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La amenaza de huelga ya planea sobre la liga femenina: las árbitras dinamitaron el camino
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UN SUELDO MÍNIMO DE 20.000 EUROS... EN 2027

La amenaza de huelga ya planea sobre la liga femenina: las árbitras dinamitaron el camino

Las colegiadas pararon el inicio de la Liga F con el respaldo encubierto de su patronal y los clubes se amparan en los gastos arbitrales para no ofrecer más salario a las futbolistas

Foto: Imagen del FC Barcelona-Granadilla Tenerife. (EFE/Toni Albir)
Imagen del FC Barcelona-Granadilla Tenerife. (EFE/Toni Albir)

El pasado miércoles se celebró una nueva reunión entre la Liga F y los cinco sindicatos que negocian el nuevo convenio colectivo del fútbol femenino, en la que quedó patente lo alejadas que están las posturas de la patronal que preside Beatriz Álvarez Mesa, la cual propone una exigua subida del salario mínimo de 16.000 a 18.000 euros esta temporada, a 18.500 en 2024, 19.000 en 2025, 19.500 en 2026 y 20.000 en 2027, muy lejos de los 50.000 de los que públicamente habló la presidenta de Futpro, el sindicato con más representación, aunque no mayoritario, en la mesa de negociación. Normal que la sombra de la huelga ya planee sobre la liga femenina.

En declaraciones a La Vanguardia, Amanda Gutiérrez comentó que "hicimos un estudio muy completo en el que vimos lo que cobraba el personal de los clubes: el que está en las taquillas, el que limpia las butacas, el que reparte las bebidas... y llegamos a la conclusión de que cobran más que las futbolistas, lo cual no se puede consentir". "También analizamos los salarios de otras profesiones, la media de lo que cobran las futbolistas o los ingresos de que dispone la Liga F, y te das cuenta de que no es ninguna locura pedir 50.000 euros", añadió la dirigente de este sindicato, sin contar con la opinión del resto, a saber, AFE, Futbolistas ON, UGT y CCOO.

Foto: La árbitra Loli Martínez, durante el Barcelona-Granadilla. (EFE/Toni Albir)

Consciente o inconscientemente, Amanda Gutiérrez se dejó llevar por el notable aumento salarial logrado por las árbitras tras impedir el inicio de la Liga F, el cual, al igual que los desorbitados gastos arbitrales, lógicamente repercute en los presupuestos de los clubes. De esta forma, llegó a asegurar que "el tema de las árbitras nos ha venido bien, ellas nos han dado una lección de cómo todas juntas han conseguido lo conseguido en poco tiempo", para concluir que "las jugadoras tienen que cobrar más que las árbitras y hemos dejado en evidencia que 16.000 euros no son suficientes para que una futbolista pueda dedicarse solo a esto".

Cabe recordar que, "tras el vergonzante episodio de la primera jornada, que jamás debió haberse permitido", como calificaron desde la Liga F el parón que retrasó el histórico inicio de su competición, las árbitras principales aceptaron la oferta de 25.000 euros anuales y de 16.000 para las asistentes. De ahí que a Gutiérrez le preguntaron si no creía que el beneficioso acuerdo salarial de las árbitras había perjudicado a las futbolistas. "Para mí, en absoluto. Futpro jamás va a negarse a que un grupo de mujeres pelee por mejorar sus condiciones laborales. Las árbitras pusieron en valor su trabajo y ahora les toca a las futbolistas", respondió la catalana.

placeholder Las árbitras Guadalupe Porras, Marta Huertas y Marta Frías. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Las árbitras Guadalupe Porras, Marta Huertas y Marta Frías. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Un boicot que la RFEF no censuró

Este discurso estaría muy bien si detrás de la postura de las árbitras no hubiera estado la Federación Española de Fútbol (RFEF), quien, a través del Comité Técnico de Árbitros (CTA), no dijo nada a la hora de boicotear el inicio de la nueva competición profesional femenina, al igual que incomprensiblemente también hizo el Consejo Superior de Deportes (CSD). Por ello, y salvo que vaya de la mano de Rubiales, resulta difícil de entender que Amanda Gutiérrez diga que "me da igual el empleador", para añadir que "entendemos que una futbolista vale más que esos 25.000 euros que se dijo que cobrarían las árbitras", olvidándose por completo de todos los gastos que tienen afrontar los equipos, nada fáciles de afrontar especialmente para los que no pertenecen a clubes de LaLiga.

Por más que actualmente el fútbol femenino haya recibido un gran impulso económico gracias a la subvención del CSD tras el compromiso de profesionalizar su liga que contrajo la ex secretario de Estado, Irene Lozano, el principal objetivo de sus responsables sigue siendo la sostenibilidad. Del mismo modo que es legítimo proclamar que "hay que pagar como una jugadora profesional", como reclama la presidenta de Futpro, se antoja complicado hablar de que "ya no vale el discurso de lo que ellas generan", pues el profesionalismo es precisamente lo que conlleva, ganar en función de lo que se genera y no de lo que el Gobierno generosamente desembolsa, con el agravio comparativo que ello supone para otros deportes, y no solo los practicados por mujeres.

En otra entrevista, en este caso con FutFem, Amanda Gutiérrez dijo que "no creo que vaya a ser necesaria una huelga porque el discurso ya ha cambiado. Entiendo que cuando se negoció el primero, no siendo la liga profesional, el argumento de que no genera ya no sirve". Sin embargo, y quizás porque precisamente la abogada catalana es una recién llegada a la realidad del fútbol femenino español, a la hora de negociar, junto al resto de sindicatos y no haciendo la guerra por su cuenta, debería tener en cuenta que la Liga F apenas lleva unos meses en funcionamiento, aún le falta estructura y su crecimiento será progresivo.

Foto: Rubiales, con la medalla de campeona del mundo Sub 20.  (EFE/Rodrigo Jiménez) Opinión

Otra cosa es el compromiso adquirido con las futbolistas y las presiones que pueda recibir, de ahí que tras la última reunión con la patronal, en la que esta hizo un planteamiento que, comparado con lo que lograron las árbitras, es cierto que se antoja insuficiente, ya se empezó a hablar de una posible huelga. Las árbitras hicieron la suya, sí, aunque en su caso se tratara de un parón y con la diferencia de que defendiendo a la vez los intereses de su 'patronal', que no es otra que la RFEF a través del CTA. Sin embargo, más que abrir el camino, visto lo visto, lo que hicieron fue dinamitar el que ahora deben recorrer las futbolistas, las grandes protagonistas, además de preparadas, y con muchos años más reivindicando sus derechos.

El pasado miércoles se celebró una nueva reunión entre la Liga F y los cinco sindicatos que negocian el nuevo convenio colectivo del fútbol femenino, en la que quedó patente lo alejadas que están las posturas de la patronal que preside Beatriz Álvarez Mesa, la cual propone una exigua subida del salario mínimo de 16.000 a 18.000 euros esta temporada, a 18.500 en 2024, 19.000 en 2025, 19.500 en 2026 y 20.000 en 2027, muy lejos de los 50.000 de los que públicamente habló la presidenta de Futpro, el sindicato con más representación, aunque no mayoritario, en la mesa de negociación. Normal que la sombra de la huelga ya planee sobre la liga femenina.

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