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Simeone se expone a una sanción ejemplar
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el lunes se reúne el comité de competición

Simeone se expone a una sanción ejemplar

Las collejas que el técnico del Atlético propinó al cuarto árbitro en la vuelta de la Supercopa de España le pueden costar muy caras al argentino

Foto: Una de las cuatro collejas que el Cholo le dedicó a Fernández Borbalán antes de ser expulsado. (EFE)
Una de las cuatro collejas que el Cholo le dedicó a Fernández Borbalán antes de ser expulsado. (EFE)

Ya pasó. Energía y pasión a borbotones entre los dos eternos rivales de la capital. El primer sorbo de la temporada en el fútbol español deparó una Supercopa de España de alto voltaje entre Real Madrid y Atlético. Dos encuentros intensos que encumbraron el orden, el rigor táctico, el oportunismo y la fiereza del equipo rojiblanco. Una intensidad que, además del triunfo final, se tradujo en actuaciones al margen de la ley, patadas, interrupciones constantes, escaso fútbol y, ya en el partido de vuelta disputado en el Vicente Calderón, collejas. Dos para ser exactos. Su autor, el Cholo Simeone.Perdió el control de la situación y, tras ser expulsado, profirió dos 'tobas' a Antonio Santos, el cuarto árbitro del choque que dirigía Fernández Borbalán. Un acto reprobable que, además de sonrojar al mundo del fútbol, puede costarle muy caro al entrenador del actual campeón de Liga.

Este lunes, el Juez Único del Comité de Competición se reunirá con los juristas de la Real Federación Española de Fútbol para estudiar el acta arbitral de la primera victoria del Atlético ante el Real Madrid como local en los últimos 15 años. Juntos analizarán de forma meticulosa la joya de la corona: el apartado dedicado a la expulsión a Simeone. La intención del Comité es dar a conocer el veredicto el próximo lunes, cuando el Atlético se estrene en Liga ante el Rayo en Vallecas (22.00 horas). Un partido que, más allá del previsible rapapolvo por parte de Competición, el Cholo no podrá dirigir desde el banquillo al cumplir ciclo por la quinta amarilla que vio en la última jornada del pasado curso en el Nou Camp ante el Barcelona. Será pasadas las 14.00 horas, fecha límite que tiene el Atlético para presentar cualquier tipo de alegación (documentos, material gráfico, etc.) a fin de minimizar los frutos de la rebatible actitud de su entrenador, cuando se dé a conocer el fallo.

Pero antes de que se haga pública la sanción toca cavilar, siempre con el reglamento en la mano. Unas cábalas que hablan de un castigo ejemplar que se situaría entre los 4 y los 8 partidos de suspensión. En el escenario más grave, los ocho encuentros sin Simeone en el banco quedarían desglosados en los siguientes conceptos: dos por protestar al árbitro, cuatro por golpear al árbitro y otros dos por no irse al vestuario y seguir en la grada durante toda la segunda mitad. En este sentido, cabe recordar que las sanciones de carácter leve (de uno a tres partidos) se cumplen en la misma competición donde éstas tuvieron lugar. Sin embargo, si la pena se etiqueta como grave (cuatro o más partidos) se hará efectiva siguiendo el orden cronológico marcado por el calendario de competiciones nacionales (Liga y Copa en el caso del Atlético).

Corría el minuto 25 de partido cuando, con 1-0 en el marcador, Juanfran y Coentrao unieron de forma brusca y fortuita sus caminos. El lateral del Atlético salió mal parado del encuentro y tuvo que retirarse a la banda para ser atendido por una herida en el labio. Cuando el internacional estaba listo para reingresar en el terreno de juego desde el lateral, el colegiado del choque no lo veía claro para autorizar la vuelta. Una tensa espera que se prolongó durante casi dos minutos. En esas, un Real Madrid con su medular dispersa pero con pólvora infinita arriba se acercó hasta en dos ocasiones a la portería defendida por Miguel Ángel Moyá. Una de ellas en un más que posible fuera de juego que el trío de peritos obvió. Aunque en el caso de Juanfran mediara la sangre, es cierto que a Ramos apenas tardó 25 segundos en concederle el regreso al campo tras un lance que le obligó a abandonar el césped de forma momentánea. Un escenario, siempre según Simeone, propicio para el cortocircuito.

'En el minuto 25 expulsé al entrenador del Atlético de Madrid por protestar de forma ostensible con los brazos en alto, saliendo del área técnica en repetidas ocasiones, haciendo caso omiso a las instrucciones del cuarto árbitro que en varias ocasiones le advertía que cesara en su actitud', relató el colegiado almeriense sobre el detonante de un trance indeseable. Tras consumarse laexpulsiónllegó la explosión. 'Se dirigió al cuarto árbitro golpeándolo con la mano abierta en la cabeza, en dos ocasiones. Posteriormente, y antes de retirarse a vestuarios, aplaudió en varias ocasiones en señal de disconformidad por la decisión tomada', proseguía el escrito publicado en la web oficial de la Federación Española de Fútbol.

Para rematar el nefasto espectáculo, y tras arengar a la entregada parroquia del Manzanares, Simeone se abrió paso entre las primeras filas del tendido en lugar de esfumarse. Allí, el argentino dio rienda suelta a su incontable repertorio de muecas y aspavientos. Rodeado de un par de guardias de seguridad privados, el Cholo corría de un lado a otro visiblemente tenso. Una actuación que también queda recogida en el informe arbitral. En este sentido, Fernández Borbalán se explaya y apunta que en el minuto 58 de partido, pudo 'observar que el citado entrenador se situaba en la grada detrás del banquillo de su equipo, advirtiendo al delegado de campo, Carlos Peña, que debía abandonar dicha ubicación por encontrarse expulsado.Este entrenador permaneció en la misma ubicación haciendo caso omiso a nuestras indicaciones hasta el final del encuentro'.

Un colapso en tres fases que mostró la peor cara de un hombre visceral que fue presa de los nervios."No sé lo que me pasó. La expulsión fue por la ansiedad de las primeras fechas. Pido disculpas al árbitro si se sintió mal", trataba de rectificar con gesto serio a la conclusión del choque, para más tarde exponer de forma sucinta su versión de los hechos: "Cuando uno comete un error, las disculpas son buenas, porque uno acepta un error. Exageré en la petición de que Juanfran entrara rápido y el árbitro eligió y decidió sacarme del partido", valoró. Hay que irse hasta el verano de 2011, con el tristemente célebre dedo en el ojo de Mourinho al difunto Tito Vilanova, para encontrar un acto antideportivo de tal magnitud. Aquel año, el autoproclamado ‘The Special One’ fue sancionado con dos partidos, mientras que quien fuera entrenador azulgrana se quedó con uno. Penas ambas que, fruto de la euforia colectiva tras la Eurocopa de 2012 y su reelección, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, decidió conmutar y reducir a escombros. Como aquella bochornosa noche de verano en el Nou Camp, aunque la batalla pasó, los ecos de la brega tardarán tiempo en ser reparados.

Ya pasó. Energía y pasión a borbotones entre los dos eternos rivales de la capital. El primer sorbo de la temporada en el fútbol español deparó una Supercopa de España de alto voltaje entre Real Madrid y Atlético. Dos encuentros intensos que encumbraron el orden, el rigor táctico, el oportunismo y la fiereza del equipo rojiblanco. Una intensidad que, además del triunfo final, se tradujo en actuaciones al margen de la ley, patadas, interrupciones constantes, escaso fútbol y, ya en el partido de vuelta disputado en el Vicente Calderón, collejas. Dos para ser exactos. Su autor, el Cholo Simeone.Perdió el control de la situación y, tras ser expulsado, profirió dos 'tobas' a Antonio Santos, el cuarto árbitro del choque que dirigía Fernández Borbalán. Un acto reprobable que, además de sonrojar al mundo del fútbol, puede costarle muy caro al entrenador del actual campeón de Liga.

Diego Simeone
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