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El hachazo de Vinícius para liberarse de la violencia que sufre de todos los que le aprietan
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El hachazo de Vinícius para liberarse de la violencia que sufre de todos los que le aprietan

Vinícius pasa de ser agredido a agresor. Le dio una dura patada a Lekue en el partido contra el Athletic. La reacción de Ancelotti fue quitarle y decir que los árbitros también le aprietan

Foto: Vinícius durante el calentamiento antes de un partido. (Reuters/Juan Medina)
Vinícius durante el calentamiento antes de un partido. (Reuters/Juan Medina)

A Vinícius le atizan mucho, pero también sabe cómo pegar. El brasileño hizo una entrada dura y fea a Lekue en San Mamés que le costó una tarjeta amarilla. Un pisotón al tobillo de los que recibe y que le costó el cambio. Ancelotti no quiso correr más riesgos con el futbolista que más frentes abiertos tiene en durante un partido. Le quitó y metió en el campo a Rodrygo, otro brasileño. Pero este no tiene problemas con los marcadores, ni con los aficionados rivales, ni tampoco con los árbitros. Rodrygo se dedica a jugar, focaliza todas sus energías en cómo ganar duelos y Vinícius afronta los partidos como si tuviera que salir vivo de una cacería.

La frustración de Vinícius es que se siente víctima de la dureza de los rivales, de los insultos de la grada, de tantas provocaciones para alterarle y sacarle del partido. Lo último es que no siente la protección arbitral y decide dar patadas como las que sufre en sus tobillos. Lekue se llevó el hachazo con el que Vinícius se liberó de tanta violencia. No le importó el autocontrol, no midió; fue una acción que no le gustó nada a su entrenador y le mandó al banquillo. Una especie de advertencia de un técnico que no encuentra la manera de que Vinícius sea como Rodrygo.

placeholder Vinícius en una acción en el partido contra el Athletic. (EFE/Luis Díaz)
Vinícius en una acción en el partido contra el Athletic. (EFE/Luis Díaz)

En San Mamés no tuvo un partido áspero, nada fuera de lo permitido que marca la intensidad y el ardor competitivo que caracteriza estos partidos. Pero Vinícius ya venía caliente de otras batallas, con ganas de ajustar cuentas tras los marcajes que sufrió en la final de la Supercopa de España y en el encuentro de Copa del Rey contra el Villarreal. Araújo y Parejo hicieron algo más que rascar. Golpearon fuerte al brasileño, ninguno de los dos fue expulsado, y en la cabeza de Vinícius se activó otro mecanismo de defensa. También se suma al juego sucio de las patadas. Si está permitido darle, él decide que va a golpear a sus agresores. Lekue se convirtió en la presa de Vinícius.

La difícil defensa de Ancelotti

Esto es nuevo. Hasta ahora a Vinícius se le ha criticado por provocar a los rivales con gestos, palabras y regates burlones. Seguir con los banquillos, como sucedió con Pepe Reina en La Cerámica. Contestar a la afición rival. En San Mamés hizo gestos de llevarse la mano al escudo. En otros estadios ha pedido que miren el marcador. Lo nuevo y lo peligroso para el Real Madrid es que Vinícius se apunta a dar patadas. Esta es la preocupación para Ancelotti.

El entrenador del Real Madrid quiso defender a Vinícius tras la importante victoria en San Mamés con un alegato en el que, sorprendentemente, involucra a los árbitros: "A Vinícius todo el mundo le aprieta. Los rivales dando patadas. La afición rival y a veces el árbitro. La realidad es que le han sacado una tarjeta amarilla y le han dado patadas. Él va a mejorar en este aspecto", dice el italiano. Ancelotti no consigue corregir a Vinícius y en Bilbao se le vio en unas imágenes captadas por la televisión recriminando al brasileño para que se dedicara a jugar y diciéndole que del árbitro ya se encargaba él.

Ancelotti paró los pies a Vinícius tras la dura entrada a Lekue y le mandó al banquillo. Un toque que luego, en sus declaraciones, suavizó poniéndose del lado de su jugador hasta el punto de manifestar que "queremos que sea respetado más por todos". El respeto tiene que ser mutuo y los rivales, aficiones y los árbitros sienten que Vinícius es uno de los mejores futbolistas del Real Madrid, pero tiene actitudes provocadoras.

La postura en el Real Madrid es la de denunciar una persecución a Vinícius por la violencia física con la que se emplean los rivales y los episodios de racismo. Ancelotti comenta que es una persona sensible, joven e inexperta. Puesto todo en una balanza, en el club señalan a Vinícius como una víctima que sufre el acoso de todos. La solución no es sencilla. La esencia de Vinícius, lo que le ha llevado a consolidarse como uno de los intocables en el once, es su personalidad descarada, al atrevimiento, no achantarse, y ahora le quiere añadir su agresividad.

A Vinícius le atizan mucho, pero también sabe cómo pegar. El brasileño hizo una entrada dura y fea a Lekue en San Mamés que le costó una tarjeta amarilla. Un pisotón al tobillo de los que recibe y que le costó el cambio. Ancelotti no quiso correr más riesgos con el futbolista que más frentes abiertos tiene en durante un partido. Le quitó y metió en el campo a Rodrygo, otro brasileño. Pero este no tiene problemas con los marcadores, ni con los aficionados rivales, ni tampoco con los árbitros. Rodrygo se dedica a jugar, focaliza todas sus energías en cómo ganar duelos y Vinícius afronta los partidos como si tuviera que salir vivo de una cacería.

Real Madrid Vinicius Junior
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