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Cómo explicar el brusco bajón de Ancelotti en otra segunda temporada en el Real Madrid
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un equipo que se desenchufa

Cómo explicar el brusco bajón de Ancelotti en otra segunda temporada en el Real Madrid

En la segunda etapa de Ancelotti en el Real Madrid y en su segunda temporada, se repiten los problemas de gestión y futbolísticos que inducen a pensar que el equipo puede hundirse

Foto: Carlo Ancelotti con gesto serio. (Efe/Juan Carlos Hidalgo)
Carlo Ancelotti con gesto serio. (Efe/Juan Carlos Hidalgo)

En el mes de enero sucede algo habitual en Carlo Ancelotti. Es el del naufragio del capitán que guía la nave madridista. Pierde conexión con los jugadores, tiene menos claridad en la toma de decisiones, le entran dudas con la gestión de los minutos y condiciona demasiado su trabajo a la preparación física. Le cuesta encontrar el rumbo, acumula tropiezos, entra en las turbulencias y la confusión. El año pasado empezó con una derrota en Liga en Getafe, le siguió otra en la eliminación de la Copa del Rey contra el Athletic y en la Champions contra el París Saint-Germain en la misma semana. Salió a flote y llegaron las gestas en la Champions. En 2015, en su segunda temporada, se hundió. Esta es la inquietud que rodea al entrenador del Real Madrid tras el batacazo en la final de la Supercopa de España. Si se trata de un bajón puntual o se asoma al precipicio.

Ancelotti tiene mala cara. Conoce cuál es la exigencia, la presión y qué le puede suceder si el Real Madrid va a la deriva. Se marchó ofendido de Arabia Saudí. No le gustó que le preguntaran si la derrota contra el Barcelona era una humillación. El italiano pidió respeto. Es un entrenador que cree que merece el crédito después de haber ganado la Liga y la Champions la temporada pasada. Al doble éxito le siguió la Supercopa de Europa de este verano. La inercia, cinco meses después, es otra en la segunda temporada de su segunda etapa. El Real Madrid sufre algo más que un bache puntual con un balance de solo cuatro victorias en los últimos diez partidos. Algo que recuerda al desplome de la segunda temporada en su primera etapa en el banquillo del Real Madrid.

placeholder Busquets y Vinícius en una acción de la final de la Supercopa de España en Riad
Busquets y Vinícius en una acción de la final de la Supercopa de España en Riad

De un primer año excelente a un segundo en descenso. El trabajo y la gestión de Ancelotti está, de nuevo, bajo la lupa por el giro radical que coge el Real Madrid. Del equipo y su espíritu que hizo historia en la Champions no queda nada. La caída es brusca. Ancelotti vuelve a pasar de dar con la tecla en sus primeras temporadas a ir perdiendo el pulso competitivo en las segundas. Son los fantasmas que le persiguen. De ganar la Décima al Atlético de Madrid y la Copa del Rey al Barcelona, en la temporada 2013-14, pasó a quedarse con títulos menores como la Supercopa de Europa contra el Sevilla y el Mundial de Clubes contra San Lorenzo en la 2014-15. Le costó el despido.

El peligroso desplome

Las comparaciones son inevitables. El Real Madrid ha empezado mal el año y entra en una dinámica que recuerda al origen del desplome de Ancelotti en la segunda temporada de su primera etapa. Pasó de ser campeón de invierno en la Liga a ceder terreno. El inicio de 2015 se parece al de 2023. Es el lastre de Ancelotti. El equipo pierde fuelle tras las derrotas contra el Villarreal en la Liga y la final de la Supercopa de España contra el Barcelona. En la Copa del Rey sufrió para superar al Cacereño y este jueves tiene otra final contra el Villarreal en el estadio de La Cerámica. La semana la cierra con el encuentro de Liga en San Mamés contra el Athletic. La inercia es mala y no invita a ser optimistas.

Foto: Rüdiger se lleva las manos a la cabeza en un partido del Real Madrid. (Efe/Sergio Pérez)

Ancelotti vuelve a notar la presión de tener que encontrar los mecanismos para evitar que el equipo se le caiga. El Real Madrid pasa de ser infalible en las finales a dar una imagen pobre, de fragilidad y sin carácter. Lo grave es cómo perdió contra el Barcelona. Sin competir. Los regalos defensivos penalizan a un equipo que transmite indolencia y no hay atisbos de la rebeldía de la pasada temporada. Los síntomas son preocupantes después de ver a un Real Madrid con poca resistencia, sin espíritu combativo y señales de agotamiento. El Mundial no sirve de coartada al entrenador. El Real Madrid se fue al parón con dudas por la derrota en Vallecas, el empate contra el Girona en el Bernabéu y sufriendo para ganar al Cádiz en casa.

Ancelotti no evita que se le vuelva a cuestionar en otra segunda temporada por una caída prolongada de rendimiento y resultados. Ya no gana ni jugando mal. Se niega a aceptarlo. Antes de la final del Clásico en Riad dijo que los jugadores no tienen la tripa llena. Después tiró de orgullo y hace una apuesta: "Volveremos". Lo que tiene que empezar por recuperar es la actitud de los jugadores. Xavi le dio una lección de cómo enchufar a los suyos. El técnico del Barcelona les convenció para competir con intensidad y agresividad. Ancelotti tiene que escuchar a Fede Valverde. El uruguayo sí habló de la falta de actitud para volver a ser campeones.

Un equipo irreconocible

Cambiamos vergüenza por humillación para que Ancelotti abra los ojos de los males que tiene su Real Madrid. Es la sensación que queda por el meneo que le dio Xavi y que pudo ser más grave si no es por el acierto de Courtois. Este Real Madrid es irreconocible y no se parece en nada al campeón de Liga y de Europa. Le han dado un baño. A Ancelotti le corresponde sacar el juego del Madrid del bochorno del Clásico. No tiene toda la culpa de los regalos que hacen sus jugadores, pero sí es el responsable de un desbarajuste colectivo y generalizado.

El Real Madrid no puede pretender ganar con la ley del mínimo esfuerzo y los errores en los goles de la final contra el Barça se vienen repitiendo en los últimos partidos. Esto compete al entrenador. Es el que tiene que perfeccionar el sistema de juego compacto y que los jugadores eleven la atención, intensidad y eficacia. Las notas se ponen en junio, pero en enero, el Real Madrid suspende en todas las líneas menos en la portería. Si no mejora de forma urgente, la segunda parte de la temporada se le puede hacer dura. A principios del mes de febrero compite por el Mundial de clubes y en un mes tiene el enfrentamiento de Champions contra el Liverpool.

placeholder Ancelotti y sus jugadores tras perder el Clásico de Arabia Saudí
Ancelotti y sus jugadores tras perder el Clásico de Arabia Saudí

Lo de enterrar al Real Madrid ya se sabe que no es buena idea y que en situaciones límites es capaz de renacer. Es pronto para darle por muerto, pero los análisis de sus últimos partidos son los de un equipo con serios problemas futbolísticos por resolver con urgencia. El Clásico es un serio toque de atención y el mensaje del entrenador a sus jugadores consiste en que hay que volver a jugar como un equipo sólido y no hacer regalos.

Los aficionados del Real Madrid pasan vergüenza cuando su equipo no le pone ganas y no compite con la garra que le hace único en los partidos grandes. El espíritu guerrero lo vio en Gavi, un chico de 18 años, que devoró al Madrid. La casta y la rebeldía la puso el equipo de Xavi. La Supercopa de España la ganó el equipo que más la necesitaba. Cierto. Pero la imagen de la derrota es lo que duele, el cómo se produjo. Esto da que hablar de humillación o vergüenza y de las peligrosas segundas temporadas de Carlo Ancelotti.

En el mes de enero sucede algo habitual en Carlo Ancelotti. Es el del naufragio del capitán que guía la nave madridista. Pierde conexión con los jugadores, tiene menos claridad en la toma de decisiones, le entran dudas con la gestión de los minutos y condiciona demasiado su trabajo a la preparación física. Le cuesta encontrar el rumbo, acumula tropiezos, entra en las turbulencias y la confusión. El año pasado empezó con una derrota en Liga en Getafe, le siguió otra en la eliminación de la Copa del Rey contra el Athletic y en la Champions contra el París Saint-Germain en la misma semana. Salió a flote y llegaron las gestas en la Champions. En 2015, en su segunda temporada, se hundió. Esta es la inquietud que rodea al entrenador del Real Madrid tras el batacazo en la final de la Supercopa de España. Si se trata de un bajón puntual o se asoma al precipicio.

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