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Camavinga, sobrado a sus 18 años para tirar la puerta abajo en el Real Madrid
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Camavinga, sobrado a sus 18 años para tirar la puerta abajo en el Real Madrid

Eduardo Camavinga tiene una personalidad fuera de lo común, el vigor que gusta a los entrenadores y una frescura superior a varios de los jugadores que están en la plantilla

Foto: Eduardo Camavinga durante el partido contra el Valencia en Mestalla. (Efe)
Eduardo Camavinga durante el partido contra el Valencia en Mestalla. (Efe)

El chaval tiene el mismo descaro fuera del campo que dentro porque llegar el primer día al Real Madrid, con 18 años, y decirle al entrenador que le ponga ya puede parecer una sobrada. A Ancelotti le gustó echarse a la cara a un adolescente con seguridad en sí mismo y tomó nota. “Estoy preparado para jugar ya” es lo que le comunico Eduardo Camavinga a Carlo Ancelotti, el 8 septiembre, tras conocerse personalmente. Efectivamente, tiene unos aires de superioridad impropios para su edad, que apabullan al cuerpo técnico y están comprobando sus compañeros en el vestuario.

El chico le echa cara en sus inicios en el Real Madrid. Pidió entrenar después de la presentación, insistió que llegaba en buena forma física para jugar y el entrenador le dijo que tenía que verle junto con su preparador físico Antonio Pintus. Camavinga impresionó al cuerpo técnico en los entrenamientos por la agresividad con la que iba a las disputas. Sabiendo que tiene energía porque es joven y está hipermotivado, valoraron los rasgos de su personalidad. Hizo ver, nada más llegar, que estaba para jugar el siguiente partido y entró a competir con el grupo sin ningún complejo de inferioridad.

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Camavinga sorprende en el Real Madrid porque no es tímido. Tiene una personalidad fuera de lo común, el vigor que gusta a los entrenadores y una fuerza superior a varios de los jugadores que están en la plantilla. Por encima de Hazard, Isco y Marco Asensio en estos momentos. Esto lo confirma Pintus, el jefe de la parcela física.

Cambia la dinámica

Así de fácil se lo puso Camavinga a Ancelotti en sus primeros días en el Madrid. En tan poco tiempo se ha convertido en un jugador que cambia la dinámica del juego y con el que van a tener que subir el nivel competitivo los compañeros, estar más despiertos, si quieren tener más minutos porque el francés muerde. Se ha convertido en el jugador número 12 para el cuerpo técnico y si no fue el primer cambio en Mestalla se debió a la lesión de Carvajal. Hubo que tirar de Lucas Vázquez.

El revulsivo de Ancelotti para ganar en profundidad, frescura y adelantar las líneas del equipo fue meter a Camavinga. Se impuso por el despliegue físico, la cantidad de metros que recorre y abarca, y la verticalidad del juego. Salió al campo junto a Isco y no solo demostró tener energía, sino, además, tener inteligencia táctica (posicionamiento y repliegue) para desactivar las acciones de contraataque del equipo de Bordalás. Resulta sorprendente que un chico con esta inexperiencia y que es un recién llegado se eche al equipo a sus espaldas en un partido de alta intensidad y presión como la remontada contra el Valencia.

placeholder Camavinga celebra su primer gol con el Real Madrid junto a Miguel Gutiérrez y Vinicius. (Efe)
Camavinga celebra su primer gol con el Real Madrid junto a Miguel Gutiérrez y Vinicius. (Efe)

Pero si Ancelotti no ha querido respetar los plazos de adaptación y deposita su confianza en él, en tan poco tiempo, es porque ve un futbolista con una velocidad, potencia y capacidad de recuperación de los esfuerzos que no tiene en estos momentos ninguno de sus centrocampistas. Ni Casemiro, al que le pesan los partidos con su Selección de clasificación para el Mundial de Qatar y los sobreesfuerzos realizados contra el Celta, Inter y Valencia.

Sin adaptación

Eduardo Camavinga ha entrado con buen pie al Real Madrid con actuaciones convincentes en dos partidos de nivel: en San Siro, contra el Inter, y en Mestalla, frente al Valencia. Lo consigue porque entiende que la mejor manera de tirar la puerta es no ser tímido ante el entrenador ni tener que pedir permiso a los compañeros para coger la pelota en los entrenamientos y asumir responsabilidades. En el club recuerdan la anécdota de Raúl González Blanco, recién subido por Jorge Valdano al primer equipo. “Si quieres ganar, ponme en el once”, le dijo Raúl al entrenador. Camavinga tiene este aire de sentirse capaz de todo y no querer saber nada de plazos de adaptación.

El chico ha entrado muy fuerte con un gol en su debut, una asistencia contra el Inter de Milán y sujetando al equipo en la fase de la remontada contra el Valencia con Isco solo en el centro del campo. Ya no estaban los tres que empezaron (Casemiro, Modric y Fede Valverde). Carlo Ancelotti habla de un espíritu indomable para referirse a la reacción en Mestalla y la lucha de los que estaban en el césped. Camavinga hizo de motor en el centro del campo y tenía por delante a Rodrygo, Vinicius, Jovic y Benzema. Había que multiplicarse para atacar y tapar los espacios.

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Juega por su agresividad y así lo reconoce Ancelotti, que le gusta decir que el césped es el juez, y cuando le preguntan por la remontada en Valencia lo tiene muy claro: “No hemos ganado por la calidad. Hemos ganado por el espíritu. Pongo frescura en el campo y tenemos el control del partido”. Esa frescura la da Vinicius arriba y ahora Camavinga en el centro del campo. Esa actitud de ‘sobrado’ que definen en el Madrid gusta a un entrenador que quiere futbolistas que estén a un alto nivel físico y desborden el entusiasmo con el que juega el joven francés.

En lo personal es un chico alegre, que tiene a Benzema como guía para conocer lo que significa jugar en el Real Madrid y que decide irse a vivir, provisionalmente, a un hotel cerca del Bernabéu. Sale a pasear y se para a hacerse fotos y firmar autógrafos. No se ha quedado en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Llega a los entrenamientos conduciendo el coche. Como si estuviera años viviendo en la capital y conociera el club cuando apenas lleva dos semanas.

El chaval tiene el mismo descaro fuera del campo que dentro porque llegar el primer día al Real Madrid, con 18 años, y decirle al entrenador que le ponga ya puede parecer una sobrada. A Ancelotti le gustó echarse a la cara a un adolescente con seguridad en sí mismo y tomó nota. “Estoy preparado para jugar ya” es lo que le comunico Eduardo Camavinga a Carlo Ancelotti, el 8 septiembre, tras conocerse personalmente. Efectivamente, tiene unos aires de superioridad impropios para su edad, que apabullan al cuerpo técnico y están comprobando sus compañeros en el vestuario.

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