La tesis cum laude por la que Sánchez no daría luz verde a Franco para inhabilitar a Rubiales

Tras una semana de espera, se confirmaron los peores presagios: José Manuel Franco amagó, pero no dio. El secretario de Estado de Deportes, a quien, además de una querella por prevaricación por omisión, ya se le empiezan a buscar conexiones políticas que no le dejarían en buen lugar, desperdició la ocasión de poner en práctica su discurso e iniciar la inhabilitación del presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF). Pese a contar con la displicencia, que en estos casos no es poco, del ministro Miquel Iceta, Franco continua sin trasladar al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) las diferentes denuncias que ha recibido contra Rubiales.

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La pregunta es demasiado evidente: ¿qué más necesita para dejar de hacer la estatua? Pues muy sencillo, el visto bueno de Moncloa. Quizás porque el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD) es consciente de lo que les sucedió a sus antecesoras en el cargo, María José Rienda e Irene Lozano, no se ha atrevido a dar el primer paso para la inhabilitación. Ya se sabe, cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Como quiera que Franco es un incondicional del lenguaje inclusivo en cuanto al género, considera que este refrán no es el más oportuno, aunque mejor le iría al deporte español si en lugar de cuidar tanto las palabras, pasara a los hechos.

Una de las explicaciones de por qué Moncloa no da luz verde a Franco para la inhabilitación de Rubiales es la protección del presidente del Comité Olímpico Español (COE). Primero, porque, tal y como hizo con Villar, Alejandro Blanco es un entusiasta defensor de todos los presidentes federativos, al menos mientras están en el cargo, pues al fin y al cabo son quienes le votan. Y, segundo, porque el máximo dirigente del COE teme aparecer en alguna grabación, WhatsApp o correos de los que grabó y archivó Rubiales, especialmente en la etapa en la que Irene Lozano presidió el CSD y entre ambos le movieron la silla hasta que el presidente del Gobierno acabó destituyéndola.

"Todos los que estamos aquí hemos sido elegidos y yo me niego a que alguien que ha sido nombrada, que no tiene ni idea de deporte, nos diga a todos nosotros lo que tenemos que hacer", dijo Alejandro Blanco en referencia a la entonces secretaria de Estado de Deportes en la reunión telemática que mantuvo el 9 de septiembre de 2020 con más de 50 federaciones olímpicas y no olímpicas, eso sí, una vez que el ministro José Manuel Rodríguez Uribes la había abandonado porque tenía que viajar a Bruselas.

El objetivo de este encuentro, del que fue excluida Irene Lozano, fue "propiciar y encontrar un acuerdo que permita iniciar las competiciones de ámbito estatal" en plena pandemia de Covid. A partir de aquella reunión, de la que existen grabaciones, la que parecía intocable por haber dado 'forma literaria' al libro de Sánchez, empezó su cuenta atrás para abandonar un cargo en el que duró aún menos que María José Rienda, que ya es decir.

Y aquí surge otra pregunta: ¿De dónde viene la estrecha relación de Blanco con Sánchez? Pues quizás empezó a raíz de que uno de los cinco miembros del tribunal que concedió el sobresaliente cum laude a la tesis doctoral del ahora presidente del Gobierno fue Alejandro Blanco. No el presidente del COE, sino su hijo, de quien se dijo que por aquel entonces carecía de experiencia como doctor y, además, había tenido a la misma directora de tesis que Sánchez, María Isabel Cepeda. Blanco siempre ha intentado que la prensa no se enterara de que se trataba de su hijo, de ahí que, para protegerle, le pidiera no hablar con los medios.

Con Mariano Rajoy aún al frente del Gobierno, Alejandro Blanco júnior se marchó a Bruselas a trabajar en la Comisión Europea y actualmente, tal y como puede leerse en su cuenta de Linkedin, es consejero financiero del ministerio de Economía y Finanzas. Ya sea por lo sucedido con la famosa tesis u otras circunstancias, el caso es que la relación entre Sánchez y Blanco sigue vigente. De hecho, han sido varias las ocasiones en las que el presidente del Gobierno se ha acercado hasta la sede del COE para entrenarse en su gimnasio junto al propio Alejandro, quien, según fuentes del organismo olímpico, incluso derivó a Moncloa algunos aparatos de la empresa Technogym para que Sánchez pudiera entrenarse sin salir de casa.

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Pero si el caso Rubiales fuera poco, que no lo es, ahí está también lo sucedido con la candidatura olímpica para los Juegos de Invierno de 2030. En unas recientes declaraciones, el presidente aragonés, Javier Lambán, aseguró que no se fía del COE y que ha solicitado a Pedro Sánchez que “ponga orden” en la candidatura. El ejecutivo aragonés considera que la propuesta técnica del COE no está pensada con criterios de igualdad territorial y es una candidatura donde Cataluña sale beneficiada. ¿Acaso cree Lambán que Blanco no hará lo que le diga Sánchez? Quid pro quo...