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Al Real Madrid le toca el Gordo con Benzema: doblete al Athletic en siete minutos (1-2)
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Al Real Madrid le toca el Gordo con Benzema: doblete al Athletic en siete minutos (1-2)

El Real Madrid se hace fuerte en el liderato con dos goles de Benzema en un inicio espectacular en San Mamés. El francés demuestra su eficacia en Bilbao

Foto: Benzema celebra un gol al Athletic en San Mamés. (Reuters/Vincent West)
Benzema celebra un gol al Athletic en San Mamés. (Reuters/Vincent West)

No es suerte. Se llama talento y voracidad. Lo que hizo Benzema en los siete primeros minutos en San Mamés fue algo gordo. Sucede en el mismo día que el sorteo millonario para los españoles hace felices a muchas personas que tenían el décimo premiado. En el Real Madrid también cayó el Gordo. Fue, como decimos, con el inicio demoledor de partido que tuvo el delantero francés. Marcó dos goles en menos de siete minutos. Para ser más exactos en seis minutos y 33 segundos. De los dos, el primero es una maravilla con un golpe de rosca desde una esquina del área para colar la pelota en el poste más lejano. No pudo hacer nada Agirrezabala, el portero del Athletic que está jugando por Unai Simón (uno de los tantos infectados por el covid).

Karim Benzema marcó en el minuto cuatro un gol que es una obra de arte. El segundo fue ya dentro del área en una jugada conducida por Hazard. La pelota salió rebotada de Unai Nuñez y ahí estaba Benzema con el gatillo para volver a golpear. Cuando parecía que lo habíamos visto todo de Benzema, no deja de sorprendernos con sus 34 años recién cumplidos. Contra el Cádiz, en el Bernabéu, no pudo festejar la fecha señalada. Coincidió en un día espeso y sin puntería. La grada le animó cantando el ‘Cumpleaños feliz’, pero no pudo ser ante su afición. Benzema se dio el festín en Bilbao.

Foto: Camavinga durante el partido de la Champions contra el Inter de Milán. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Con los dos tantos del ‘9’ quedó la sensación de que la noche mágica en San Mamés se la había cargado Benzema. No fue así. Reaccionó el Athletic y se metió en el partido con un zambombazo de Sancet, desde la frontal del área, al que no llegó Courtois. La pelota pegó en el poste y entró. Camavinga descuidó la marca. El joven francés entró en el once para suplir la baja por sanción de Casemiro. No estuvo atento y el Athletic, a los tres minutos del segundo tanto de Benzema, volvió al partido.

Camavinga, un peleón

Por noches como esta es bonito y maravilloso el fútbol. Había dos equipos lanzados a por la victoria. Dos conjuntos con demasiadas bajas por el dichoso coronavirus. Unos jugadores que decidieron que había que entrar fuerte y con atrevimiento para ganar el partido. En el Real Madrid, la reconstrucción estaba en armar un centro del campo con Camavinga, Kroos y Fede Valverde y que no se notaran las bajas de Casemiro y Modric (con síntomas tras pasar el covid). Camavinga no es Casemiro. Es un jugador potente, físico, intenso, pero la juventud le hace cometer acciones imprudentes. No estaba bien posicionado en el gol de Sancet y pegó dos pisotones (Muniain y Zarraga) que le pudieron costar la tarjeta amarilla. No se libró. En el 61’ se la enseñaron por agarrón a Muniain.

Al Madrid le sentó fenomenal el acierto de Benzema. Tras el gol del Athletic, el plan volvió a ser el que más gusta a Ancelotti. Se echó atrás, replegó y buscó salir al contragolpe. Hazard, que jugaba su segundo partido consecutivo en tres días, confirmó que está más rápido. Corrió mucho por la banda derecha, pese a que no es su zona preferida. Hizo daño y dio un pase atrás que pudo ser el tercer gol de Benzema. Lo evitó De Marcos. En el tramo final del partido pudo hacer el tercero.

Todo esto sucedió en una vertiginosa primera parte. Tras el descanso, los dos equipos decidieron que no se podían correr más riesgo y tomaron precauciones. Mejores vigilancias, más control y pausa. Este ritmo de partido lento le favorecía a los de Ancelotti. En el Athletic no querían más sustos, un tercer tanto que pusiera todo más cuesta arriba, y se replegó para no dejar espacios. El equipo que perdía la pelota, se parapetaba. Todo era ya más previsible. Bajó la peligrosidad en las áreas.

El Athletic, sin colmillo

El primer error de cálculo lo cometió Lucas Vázquez en una entrega de la pelota a Sancet. Le dejó perfilado al área de Courtois. Sancet pasó a Iñaki Williams y el disparo del delantero pasó ajustado a la portería del belga. Se animó el partido. Apretó el Athletic, más intenso y decidido a subir la presión para hacerle un partido incómodo al Real Madrid. Es la fase donde el líder echó de menos a Casemiro y Modric para dar salida al balón y estirar al equipo. Le tocó al Madrid tirar de oficio, apretar los dientes para aguantar el botín. Renunció a darle profundidad al juego, a las acciones directas, la verticalidad y quiso dormir el partido con más posesión de la pelota. Un Real Madrid conservador. En modo resistencia.

En el Athletic faltó gol. Lo intentó Raúl García con un disparo lejano que se fue arriba cuando el partido entraba ya en los últimos quince minutos. Los hermanos Williams tuvieron la ocasión del empate en un centro de Nico desde la derecha al que no llegó a rematar Iñaki. Con el Athletic volcado, apareció la acción que buscaba el Real Madrid. Un contraataque entre Vinícius, Benzema y Hazard que finalizó el belga con un zurdazo que desvío abajo Agirrezabala. Ahí pudo cerrar el partido.

Quedó abierto y volvió la amenaza con un pase de Iñaki a Nico Williams que detuvo Courtois en su salida con los dos pies. Los dos porteros ya eran decisivos para sus equipos. Aguantó el Madrid. Da un golpe de líder en San Mamés y Benzema salió con aplausos del público que reconoció su talento.

No es suerte. Se llama talento y voracidad. Lo que hizo Benzema en los siete primeros minutos en San Mamés fue algo gordo. Sucede en el mismo día que el sorteo millonario para los españoles hace felices a muchas personas que tenían el décimo premiado. En el Real Madrid también cayó el Gordo. Fue, como decimos, con el inicio demoledor de partido que tuvo el delantero francés. Marcó dos goles en menos de siete minutos. Para ser más exactos en seis minutos y 33 segundos. De los dos, el primero es una maravilla con un golpe de rosca desde una esquina del área para colar la pelota en el poste más lejano. No pudo hacer nada Agirrezabala, el portero del Athletic que está jugando por Unai Simón (uno de los tantos infectados por el covid).

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