están convencidos de que la profesionalización llegará tarde o temprano, pues consideran que tienen más argumentos que la Liga F y la Liga Asobal. Eso sí, son conscientes de que todo pasa por la continuidad de Rubiales al frente de la RFEF. A nadie se le escapa que de ser declarada liga profesional, la LNFS pasaría a depender orgánicamente de LaLiga, si bien los clubes mantendrían la autonomía de elegir a su presidente, así como de tomar sus propias decisiones.

En julio del año pasado, tras recibir el informe favorable de la Dirección General de Alta Competición, el CSD aprobó la profesionalización de la Liga Asobal a partir de la próxima temporada, aunque para ello también resultó decisivo que la Real Federación Española de Balonmano (RFEB) desistiera de su empeño por retirarle la organización de la máxima categoría. El presidente de la RFEB también cuenta con el aval de Alejandro Blanco, su homólogo del Comité Olímpico Español (COE) y mano derecha en materia deportiva de Pedro Sánchez, casualmente desde que su hijo fuera uno de los cinco miembros del tribunal que le concedió el sobresaliente cum laude a la tesis doctoral. Pero, claro, ni Paco Blázquez es Rubiales, ni el balonmano tiene la trascendencia del fútbol.

Foto: Alejandro Blanco y Pedro Sánchez, en la sede del COE.

De hecho, y para rizar el rizo, fue el propio José Manuel Franco quien destacó que "la profesionalización de la Liga Asobal conllevará un aumento del impacto mediático, fomentará la innovación, las infraestructuras, la tecnología y la digitalización". Es decir, precisamente lo que desde hace dos años y medio le viene demandando la Liga Nacional de Fútbol Sala, aunque en este caso el presidente del CSD se encuentra con la rotunda oposición de la RFEF. De ahí que tenga la profesionalización del fútbol sala en un cajón. El mismo en el que debe de acumular las numerosas denuncias contra Rubiales, a las que podría haberse limitado a dar traslado al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) para que este valorara su inhabilitación. Si, como informó Onda Cero, a Franco se le acaba el tiempo, la pregunta que surge es si al menos morirá matando... o preferirá hacerse el muerto.

"Ayer me enteré de que hoy arranca la Copa de España de Fútbol Sala. Con eso digo todo. Se puede decir que lo han conseguido. Se lo han cargado". Sirva este mensaje de Twitter de Miguel Ángel Méndez, un periodista que durante muchos años fue referencia en las transmisiones de este deporte, para explicar la gestión (aunque lo más correcto quizá sería decir indigestión) de Rubiales al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) también en lo que al llamado futsal se refiere. Por no hablar de su relación con la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), a la que incluso desalojó de la sede en la que esta se encontraba desde hacía 20 años, y cuyo presidente, Javier Lozano, ha llegado a querellarse contra él por prevaricación y coacciones.

Real Federación Española de Fútbol Luis Rubiales José Manuel Franco
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