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El espíritu Nadal o cómo los Hispanos lograron una épica medalla de bronce en el Mundial
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SEGUNDA MEDALLA CONSECUTIVA

El espíritu Nadal o cómo los Hispanos lograron una épica medalla de bronce en el Mundial

La Selección española de balonmano se marchó al descanso con evidentes problemas en defensa que se resolvieron en la segunda mitad. La actuación de Pérez de Vargas, clave

Foto: La Selección española festeja el bronce en el Mundial de balonmano. (EFE/J. Gow)
La Selección española festeja el bronce en el Mundial de balonmano. (EFE/J. Gow)

La Selección española tiró de nuevo de garra para conseguir el segundo bronce consecutivo en el Mundial de balonmano (el tercero de su historia). La primera mitad estuvo muy bien en ataque, pero la defensa estuvo muy lejos del nivel óptimo para conseguir el bronce. Eso lo notó España, cuya mejoría tras el descanso les sirvió para colgarse una nueva medalla en un Campeonato del Mundo (quinta de la historia).

Los españoles se han malacostumbrado, en términos deportivos, a que la Selección se plante en las rondas finales de los torneos con independencia de la disciplina. España, que consiguió su segundo Mundial de balonmano en 2013, ha conseguido medalla en tres de las cinco últimas ediciones. No estar en la lucha por las medallas parece un fracaso, pero ni mucho menos.

placeholder Los Hispanos vencieron a Suecia tirando de orgullo. (EFE/Chema Moya)
Los Hispanos vencieron a Suecia tirando de orgullo. (EFE/Chema Moya)

El equipo reivindicó más que nunca el apodo de los Hispanos, porque no cesaron en la lucha por el partido en ningún momento. Ni siquiera cuando parecía que los suecos se escapaban en el marcador. Hubo un momento en el que la ventaja de los escandinavos alcanzó los cinco goles y ni por asomo se plantearon el abandono. La palabra rendirse no existe en el diccionario de los españoles a la hora de competir.

El éxito de Jordi Ribera

Gonzalo Pérez de Vargas consiguió que el equipo resistiera cuando más necesitaba a su portero. Dos paradas consecutivas fueron vitales para que España recortara la distancia con los escandinavos y estos entraran en pánico. Qué manera de salirse del partido cuando vieron que llegaba el lobo. A diferencia de los españoles, los suecos no supieron reinventarse tras el varapalo. Como ven, la resistencia solo va por barrios.

Jordi Ribera, seleccionador español, merece palabras aparte. Desde que asumió el cargo en 2016, ha sumado dos oros y una plata en los Europeos, dos bronces en el Mundial, otro bronce en los Juegos Olímpicos y un bronce y un oro en los Juegos Mediterráneos. El currículum no está precisamente exento de éxitos en esta etapa al frente del combinado nacional.

Adrián Figueras, autor de nueve tantos, resultó fundamental para el combinado nacional con su movilidad en el frente de ataque. Cada vez que parecía que España volcaría el juego sobre una de las alas, el balón acabó por dentro en el pívot, que fue letal. No había opciones de fallar y él no lo hizo. Eso son los jugadores que todo entrenador quiere en su equipo.

placeholder La felicidad de Los Hispanos tras el triunfo. (EFE/Yoan Valat)
La felicidad de Los Hispanos tras el triunfo. (EFE/Yoan Valat)

El factor sorpresa con Joan Canellas

Ese "vamos", grito tan español en los momentos de dificultad, sirvió para intimidar más que nunca a los suecos. En uno de los goles de Figueras, las caras de los suecos fueron todo un poema. Como la del seleccionador escandinavo, que solo miraba al cielo, con el rostro desencajado, cuando vio que su equipo perdía la ventaja que llevaba. Hay ciertos momentos que cambian el guion. Esto es extrapolable a cualquier circunstancia de la vida, no solo al deporte.

Las apariciones de Joan Canellas desde la izquierda fueron el factor sorpresa que nunca acertaron los suecos en la segunda mitad. La realidad es que la primera parte de Suecia fue tan completa que era difícil pronosticar otro resultado que no fuera la victoria escandinava. Por eso el deporte es tan mágico e imprevisible, porque suceden cosas totalmente inesperadas.

El tiempo empezó a correr y ahí emergió de nuevo Pérez de Vargas para detener la última intentona de Suecia. Lo intentaron hasta el final, pero se encontraron con un equipo que no se rindió en ningún momento. Así es cómo España construyó un nuevo éxito en balonmano. Al más puro estilo Nadal. Es normal que cualquiera tema a los equipos nacional, sean del deporte que sean.

La Selección española tiró de nuevo de garra para conseguir el segundo bronce consecutivo en el Mundial de balonmano (el tercero de su historia). La primera mitad estuvo muy bien en ataque, pero la defensa estuvo muy lejos del nivel óptimo para conseguir el bronce. Eso lo notó España, cuya mejoría tras el descanso les sirvió para colgarse una nueva medalla en un Campeonato del Mundo (quinta de la historia).

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