"No me voy": Riqui Puig se encastilla en el Barça pese a las presiones para que salga
Para Koeman ha sido más sencillo quitarse de encima a Luis Suárez, Rakitic y Arturo Vidal que convencer a Riqui Puig de que no cuenta con él
Dos veces le ha dicho Riqui Puig a Koeman que no se marcha del Barcelona, pese a que el entrenador insista a Carles Tusquets, presidente de la Junta Gestora del club, y presione con sus declaraciones al canterano en la sala de prensa. Una fue en septiembre, antes de la celebración del Trofeo Joan Gamper. La otra, esta semana tras marcar el gol del triunfo en el partido contra la Real Sociedad. Koeman pincha en hueso con un chico que presume de ser socio del Barcelona desde los cuatro años y que tiene en su padre Carlos (exfutbolista que jugó en el Terrasa) a su mejor asesor.
Riqui Puig no es fácil de convencer si tratan de sacarle del Barça porque entre sus planes está esperar a que haya cambios en el club y pueda llegar Xavi Hernández de entrenador. Con él, tiene esperanzas de poder tener otro rol en la plantilla y jugar más minutos que con Koeman.
Al mal tiempo buena cara, es la táctica que adopta Riqui Puig delante de Koeman. Ahora, además, coge protagonismo, por pequeño que pueda parecer, tras el gol de penalti a la Real Sociedad en la semifinal de la Supercopa de España. “Soy un chaval bastante feliz que, aunque no juegue, me van bien las cosas. Tengo la familia, tengo salud y la verdad es que no me puedo quejar de nada. Si Ronald me da algún minuto, lo agradeceré y lo aprovecharé y si no, pues seguiré trabajando. Me ha costado muchos años llegar al primer equipo y ahora que estoy aquí no voy a tirar la toalla nunca”, soltó Riqui Puig en ‘Movistar’ tras el encuentro contra la Real Sociedad. Podía haberse reivindicado. Pero no. Está bien aleccionado y sabe qué decir y hacer en cada momento.
Con lo poquita cosa que aparenta por su aspecto físico menudo y lo fuerte y lo claro que tiene las ideas, se podría decir que va a ser imposible que salga del Barcelona. Riqui Puig ganó un batalla particular con el gol del triunfo en los penaltis que clasificaron al Barça para la final de la Supercopa de España. Hay que tener agallas para ofrecerse voluntario como el quinto lanzador cuando su situación deportiva no es favorable. El canterano cogió la palabra del entrenador. “¿Quién tira el último penalti para ganar?”, preguntó el técnico para completar el papelito en el que había apuntado los cuatro primeros lanzadores. Riqui Puig levantó la mano. Lo pidió. Había otras opciones como el veterano Jordi Alba o uno de los fichajes, Trincao. Riqui estuvo vivo. Tuvo atrevimiento.
Koeman no quiere a Riqui
Si lo llega a fallar, lo crujen. Lo marcó y celebró casi en solitario porque los compañeros corrieron a hacer una piña con Ter Stegen. El portero alemán merecía los abrazos. Había sido el mejor durante el partido y detuvo dos lanzamientos. El penalti ganador de Pedri quedó solapado por Ter Stegen. Lo que no quiere decir que experimentara una satisfacción tan gratificante como hace meses no vivía desde que está en el primer equipo azulgrana.
A Koeman no le sirve Riqui Puig. Si jugó contra la Real Sociedad es porque se dieron una serie de circunstancias demasiado favorables. Coutinho está lesionado, los problemas musculares de Messi y que Pedri estuviera fundido propiciaron que fuera uno de los recambios para dar aire al equipo en la prórroga. Lo que no podía imaginar el entrenador es que al chico que abrió las puertas el verano tuviera la personalidad de colarse en el papelito de los penaltis como el último lanzador.
Ronald Koeman da poca bola a Riqui. No encuentra su encaje en la estructura de un equipo que tiene cubierta la posición de futbolistas que se mueven entre líneas (Messi, Pedri, Coutinho y Griezmann). Pero sobre todo, lo que necesita el entrenador es que salga para poder dejar hueco a otro fichaje que lleva pidiendo desde que Bartomeu estaba en la presidencia. Es el delantero del Lyon, Memphis Depay. Si no sale Riqui Puig, la Junta Gestora dice que no hay margen económico para hacer incorporaciones.
Hace un mes, antes del partido contra el Levante, preguntaron al entrenador holandés qué sucedía con Riqui Puig para que no tuviera minutos. “No me gusta individualizar sobre un jugador. Un entrenador analiza el sistema, los futbolistas… Y en función de este análisis hace el equipo. Hay más de veinte futbolistas”, empezó contestando Koeman, con rodeos, hasta que se delató: “Si un jugador no está, es por algo”.
Hay que irse hasta el mes de septiembre para entender qué quiso decir Koeman con esto de ‘si un jugador no está, es por algo’. Antes de la disputa del Trofeo Joan Gamper, el 19 de septiembre, Koeman mantuvo una reunión con Riqui Puig en la que dejó claro que tenía que salir del Barça para jugar más minutos porque si se quedaba lo iba a tener complicado. El chico se negó. Arriesgó y dijo que confiaba en sus posibilidades. Koeman empezó dejándole fuera de la lista de convocados para el Trofeo Joan Gamper y en los meses siguientes no suma ni 90 minutos entre todos los partidos de Liga y Champions.
No consiguió que saliera en el mercado de verano. Koeman ha hecho un nuevo intento en esta ventana de invierno. Hace diez días, el 5 de enero antes del partido en San Mamés contra el Athletic de Bilbao, el holandés confirmó en rueda de prensa que ha presentado una lista de bajas y posible fichajes al club. En la lista negra sigue Riqui Puig. “Cualquier entrenador mira siempre en el mes de enero como se puede mejorar la plantilla, como yo. Lo único que he hecho es poner un plan de bajas y una lista de gente por si se les puede traer. Depende del club. Si no es posible, contaré con los mismos”, en otro claro mensaje para que lo capte el canterano. No jugó ni un solo minuto contra el Athletic.
Para Koeman ha sido más sencillo quitarse de encima a Luis Suárez, Rakitic y Arturo Vidal que convencer a Riqui Puig de que no cuenta con él. Lo extraordinario es que lo tenga que utilizar como último recurso y se encuentre con que no solo no defrauda sino que asume la responsabilidad de coger la pelota para lanzar un penalti decisivo. No es la primera vez en la historia del fútbol que un entrenador tiene que quedarse con un futbolista al que ha dejado claro que es transferible y está en la lista de descartes, aunque por la edad de Riqui Puig (21 años) y tratándose de Koeman tiene relevancia cómo el deseo de pertenencia al Barcelona consigue generar una energía tan fuerte en el chaval para no ceder a las decisiones del entrenador y los planes de los que dirigen provisionalmente el club.
Dos veces le ha dicho Riqui Puig a Koeman que no se marcha del Barcelona, pese a que el entrenador insista a Carles Tusquets, presidente de la Junta Gestora del club, y presione con sus declaraciones al canterano en la sala de prensa. Una fue en septiembre, antes de la celebración del Trofeo Joan Gamper. La otra, esta semana tras marcar el gol del triunfo en el partido contra la Real Sociedad. Koeman pincha en hueso con un chico que presume de ser socio del Barcelona desde los cuatro años y que tiene en su padre Carlos (exfutbolista que jugó en el Terrasa) a su mejor asesor.