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La maldición de Vinícius en el Real Madrid: cómo ser crack y catacrak en un mismo partido
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luce en el desborde y falla en el gol

La maldición de Vinícius en el Real Madrid: cómo ser crack y catacrak en un mismo partido

Vínicius es capaz de hacer un partidazo contra la Real Sociedad por sus acciones de desborde, pero a la vez de desesperar por los goles que falla. Es el problema del brasileño

Foto: Vinícius tras fallar una ocasión contra la Real Sociedad. (Reuters/Isabel Infantes)
Vinícius tras fallar una ocasión contra la Real Sociedad. (Reuters/Isabel Infantes)

Vinícius es un futbolista por el que un aficionado paga una entrada para divertirse. Da espectáculo, no pasa desapercibido, es capaz de levantarte del asiento por ese fútbol eléctrico y vistoso. No deja de intentarlo, ni se esconde, tiene personalidad y descaro. Es una gozada ver a Vinícius cuando desborda, pero ese subidón se viene abajo cuando falla en la definición. Contra la Real Sociedad volvieron a verse dos versiones del futbolista excelso cuando encara y fallón de cara a portería. Los fallos de Vinícius desesperaron a Benzema y Ancelotti. A los dos les apuntó la cámara en un par de acciones en las que el brasileño desperdició los duelos contra Álex Remiro.

El portero de la Real Sociedad tuvo la inspiración que le faltó al extremo del Real Madrid. El espectáculo de Vinícius quedó incompleto y el Real Madrid, pese a hacer uno de sus mejores partidos de la temporada o el mejor, se mete en problemas. El empate le sitúa a cinco puntos del Barcelona y los aficionados no van a celebrar el buen juego. Se fueron con un sabor agridulce por el empate y maldiciendo los fallos de Vinícius.

placeholder Remiro desvía un balón picado de Vinícius.
Remiro desvía un balón picado de Vinícius.

El Real Madrid jugó bien al fútbol, con intensidad, ritmo, buenas asociaciones, vertical y con vértigo. Hizo de todo para ganar a un rival que deja jugar y llevó peligro. Pero no se puede decir que es el partido más completo porque sin gol no existe la felicidad. Falló la puntería y el señalado es Vinícius. Dispuso de varias ocasiones claras de gol, y, de las cuatro en las que podían matar el encuentro, hay una que es imperdonable. La acción en la que Benzema le deja solo ante Remiro, de cara, y el brasileño la envía al centro, al pie del portero de la Real Sociedad. No es un paradón del guardameta. Es un error estrepitoso de Vinícius.

La comparación con Rodrygo

Esa ocasión o una de las cuatro en las que estuvo desafortunado con el remate, no se le escapan a Rodrygo, que jugó contra la Real de segunda punta y participó en muchas de las buenas jugadas con combinaciones al primer toque. Rodrygo venía de hacer un golazo al Atleti en la Copa del Rey. En una acción maravillosa, superando a cuatro rivales que le salían al paso y definiendo con el exterior para ajustar el balón a la esquina de la portería de Oblak. Tras el derbi, Ancelotti dijo que Rodrygo hace sencillo lo complicado. Vinícius, por partidos como el de la Real, hace difícil lo fácil. Rodrygo tiene más gol que Vinícius, pero juega menos minutos y no acapara tanto foco como su compatriota.

Foto: Vinícius durante el calentamiento antes de un partido. (Reuters/Juan Medina)

El gol en el Real Madrid, la finalización, debería depender más de Rodrygo que de Vinícius. Tiene más claridad y acierto. Es más necesario en días en los que Benzema está ausente y Vinícius cae en la precipitación. Es el mal de Vinícius. Es un artista del desborde. Está entre los mejores del mundo por cómo encara, rompe en velocidad, su explosividad y lo persistente para agitar los ataques. Pero está lejos de los mejores definidores del mundo, a pesar de los progresos, por la falta de pausa, precisión, frialdad y acierto. Los aficionados —no se sabe por qué extraña razón— abandonaron el Bernabéu acordándose de Mbappé.

En Vinícius se percibe ansiedad, algo que perjudica tomar las mejores decisiones en momentos claves del partido. La definición es lo más importante. De fondo está si le perjudica todo el ruido que le acompaña por los rifirrafes continuos que tiene con los equipos rivales, aficiones y árbitros. La semana pasada fue demasiado intensa con el lamentable episodio del muñeco colgado de un puente. Es muy complicado que se pueda aislar de tantas polémicas deportivas y extradeportivas. Sigue pidiendo protección y que la Liga u otros órganos pongan freno a lo que considera una campaña de acoso y derribo. Muestra personalidad para demostrar que no le afectan tantos frentes abiertos, pero tienen que pasarle factura en su cabeza de alguna manera en la concentración. Es la preocupación que hay en el Real Madrid con Vinícius.

Contra la Real Sociedad tuvo un encuentro limpio y esa agitación desmedida le llevó a hacer un buen partido en acciones de desborde y otro malo por su falta de puntería. Encontrar el equilibrio no es sencillo en un futbolista que se caracteriza por una efervescencia sin límites que le lleva a ser un crack y un catacrack en un mismo partido.

Vinícius es un futbolista por el que un aficionado paga una entrada para divertirse. Da espectáculo, no pasa desapercibido, es capaz de levantarte del asiento por ese fútbol eléctrico y vistoso. No deja de intentarlo, ni se esconde, tiene personalidad y descaro. Es una gozada ver a Vinícius cuando desborda, pero ese subidón se viene abajo cuando falla en la definición. Contra la Real Sociedad volvieron a verse dos versiones del futbolista excelso cuando encara y fallón de cara a portería. Los fallos de Vinícius desesperaron a Benzema y Ancelotti. A los dos les apuntó la cámara en un par de acciones en las que el brasileño desperdició los duelos contra Álex Remiro.

Vinicius Junior Real Madrid
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