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Koeman está en peligro: el Barcelona más vulgar, goleado por el Bayern (0-3)
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la imagen de un equipo sin ideas

Koeman está en peligro: el Barcelona más vulgar, goleado por el Bayern (0-3)

El Barcelona sufre una dura derrota en su estreno de la Champions contra el Bayern de Múnich en el Camp Nou. Koeman, que tiene una guerra fría con Laporta, queda señalado

Foto: Koeman, durante el partido contra el Bayern de Múnich. (EFE)
Koeman, durante el partido contra el Bayern de Múnich. (EFE)

El Barcelona sigue en la nada. La goleada del Bayern de Múnich en el Camp Nou es una derrota dura por la imagen de un equipo ramplón y miedoso. Antes del partido ya se asumía la inferioridad y se miraba al banquillo. Venía de la nada. De echar a Messi porque no le puede pagar, de quitarse de encima a Griezmann porque, según Laporta, no encaja. De pedir a los capitanes un importante esfuerzo para que se rebajen los sueldos, de fichar a un descarte del Sevilla (Luuk de Jong) y también de quedarse con Koeman porque no había dinero para darle el finiquito ni otro candidato al banquillo. Existe un clima de guerra fría entre Laporta y Koeman, una lucha de poder, en la que el presidente sugiere que hay que recuperar la esencia del juego atractivo y a ciertos jugadores (Riqui Puig, es un caso). Koeman responde, en un medio de comunicación de su país, que gracias a él el Barcelona tiene futuro. Puede que no sea con él en el banquillo.

Conviene recordar todo esto porque el primer partido en la Champions le enfrentó, para más dificultades y morbo, con el Bayern de Múnich. El equipo alemán que le trituró con un 2-8 en Lisboa y aceleró el tsunami institucional. Con todo esto, el Barcelona de Koeman, salió con tres centrales (Eric García, Piqué y Araujo), dos laterales (Alba y Sergio Roberto), tres centrocampistas (Busquets, Pedri y Frenkie de Jong) y dos delanteros (Memphis y Luuk de Jong). La alineación y la propuesta era demasiado defensiva y esto es lo que le puede costar el puesto a Koeman. El técnico holandés reclama su poder y el presidente, pese a que manifiesta que mantiene la confianza, es un talibán del 'cruyffismo'.

Foto: Puigdemont, Laporta y Florentino, en el palco del Camp Nou. (EFE) Opinión

Acaba de empezar la temporada, hay que perfeccionar los automatismos y coger vuelo. Pero el partido del Barcelona contra el Bayern de Múnich es un aviso. Este equipo no está para aspirar a la Champions. Salió fuerte, intenso, con un espíritu de sacrificio colectivo para ser un equipo rocoso. Hizo todo lo posible para incomodar al Bayern, para minimizar daños y equilibrar el partido. Pero en el Camp Nou no puedes ofrecer esta imagen vulgar. Fue un equipo atemorizado.

Ni un disparo a portería

El Barça no consiguió disparar a la portería de Neuer. La razón es bien simple. Jugó con miedo, metido en su campo, protegido con los tres centrales y sin tener el control de la pelota porque no existió el centro del campo. Fue un equipo demasiado defensivo, ramplón y esto lo vieron los casi 40.000 aficionados que asistieron al Camp Nou. La afición tiene paciencia, aunque en la grada apareció una pancarta que decía: “Koeman out”. No quieren ver que su Barcelona es un equipo pequeño. Piden rebeldía.

El esforzado ejercicio de supervivencia duró 33 minutos. Desde el pitido inicial hasta este el gol de Müller estuvo dominado por el equipo alemán. Y así fue todo el partido. Un monólogo alemán. Cuando necesitó pisar el acelerador fueron cayendo los goles. El Barcelona, nada de nada. Sin ideas. Impotente. Con la única idea de lanzar una acción de contraataque con la que poder crear peligro. Con Memphis y Luuk de Jong arrancando desde el centro del campo era imposible sorprender. Demasiados metros que correr para dos delanteros que no son explosivos. Sobre todo Luuk de Jong. Ni una sola individualidad sacó del atolladero al equipo culé. Ni los centros perdidos al área desde la banda de Jordi Alba encontraban un rematador.

Llegó el gol de Müller en una jugada desgraciada para Eric García. El disparo, desde fuera del área y sin oposición, pegó en el culo del central del Barça. Desvió la pelota y despistó a Ter Stegen. Un tanto evitable si alguien hubiera cerrado, anticipado o bloqueado el lanzamiento. Pero para este momento el Barcelona ya estaba superado. Había sacado Ter Stegen un balón de gol con una buena mano a disparo de Sané en el 18’. Piqué evitó el tanto de Musiala lanzándose al suelo dentro del área pequeña. El Barça sufrió un tormento con poco por un planteamiento rácano.

Foto: Aleksander Isak se escapa de la entrada de Eric García. (Reuters)

La segunda parte empezó igual. Con dominio y profundidad de un Barcelona que jugó demasiado atrás. Sané pudo hacer el segundo en una combinación con Lewandowski que sacó Ter Stegen con el pie. No se puede decir que el Bayern de Múnich era un rodillo. Sí se puede afirmar que el Barcelona era un flan. Un equipo inseguro, entregado y sin ideas de juego ofensivas.

Pitos en los cambios

Llegó el segundo gol. Otro castigo a un equipo nervioso y cobarde. Lewandowski aprovechó un rechace de un disparo de Musiala que pegó en el poste. El goleador del Bayern remató solo. No había tensión en la defensa. Aparecieron los primeros pitos de la grada. No duraron porque la afición ha sufrido mucho y no quiere hacer más leña. La reacción de Koeman fue quitar del campo a Busquets y Sergi Roberto y meter a dos chavales: Gavi y Yusuf Demir. Hubo pitos para Sergi Roberto.

Los siguientes cambios fueron Mingueza por Eric García y Coutinho por Luuk de Jong. La afición pitó al delantero holandés. El Camp Nou ya se había convertido en un juicio al proyecto de Koeman. El primer disparo de Coutinho, que salió desviado, recibió aplausos. La grada quiere divertirse, valentía y ver más compromiso y talento.

Foto: Bale en el primer partido de Liga contra el Alavés. (Efe)

Se estiró el juego del Barcelona. Pisó el área del equipo alemán y el público lo agradeció con aplausos. Había por delante 20 minutos de partido y al Bayern le valía el resultado. El equipo de Nagelsmann decidió ser conservador y no hacer un destrozo. Koeman acabó el partido quitando a Jordi Alba, muy fatigado, y metiendo al chico del filial, Alejandro Balde (18 años). La grada pide cambios. Laporta se toma su tiempo y habrá que ver si tiene paciencia con un entrenador que no fichó y que le responde en público. El Bayern redondeó la goleada con otro gol de Lewandowski, en el 85', recortando en el área a Piqué.

"El resultado es abultado y jugando en casa es malo. No nos vamos a engañar. En líneas generales me quedo que han entrado chicos jóvenes y hemos dado la cara. Es un año muy complicado y creo que vamos a competir. Ahora hay una diferencia, pero tenemos más gente para ser más competitivos. Ahora es lo que hay", dice Piqué tras la goleada. "Creo que empezamos bien el partido, pero tuvimos problemas para llegar arriba. Tuvimos mala suerte con el primer gol. El Bayern ha demostrado, a día de hoy, ser mejor equipo que nosotros. Jordi Alba estaba enfermo por la noche, Luuk de Jong era su primer partido, los cambios que hemos hecho... Es lo que hay. La gente joven tiene futuro y lo veremos en dos o tres años. Vamos a recuperar gente. Entonces será diferente que hoy en día", afirma Ronald Koeman. La esperanza es que se recuperen pronto Ansu Fati, el Kun y Dembéle.

El Barcelona sigue en la nada. La goleada del Bayern de Múnich en el Camp Nou es una derrota dura por la imagen de un equipo ramplón y miedoso. Antes del partido ya se asumía la inferioridad y se miraba al banquillo. Venía de la nada. De echar a Messi porque no le puede pagar, de quitarse de encima a Griezmann porque, según Laporta, no encaja. De pedir a los capitanes un importante esfuerzo para que se rebajen los sueldos, de fichar a un descarte del Sevilla (Luuk de Jong) y también de quedarse con Koeman porque no había dinero para darle el finiquito ni otro candidato al banquillo. Existe un clima de guerra fría entre Laporta y Koeman, una lucha de poder, en la que el presidente sugiere que hay que recuperar la esencia del juego atractivo y a ciertos jugadores (Riqui Puig, es un caso). Koeman responde, en un medio de comunicación de su país, que gracias a él el Barcelona tiene futuro. Puede que no sea con él en el banquillo.

Joan Laporta Gerard Piqué
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