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De pedir libertad para exhibir esteladas en el Camp Nou a prohibir al rival lucir sus colores
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LA POLÉMICA SE DESTAPÓ EN EL DERBI CATALÁN

De pedir libertad para exhibir esteladas en el Camp Nou a prohibir al rival lucir sus colores

El FC Barcelona se ampara en la lucha contra la violencia para no permitir a los aficionados del equipo visitante entrar al coliseo azulgrana con camisetas, bufandas o banderas de su equipo

Foto: Aficionados del Barça, con esteladas y pancartas. (EFE/Alejandro García)
Aficionados del Barça, con esteladas y pancartas. (EFE/Alejandro García)

El 14 de abril del año pasado, el FC Barcelona vivió uno de los días más negros de su historia. Y no solo a nivel deportivo, sino sobre todo social e institucionalmente hablando. En la vuelta de los cuartos de final de la Europa League, competición en que los azulgranas cayeron tras quedar eliminados de la Champions, el Eintracht de Fráncfort congregó en el Camp Nou a cerca de 25.000 hinchas, quienes no solo celebraron los tres goles de la victoria de su equipo como si el partido se disputara en Alemania, sino que desde su pitada al himno azulgrana se apoderaron de unas gradas en las que los culés parecían minoría, además de sentirse intimidados.

"Lo que ha pasado hoy en las gradas del Camp Nou es una vergüenza", dijo Joan Laporta, máximo responsable de que hasta 7.800 culés vendieran sus abonos a aficionados rivales, por más que echara la culpa a la directiva anterior. "No puede volver a ocurrir y es indignante. Me siento avergonzado. Es humillante", añadió el presidente del Barça, mientras que el ya entonces entrenador azulgrana, Xavi Hernández, reconoció que "parecía una final en un campo dividido". El revuelo fue tal que, cuatro días después, con motivo de la visita del Cádiz, las cuatro peñas que integran la Grada d'Animació no acudieron al coliseo azulgrana. Tras calificar lo vivido como una "humillación social que nunca olvidaremos", de nada sirvió que desde el club les pidieran que reconsideraran su postura.

Foto: Xavi y Rubiales, en el homenaje de AFE al catalán. (EFE/Miguel Ángel Polo)

Siendo, efectivamente, vergonzoso y humillante, lo más curioso de lo sucedido en el partido ante el Eintracht es que, en lugar de pensar por qué tantos culés decidieron vender sus abonos a aficionados del equipo rival, ahora resulta que los dirigentes del FC Barcelona han decidido no permitir entrar al Camp Nou a aficionados rivales con camisetas, bufandas o banderas de su equipo. Según informó el diario Marca, la razón tiene que ver con la lucha contra la violencia en el fútbol. Es decir, si el partido ha sido declarado de alto riesgo o si el coordinador de seguridad cree que es lo más aconsejable, algo que, por otro lado, no tiene nada de novedoso.

Otras fuentes apuntan que esta medida se implantó al principio de la presente temporada, aunque no fue hasta antes del reciente derbi catalán, disputado el pasado 31 de diciembre, cuando el Barça emitió un comunicado en el que avisaba de que no estaría permitida la entrada al Camp Nou de los aficionados del RCD Espanyol con indumentaria del equipo blanquiazul. Ni siquiera a los que iban a ser situados en la zona reservada para la hinchada rival, lo cual levantó una enorme polémica entre los pericos. Hace tiempo que ambos clubes no se intercambian entradas, pero nunca antes se había llegado a este punto, y finalmente el Barça tuvo que recular.

placeholder La afición del Eintracht de Fráncfort, en el Camp Nou. (EFE/Alejandro García)
La afición del Eintracht de Fráncfort, en el Camp Nou. (EFE/Alejandro García)

Expertos en esta materia concluyen que los asistentes a un espectáculo deportivo pueden vestir la indumentaria que crean conveniente, con el único límite previsto en la ley de que esta no incite a la violencia, lo cual, lógicamente, nada tiene que ver con llevar una bufanda o una camiseta de su equipo, sin distinción de cuál sea. Claro que lo más curioso es que, por más que esta medida sea legal, el FC Barcelona no puede imponerla en competiciones europeas, pues la UEFA obliga a reservar, como mínimo, el 5% del aforo y, al menos a día de hoy, tampoco impide a un aficionado del equipo visitante llevar distintivos que lo identifiquen como tal.

Esto es algo que, al menos en circunstancias normales, en el Consejo Superior de Deportes (CSD), que preside José Manuel Franco, no deberían pasar por alto. Como tampoco en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y LaLiga, hasta donde les alcancen sus competencias. Después de ver todas las concesiones que el Gobierno está haciendo a Cataluña, es complicado pensar que se produzca alguna intervención para poner freno a Laporta en su intento de camuflar su incompetente gestión para que el Camp Nou sea única y exclusivamente un escenario deportivo y, por tanto, impere la deportividad.

La polémica, también en la liga femenina

Y es que la cosa no se queda ahí. Las entradas para el próximo enfrentamiento entre el FC Barcelona y el Real Madrid femeninos, correspondiente a la jornada 23 de la Liga F, están agotadas en la página web del club catalán, a pesar de que el partido aún no tiene fijada ni el día ni la hora. Sin embargo, lo que en este caso ha desatado la polémica es el mensaje de advertencia que aparece en el link de compra, en el que se especifica que "está prohibida la compra para aficionados del Real Madrid", lo mismo que ocurre con las del encuentro ante el Atlético de Madrid, que las azulgranas disputan dos jornadas después.

placeholder Partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona de la Supercopa. (EFE/Jero Morales)
Partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona de la Supercopa. (EFE/Jero Morales)

"Se denegará el acceso al estadio a aficionados con vestimenta o emblemas del Real Madrid", continúa el aviso, que también aparece en algunas ocasiones a la hora de adquirir entradas para el choque ante el conjunto rojiblanco. Desde el club catalán señalan que, como en el caso del equipo masculino, es una cuestión de seguridad y que cumplen en todas sus instalaciones y categorías. La temporada pasada, no se permitió la entrada en el Estadi Johan Cruyff a los seguidores con simbología del Sabadell, de ahí que numerosos aficionados del conjunto arlequinado se quejaran del trato recibido e, incluso, algunos denunciaron al club azulgrana.

Foto: Imagen del FC Barcelona-Granadilla Tenerife. (EFE/Toni Albir)

Aunque es cierto que la seguridad es un asunto muy importante y lo sucedido ante el Eintracht marcó un antes y un después para quienes deben velar por ella en el Camp Nou, como bien le han recordado al presidente Joan Laporta desde algún medio editado en la capital catalana, resulta que el club que, en nombre de la libertad de expresión, lamentaba públicamente que la UEFA prohibiera que sus aficionados pudieran exhibir esteladas, ahora hace lo mismo con las camisetas, bufandas o banderas de sus rivales. Con una diferencia importante, y es que mientras estas representan a todos los hinchas de un equipo de fútbol, las esteladas no solo no tienen connotaciones deportivas, sino políticas, y, que se sepa, solo representan a una parte de los catalanes.

El 14 de abril del año pasado, el FC Barcelona vivió uno de los días más negros de su historia. Y no solo a nivel deportivo, sino sobre todo social e institucionalmente hablando. En la vuelta de los cuartos de final de la Europa League, competición en que los azulgranas cayeron tras quedar eliminados de la Champions, el Eintracht de Fráncfort congregó en el Camp Nou a cerca de 25.000 hinchas, quienes no solo celebraron los tres goles de la victoria de su equipo como si el partido se disputara en Alemania, sino que desde su pitada al himno azulgrana se apoderaron de unas gradas en las que los culés parecían minoría, además de sentirse intimidados.

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