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Por qué a Zak Brown se le están acabando los conejos de la chistera en McLaren
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Por qué a Zak Brown se le están acabando los conejos de la chistera en McLaren

Después de tres temporadas completas al frente del equipo británico, empieza a cuestionarse su labor como directivo. Sin mejora, los accionistas podrían estar inquietos

Foto: Zak Brown en el pasado Gran Premio de Australia. (Reuters/Jaimi Joy)
Zak Brown en el pasado Gran Premio de Australia. (Reuters/Jaimi Joy)

Es indudable que si hablamos de habilidad comercial, no hay nadie en el universo del automovilismo deportivo que esté a la altura de Zak Brown. Pero siendo fundamental la capacidad de obtener patrocinadores para triunfar en las carreras de coches, su capacidad y liderazgo directivo están empezando a ser puestos en cuestión. La realidad es que pasan los años y la anunciada vuelta a la cumbre de McLaren no solamente no se produce, sino que incluso parece verse cada vez más lejos. Sobre Andrea Stella, el actual director general del equipo, recae la responsabilidad de intentar salvar el puesto de su jefe. Los accionistas no van a tardar en preguntarse si los problemas de la mítica escudería no radican en su actual responsable máximo.

El paddock asiste atónito a que McLaren haya prescindido con efecto inmediato de su director técnico, James Key, sin tener listo su recambio. Se supone que este podría ser David Sánchez, que casi de forma simultánea ha salido de Ferrari, pero el problema es que el técnico hispano-francés tiene un período de carencia contractual que le va a impedir una implicación directa inmediata con el equipo. El veredicto está dividido entre los que creen que Key no ha tenido a tiempo los adecuados recursos humanos y técnicos como para ser juzgado con objetividad y los que creen que se trata de una simple cabeza de turco para que Zak Brown justifique los recientes fracasos de su equipo.

La solución no es la nostalgia

Empiezan a surgir voces en el paddock, como las de David Coulthard o Eddie Jordan, que sugieren que el principal problema de McLaren es la ausencia de Ron Dennis y que Mumtakalat, el fondo soberano de Baréin, como propietario de la empresa, debería negociar con él su regreso. Antes habría que preguntarse, sin embargo, si tiene sentido recuperar a alguien al que hace apenas cinco años hubo que darle un finiquito de 300 millones de euros para sacarlo de la empresa. Ahora bien, si la necesidad forzara la reconciliación después de un tormentoso divorcio, habría que recordar también que gran parte de los problemas actuales y latentes del equipo comenzaron con él. Ron Dennis es el clásico ejemplo del genio que es capaz de levantar un imperio con sus aciertos y, a la vez, acabar destruyéndolo con sus errores.

Fue Ron Dennis el que dijo que no a patrocinios multimillonarios en plena crisis financiera al considerarlos "poco dinero". Fue Ron Dennis el que, en un ataque de celos, renunció a seguir como equipo cliente de Mercedes en el comienzo de la era híbrida y precipitar la llegada de Honda. Fueron, en definitiva, muchas las decisiones equivocadas por el directivo británico como para pensar que la solución a las tribulaciones actuales de McLaren pasen por su regreso. Sin embargo, tampoco debe de extrañar que sean muchos los que perdonen los errores de Dennis y recuerden sus aciertos, porque Zak Brown no está consiguiendo hacerlo olvidar.

A la hora de juzgar la labor de Brown al frente de McLaren, es de justicia reconocer que cuando tomó las riendas del equipo en 2017, la situación de la escuadra con sede en Woking era dramática a nivel deportivo y, sobre todo, financiero. Conseguir patrocinadores y evitar una fuga masiva de talento en esos momentos, tuvo un mérito enorme. El problema es que, una vez estabilizada la nave, el norteamericano no ha sido capaz de hacerla victoriosa. En algunos casos, ha tenido mala suerte como con la marcha a Audi de Andreas Seidl, pero errores como romper con Honda cuando lo peor de la relación había pasado o el fichaje de Daniel Ricciardo son imputables a su debe. Es cierto que a toro pasado es fácil juzgar como equivocadas medidas que, en su momento, podrían tener sentido. Pero si los errores son frecuentes y costosos, es inevitable que su puesto se ponga en cuestión.

Parece todo un acierto haber fichado a Oscar Piastri para sustituir a Daniel Ricciardo, pero ni pegando un tremendo pelotazo dando el pase de la perla australiana a otro equipo va a ser fácil recuperar los 18 millones de euros que hubo que pagar de finiquito anticipado a Ricciardo. Y qué decir de haber acabado mal en su momento con Honda. Ahora que el gigante japonés busca socio para su retorno oficial en 2026, parece que Aston Martin es un destino mucho más interesante. Son muchos los que creen que el famoso Gp2 engine que le costó en su día a Fernando Alonso el veto por parte de Honda, en realidad, tenía a Zak Brown como cómplice necesario.

Demasiada dispersión

Cuando las cosas van bien o, como mínimo, hay progresión -aunque sea muy lenta-, los accionistas tienen motivos para seguir apostando por un líder. Pero cuando la evolución se estanca o se dan pasos atrás, es posible que sí se planteen la sustitución de Zak Brown. No está nada claro que la presencia en campeonatos como la Formula E o el Xtreme E sea una aportación decisiva al valor de marca de McLaren. El hecho de que sean operaciones cubiertas por el dinero de patrocinadores podría no compensar la dispersión del foco principal que debe ser el equipo de Fórmula 1. La presencia en Indycar podría tener sentido por compartir ciertas sinergias y formar también parte de la tradición de McLaren, pero es inevitable pensar con todas estas aventuras de empeño personal de Brown en aquello de que el que mucho abarca poco aprieta.

Es posible que haya habido también un poco o un mucho de autocomplacencia en Zak Brown y su grupo de directivos más cercano. La victoria de Daniel Ricciardo en Monza hace dos años quizá les hizo creer algo que todavía no eran. En lugar de pensar que aún faltaba el último y más difícil paso por dar, dieron por hecho que ya estaban en la cumbre. Son ciertos detalles de arrogancia que se te vuelven en contra cuando te adelanta un equipo que tenías claramente por detrás como Aston Martin. En la división automovilista, Mike Flewitt tuvo que renunciar a su puesto y dejar paso a Michael Leiters, procedente de Ferrari, cuando sus planes y objetivos empezaban a no cumplirse con demasiada frecuencia. Cuando las barbas del vecino veas cortar…

Foto: Lando norris-Zak Brown

Zak Brown tiene una poderosa coartada para evitar su despido por parte del propietario Mumtakalat, basada en los numerosos contratos de patrocinio que ha logrado. Pero incluso en algo tan delicado como es la financiación de la estructura, si los resultados no llegan, es posible que haya cambios en la cúpula de McLaren. Si la opción de Honda, por cuentas pendientes personales o por simple decisión empresarial, no sale adelante, es urgente que McLaren seduzca a otro gigante de la industria para seguir pensando en grande para el futuro. Si sigue como equipo cliente de Mercedes, solamente la llegada de un piloto como Lewis Hamilton -también como accionista del equipo- podría meterles en la rueda de pensar en grande. Es el típico conejo de la chistera que suena a disparate, pero que si alguien pudiera lograr algo de este estilo, ese es Zak Brown. Se le puede criticar, pero nunca subestimar.

Es indudable que si hablamos de habilidad comercial, no hay nadie en el universo del automovilismo deportivo que esté a la altura de Zak Brown. Pero siendo fundamental la capacidad de obtener patrocinadores para triunfar en las carreras de coches, su capacidad y liderazgo directivo están empezando a ser puestos en cuestión. La realidad es que pasan los años y la anunciada vuelta a la cumbre de McLaren no solamente no se produce, sino que incluso parece verse cada vez más lejos. Sobre Andrea Stella, el actual director general del equipo, recae la responsabilidad de intentar salvar el puesto de su jefe. Los accionistas no van a tardar en preguntarse si los problemas de la mítica escudería no radican en su actual responsable máximo.

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