Las minicrisis de Zidane: fallos en el sistema, elección de jugadores y fatiga mental
Estamos ante el Zidane más confuso para tener un plan con el que dominar los partidos. El que se equivoca corrigiendo lo que funciona y se frustra por las deficiencias de la plantilla
Zidane no atina con un planteamiento que tenga superioridad y sirva para contrarrestar al rival de principio a fin o en un alto porcentaje del partido. Influyen la cantidad de lesiones, con las que ha tenido que ir modificando la estrategia, pero también la elección de jugadores y la lectura del partido que hagan posible que el juego del Real Madrid tenga continuidad y sea consistente en las áreas. De esta manera se puede explicar también por qué el técnico no se quejó de la polémica mano de Felipe en el derbi. Para Zidane hay que hacer más autocrítica, desde todos los ámbitos del club, que desviar la atención con los errores arbitrales. Él adoptó esta postura. Butragueño eligió poner el foco en una especie de persecución arbitral del colegiado Hernández Hernández.
Lo que está atravesando Zidane es una mini-crisis, que también es producto de una fatiga mental e influye en sus estados de ánimo. Cogió perspectiva durante la cuarentena que guardó por el coronavirus. Un tiempo que sirvió para hacer una pausa, reflexionar y ordenar sus ideas. Apareció el desgaste y un carácter irascible de una gestión totalmente diferente a todo lo que ha vivido en las dos etapas que lleva el banquillo. La persona tranquila, templada puso el grito en el cielo con esa rueda de prensa reivindicativa de elevado tono. Con mensajes que parecían reproches a la prensa, pero tenían como destinatario al club. Pidió respeto para su trabajo y la plantilla.
Zidane también se pregunta qué más puede hacer para mejorar a su equipo y recuperar la mejor versión de los futbolistas. No consigue estar acertado. Manifiesta dudas y están motivadas por los escasos recursos, lo inevitable de exprimir a los veteranos y la ausencia de calidad. Estamos ante el Zidane más plano y confuso. El que se equivoca corrigiendo lo que funciona y frustrándose por las deficiencias de la plantilla. Su quebradero de cabeza, el rompecabezas que le lleva a cometer fallos en el sistema, en la elección de los jugadores y la fatiga está provocado, en gran parte, por la nula aportación de los atacantes. Inofensivos en ataque y frágiles en defensa. El único que ofrece garantías es Benzema, con el que no hubo más remedio que acelerar su regreso para que estuviera en el derbi. Con Hazard hay miedo a una nueva recaída.
Casemiro arregla los desajustes
Los cambios siempre apuntan a los de delante. Lo más repetido y habitual es ver salir a Marco Asensio del campo y que entre otro que sirva de revulsivo. El balear ha sido sustituido en los últimos seis partidos, sin hacer un solo gol, y el entrenador cada vez recorta más su estancia en el césped. En el derbi se fue en el minuto 59 del campo. Zidane ha probado de todo en ataque con Marco Asensio, Vinicius, Mariano, Hugo Duro y Rodrygo. No ha conseguido nada más que llevarse decepciones que provocan el cambio del sistema por la falta de profundidad y contundencia. Utiliza, como recursos a la desesperada, las subidas de Casemiro, los centros al área y los disparos desde fuera del área.
Las dudas se han instalado en el juego y esto es lo que no quiere Zidane. Necesita un equipo más seguro y convencido. No lo está consiguiendo con los continuos cambios de sistemas y jugadores. Ha pasado de utilizar a Isco como titular a no darle ni un solo minuto en el derbi y preferir a Fede Valverde recién recuperado de una lesión. Ha necesitado cuatro centrocampistas para equilibrar el partido contra el Atlético porque no funcionaba el juego por las bandas.
El Real Madrid lleva pasando demasiados apuros en los últimos cuatro partidos. En cada uno de ellos (Valladolid, Atalanta, Real Sociedad y Atlético) tan solo ha sido capaz de marcar un gol y solo en los dos primeros le sirvió para ganar. En todos, el gol ha llegado pasado el minuto 80. Sacar un partido adelante está suponiendo demasiada confusión táctica, esfuerzos individuales y movimiento de jugadores desde el banquillo para un entrenador que no acierta con el mejor sistema con el que estructurar el bloque y sacar el máximo rendimiento individual y colectivo.
Contra el Atalanta se quedó sorprendido de que Mendy finalizara una jugada de estrategia que no le correspondía. En el partido ante la Real Sociedad asumió el error de haber rectificado el sistema, en el segundo tiempo, para poner a Casemiro como tercer central cuando la primera parte había sido superior al equipo donostiarra. Lo justificó por la infructuosa presión que estaban haciendo los de delante. Debilitó la estructura poniendo a los laterales más cerca de los centrocampistas. En el derbi renunció, de salida, a llevar la iniciativa y cedió la pelota al equipo de Simeone. Cada vez son más partidos en los que Courtois está siendo el jugador más determinante para arreglar los fallos de sistema que comete su entrenador y los de algunos de sus compañeros.
Las otras tres crisis
La sonrisa ha desaparecido en el técnico francés desde hace un tiempo por esa preocupación para recuperar una dinámica de un equipo que tiene que ser más fiable y solvente en el tramo decisivo de la temporada. ¿Dónde está la mejoría competitiva? La primera crisis fue con las derrotas consecutivas (Cádiz y Shakhtar) en Liga y Champions. La segunda con otra doble derrota (Alavés y Shakhtar). La tercera con la eliminación de la Supercopa de España (Athletic) y Copa del Rey (Alcoyano). Esta es la cuarta de una temporada marcada por la irregularidad y los continuos contratiempos.
El domingo, tras la disputa del derbi, se convirtió en el segundo entrenador del Real Madrid con más partidos igualando a Vicente del Bosque. El balance es de 161 victorias y 11 títulos en 246 encuentros. Del pasado no puede vivir Zidane y en el presente está pendiente de cómo mejorar el equipo y, como principal objetivo, poder superar los octavos de final de la Champions.
Zidane no atina con un planteamiento que tenga superioridad y sirva para contrarrestar al rival de principio a fin o en un alto porcentaje del partido. Influyen la cantidad de lesiones, con las que ha tenido que ir modificando la estrategia, pero también la elección de jugadores y la lectura del partido que hagan posible que el juego del Real Madrid tenga continuidad y sea consistente en las áreas. De esta manera se puede explicar también por qué el técnico no se quejó de la polémica mano de Felipe en el derbi. Para Zidane hay que hacer más autocrítica, desde todos los ámbitos del club, que desviar la atención con los errores arbitrales. Él adoptó esta postura. Butragueño eligió poner el foco en una especie de persecución arbitral del colegiado Hernández Hernández.