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Max Verstappen, la superestrella que no concibe que alguien sea mejor que él
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GRAN IGUALDAD EN REDBULL

Max Verstappen, la superestrella que no concibe que alguien sea mejor que él

En RedBull han reiterado que de momento no van a crear una jerarquía de equipo y dejarán a sus pilotos competir bajo la única premisa de no chocar entre ellos. Pero vienen curvas…

Foto: Sergio 'Checo' Pérez y Max Verstappen (REUTERS/ Leonhard Foeger)
Sergio 'Checo' Pérez y Max Verstappen (REUTERS/ Leonhard Foeger)

Le pasó en su día a Fernando Alonso con Lewis Hamilton, a este con George Russell, y al actual campeón mundial le está pasando ahora mismo con su compañero de equipo Checo Pérez. Cuando a un piloto muy consciente de la superioridad de su talento, de repente le supera un compañero de equipo con sus mismas armas, su cerebro cortocircuita y aparecen los fantasmas y desconciertos.

No es una cuestión de engreimiento y arrogancia. Uno de los factores distintivos de los fuera de serie es su extraordinaria autoconfianza, una fe en sus facultades tal que no le permiten admitir que puntualmente alguien sea capaz de hacer cosas que no estén a su alcance. Como admitir esa inferioridad no es una opción, el inmediato recurso es perseguir fantasmas en forma de favoritismos al otro piloto, ya sea en neumáticos mejores, en puestas a punto desconocidas o estrategias más acertadas. Ha pasado siempre y seguirá pasando.

Sin embargo, rara vez ocurrirá que un piloto de este tipo admita que su compañero de equipo pueda ser mejor que él. Menos aún para alguien como Max Verstappen cuando este piloto se llama Checo Pérez, dominado la temporada pasada por él sin ningún tipo de problema. Si tu primer rival es el piloto con el que compartes el mismo coche, todo son risas y buen rollo mientras el colchón de las fatídicas últimas tres décimas se mantenga. Pero amigo, ay del día que ese piloto al que creías dominado, de repente, no es tan ‘malo’ como creías y empieza a superarte.

Ya son tres veces que Checo ha superado esta temporada a Max en clasificación, el territorio preferido del holandés. Es normal tenérselo un poco creído cuando todo tu entorno, tus enfervorizados seguidores, los medios de comunicación e incluso algunos de tus rivales alucinan y celebran tu velocidad a una vuelta. El año pasado, el holandés dio tantas exhibiciones descomunales de talento en su lucha con Lewis Hamilton, que mentalmente no estaba preparado para tener competencia esta temporada. Y es bueno insistir que en los superclase como Verstappen, los halagos engordan siempre más su autoconfianza que su ego.

Foto: Checo Perez exultante tras su victoria este pasado domingo en Monaco (REUTERS /Benoit Tessier)

Comienzan las fricciones

La cosa llegaba ‘caliente’ al Gran Premio de Azerbaiyán, después de unas declaraciones de Jos Verstappen, el padre del campeón mundial, que fueron calificadas por el asesor deportivo de RedBull, el Dr. Helmut Marko como ‘fuera de lugar’. Verstappen Sr, criticó abiertamente que el equipo no hubiera priorizado a su hijo al ser el piloto que iba por delante en la clasificación del mundial, pero encontró cumplida respuesta de la dirección del equipo. “Es cierto que hubo algo de tensión después de Mónaco, -reconoció Marko- y, después de unos comentarios que ciertamente no ayudan, tuvimos una reunión con los dos pilotos para clarificar y calmar la situación”.

En la misma línea opinaba el jefe del equipo, Christian Horner, que relativizaba las opiniones de los padres de los pilotos, porque no son las personas más objetivas del mundo y les falta una visión general de la película. Checo Pérez demostró la pertinencia del comentario de Horner, cuando superó otra vez en clasificación al teórico líder del equipo. Igualmente acertado, cuando en el campo de RedBull vieron como su gran rival Leclerc sumaba un nuevo abandono liderando un Gran Premio. Con tanto mundial todavía por delante, ilustraba el peligro de que un equipo ponga todos los huevos en la misma cesta.

Verstappen era siempre claramente superior en 2021, lo que justificaba las órdenes de equipo, pero el salto cualitativo del mexicano esta temporada beneficia tener a dos ‘gallos’ en el mismo gallinero. Situación más complicada de gestionar a nivel personal, pero claramente favorable a los intereses generales de la escudería. No es descartable que Max, como Leclerc pudiera sufrir una mala racha de accidentes o averías mecánicas, con lo que tener a Checo cerca, no puede resultar más que positivo.

placeholder Checo Pérez ha dado un evidente salto cualitativo en competitividad esta temporada ( REUTERS /Murad Sezer)
Checo Pérez ha dado un evidente salto cualitativo en competitividad esta temporada ( REUTERS /Murad Sezer)

Nadie es imprescindible

Sin embargo, hay otro factor demuestra que no es inocente la intención de apoyar en igualdad a Checo respecto a Max. Es evidente que el equipo austríaco está construido alrededor del holandés y probablemente impondrá su ley al mexicano, pero también es bueno que nadie se confunda y crea estar por encima del bien y del mal en un equipo por muy estrella que sea. Un segundo piloto muy competitivo hace ver al ‘niño mimado’ que nadie es imprescindible. No hace falta dar nombres para saber el daño que sufre cualquier organización cuando se hace demasiado dependiente de alguien.

Hubiera sido interesante comprobar qué hubiera ocurrido, por ejemplo, si la caída de rendimiento de los neumáticos que afectó a Pérez en Bakú le hubiera ocurrido igual a Verstappen. O si el fallo en la parada que costó dos segundos y pico al mexicano le hubiera ocurrido al holandés. En diversas fases de la carrera pudo comprobarse que la diferencia entre los dos pilotos no fue cuestión tanto de ritmo sino más bien de diferentes formas de degradación en sus neumáticos. De hecho, la vuelta rápida de carrera la hizo Checo y no Max.

Pérez lo asumió con deportividad, pero no siempre será así cuando la situación se produzca a la inversa, es decir si Verstappen lo asume de la misma forma. Que nadie se confunda porque detrás de esa apariencia pacífica, Pérez es peleón y, si lo ve necesario, sacará llegado el momento también las garras. Lo mejor que puede hacer Verstappen es reprogramar su cerebro por mucho que a priori le funda sus plomos. Debe admitir que con una nueva reglamentación y un año de experiencia en el equipo se puede poner a tu altura alguien al que creías dominar fácilmente. Y si lo ve como un aliado más que un rival, mejor aún para él.

Le pasó en su día a Fernando Alonso con Lewis Hamilton, a este con George Russell, y al actual campeón mundial le está pasando ahora mismo con su compañero de equipo Checo Pérez. Cuando a un piloto muy consciente de la superioridad de su talento, de repente le supera un compañero de equipo con sus mismas armas, su cerebro cortocircuita y aparecen los fantasmas y desconciertos.

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