La posible negligencia de un taller, presunta causa del accidente de Reyes

Tres días después del accidente en el que perdieron la vida José Antonio Reyes y Jonathan Reyes y resultó herido su primo José Manuel Calderón, un periódico deportivo catalán publicó que justo antes del siniestro, el futbolista circulaba a 237 kilómetros por hora. Poco después Santiago Cañizares publicó el siguiente tweet: “Circular con exceso de velocidad es una actitud reprochable. En el accidente ha habido víctimas además del conductor. Reyes no merece un homenaje como si fuera un héroe, pero eso no quita que lamente lo ocurrido y que rece por sus almas. Lo intolerable lo encuentro en quien se alegra”.

No fue el único en pronunciarse. El mismísimo director de general de tráfico, Pere Navarro, confirmó oficialmente que el siniestro en el que perdieron la vida Reyes y su primo se debió “salida de vía, vuelta e incendio es un problema de velocidad… Comprar un coche que puede ir a más de 200 sólo te puede llevar a la cárcel”.

Casi cuatro meses después del siniestro, las pesquisas del ERAT, Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico, de la Guardia Civil no han finalizado. Su trabajo está siendo exquisito, muy minucioso, analizando cada detalle, por mínimo que sea. Las conclusiones preliminares indican que el accidente no fue debido tanto a un exceso de velocidad, que la hay, pero es residual, sino que al mal estado de los neumáticos.

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José Antonio llevaba tiempo sin usar el Mercedes Bravus S550. Según han podido saber los agentes, días antes del siniestro, el futbolista avisó a su hermano Jesús que quería utilizarlo. El vehículo no estaba en buen estado de conservación, así que Jesús lo llevó a un taller de la provincia de Sevilla, les pidió que lo revisaran de arriba abajo, cambiaran las baterías, las llantas y las gomas. Incluso pasó la ITV. Con el coche, en teoría apunto, el jugador se llevó el coche hasta Almendralejo, porque allí es donde jugaba al fútbol con el Extremadura, equipo de segunda división. Horas antes del accidente el vehículo pasó por un taller de la zona. Al parecer porque una rueda daba problemas.

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Los investigadores han visitado ambos talleres, han pedido facturas, y están recabando datos y haciendo nuevas gestiones. Todo apunta a que la negligencia de un taller puede estar detrás principal causa del accidente. La principal hipótesis es que una de las llantas, que en teoría, era nueva, o estaba defectuosa, o en realidad, aunque en apariencia brillase, estaba usada y en mal estado. Esa llanta apunta a que podría tener una pequeña grieta y que como la llanta era muy grande y la rueda muy fina, en un bache, o con cualquier otra causa ajena a la conducción de Reyes mordió la goma e hizo estallar la rueda. Si no hubiese habido reventón, las consecuencias del siniestro jamás hubieran sido tan graves.

La familia, que sigue destrozada, sigue esperando a las conclusiones de la Guardia Civil. En Espejo público se han puesto en contacto con Jesús Reyes, que cauto no ha querido valorar estas sorprendentes que dan un giro radical al caso. Sólo ha pronunciado una frase “Estoy muy molesto con Cañizares, en cuanto nos llegue el informe definitivo de la Guardia Civil pienso denunciarle”.