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El fin de semana en que pusieron a Verstappen en su sitio... aunque no fueron sus rivales
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los duelos por la radio con su ingeniero

El fin de semana en que pusieron a Verstappen en su sitio... aunque no fueron sus rivales

Durante todo el fin de semana, se visualizó el carácter difícil de Verstappen a bordo de su monoplaza. Es el reto con el que el ingeniero de Red Bull, Gampiero Lambiase, debe lidiar

Foto: Verstappen se impuso al equipo en su parada en Spielberg. (EFE/Darko Vojinovic)
Verstappen se impuso al equipo en su parada en Spielberg. (EFE/Darko Vojinovic)

"Max es un personaje fuerte con el que lidiar y Giampiero Lambiase es igual de enérgico. A veces, son como una pareja de ancianos discutiendo sobre qué canal ver en la televisión, pero hay un verdadero respeto, confianza y buena relación entre los dos", reveló Christian Horner. La pareja de ancianos tuvo otra bronca este fin de semana en Spa, pero en esta ocasión se enteraron todos los vecinos del edificio.

Lambiase y Verstappen protagonizaron un duelo más allá de lo técnico. Un pulso que el ingeniero italiano decidió no perder, frenando el cuestionamiento del holandés sobre sus directrices. Seguramente tales duelos sean frecuentes, aunque pasaron a otra pantalla por su intensidad y publicidad. El ingeniero tuvo que tratar a su piloto como a un niño travieso, harto de las formas que usa en ocasiones. Por un día, Lambiase puso a Verstappen en su sitio.

La parada en boxes de Austria

"Max corre con el corazón en la mano, con muchas emociones, a veces sus mensajes por radio suenan muy agresivos", reconoce Christian Horner sobre su piloto, cuyo estilo asertivo, directo y hasta despiadado hacia su ingeniero coquetea frecuentemente con la mala educación. Aun reconociendo que en la tensión del pilotaje no hay margen para la poesía, el neerlandés responde frecuentemente con tonos desabridos hacia su interlocutor. Pero Lambiase no estaba dispuesto a pasar ni una a su piloto este fin de semana, sacando a pasear un elegante palo de béisbol para devolver las bolas de su rival. Tales diálogos son frecuentes, como reconocía en Spa el propio Verstappen, pero pocas veces son aireados con la frecuencia del pasado Gran Premio de Bélgica.

Verstappen también ejerce sobre su equipo una auténtica tiranía deportiva, hasta el punto de saltar por encima de la autoridad de Horner e incluso Marko. Como en el pasado Gran Premio de Brasil, con su negativa a ceder el paso a Sergio Pérez, que la cúpula del equipo tuvo que deglutir. La actitud de Verstappen en el pasado Gran Premio de Austria quizás hizo plantearse al equipo que el neerlandés estaba llegando demasiado lejos con su autonomía personal.

En Spielberg, Verstappen lideraba con 24 segundos de ventaja sobre Charles Leclerc. A pesar de la enorme ventaja que disfruta en el campeonato y de que era su compañero -por tanto, el equipo- quien ostentaba el giro más rápido, el neerlandés se empeñó en parar en boxes para montar neumáticos nuevos. El equipo se negó inicialmente, pero Verstappen acudió nuevamente a ese estilo rudo y directo que le caracteriza. Cedieron ante la oposición incluso de Adrian Newey. ¿Por qué arriesgar el triunfo en el Red Bull Ring para tan poco rédito, en una carrera de especial sensibilidad tras el fallecimiento de Dietrich Mateschitz?

Horner se vio forzado respaldar a su piloto, aunque con argumentos endebles ("sin riesgo no hay diversión") para una decisión innecesaria. Quizás entonces Horner y compañía se vieron en evidencia ante la asertividad del neerlandés. Lambiase se negó inicialmente, pero su piloto le ignoró. En Spa, el ingeniero le fue cortando las alas para evitar la misma maniobra, por si las moscas.

"Si tanto sabes, hazlo tú"

La tensión ya comenzó el viernes en los clasificatorios. "¡Max, pero si te has clasificado!", le contestaba Lambiase a Verstappen después de que este le abroncara por la ejecución del Q2. "Sí, pero me importa una jodida mierda si paso el décimo, es una jodida mierda de ejecución", contestó un enfadado Verstappen. "Ok, Max. Y luego, cuando la pista sea dos segundos más rápida para hacer tu última vuelta y no te quede energía, ¿qué pasa entonces?", respondía serenamente el técnico. "Ahora, dime qué quieres hacer en la Q3, neumáticos, combustible, plan…" O lo que es lo mismo: "Si tanto sabes, hazlo tú".

Verstappen se disculpó al terminar los entrenamientos. "Poco a poco me voy acostumbrando", contestó con evidente sorna el ingeniero, insinuando su hartura co los exabruptos que, aun no siempre públicos, son escuchados en la emisora interna del equipo.

Como recordaría Horner tras la carrera, "a Max se le pasa rápidamente, pero Giampiero no olvida tan despacio". El domingo, Lambiase comprobó que el neerlandé iba a su bola. "Usaste mucho el neumático en la vuelta de salida, Max. No estoy seguro de que haya sido sensato... Te pediría que no lo hagas. Usa tu cabeza un poco más". "¿Estáis haciendo lo mismo con los dos?", contestó el neerlandés en alusión a Checo Pérez. "Solo sigue mis instrucciones". "Quiero saber si ambos coches lo hacen". "Max, por favor, solo sigue mis instrucciones, confía, gracias".

Tocar las narices al equipo

El neerlandés parecía buscar la vuelta rápida al final de carrera. "Te he dicho que usaras tu cabeza un poco más", le lanzaba su ingeniero. Verstappen quiso remontarse, aunque con tono de derrota anticipada. "¿Puedo atacar y hacer otra parada? ¿Un poco de entrenamiento de paradas?". Con tono seco y cortante, Lambiase debió acordarse de Spielberg. "No, no en esta ocasión". El ingeniero impuso su criterio con la paciencia del adulto con el niño.

"Sé que al equipo no le gusta que haga otra parada, pero me gusta mencionarlo para que se pongan nerviosos", admitía el neerlandés cuando se le preguntaba por las palabras cruzadas con su ingeniero, teniendo que admitir públicamente, pero a regañadientes que, en esta ocasión, había tenido que ceder. "Luego, me gusta la respuesta: no, no vamos a hacer eso hoy", confirmando que tras el episodio de Austria no estaban dispuestos a repetir. "No pasa nada, nos conocemos uno a otro muy bien y tenemos una buena relación".

El holandés volverá a tensar la cuerda, frecuentemente entre los pitidos censores de su radio. Al menos por un día, Max Verstappen ni impuso su voluntad, ni dejó en evidencia la autoridad de su equipo. A quien a hierro mata, a hierro muere y Gampiero Lambiase le tomó la medida. Por algo es su ingeniero desde que llegó a la Fórmula 1.

"Max es un personaje fuerte con el que lidiar y Giampiero Lambiase es igual de enérgico. A veces, son como una pareja de ancianos discutiendo sobre qué canal ver en la televisión, pero hay un verdadero respeto, confianza y buena relación entre los dos", reveló Christian Horner. La pareja de ancianos tuvo otra bronca este fin de semana en Spa, pero en esta ocasión se enteraron todos los vecinos del edificio.

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