Hamilton y la "diva" de Mercedes no se aclaran: ¿echará en falta a su 'ex' (Rosberg)?
Mercedes empieza a echar en falta las dotes de 'ingeniero' de Rosberg, y en especial Hamilton, cuyos problemas con el coche de este año no parecen tener una solución fácil
“La dinámica entre Lewis y Nico pasó de la amistad a la rivalidad. Pudisteis ver que hubo momentos en el que ambos estaban centrados en su rivalidad. Eso ya se ha acabado. Ahora Hamilton es una persona diferente”. Pocos dudan de que la vida de Lewis Hamilton ha cambiado drásticamente desde que Nico Rosberg se marchó de la Fórmula 1. La cuestión es si ha ido a mejor, o por el contrario, ha sido uno de los factores que pueden hacerle perder -de nuevo- el título de 2017. De momento, todo apunta a la segunda teoría.
El autor de estas declaraciones, Toto Wolff, no se ha cansado de afirmar que ahora existe un nuevo ‘Lewis’ más independiente y calmado, sin aquellas rabietas que se agarraba hasta amenazar con irse de la noche a la mañana. Pero la historia también tiene su lado negativo. “Rosberg tenía una actitud de ingeniero que nos ayudaba mucho. Eso se echa de menos”. A la vista de las tensiones con las que acabaron en 2016, ¿por qué sería Hamilton uno de los que más le está echando de menos? El asunto es complejo.
Desde el inicio del año, Hamilton nunca se ha mostrado del todo cómodo con el coche. Le ocurría a veces en 2016, pero ahí entraba Rosberg ‘al rescate’ con una mentalidad más técnica que a veces conseguía solventar los problemas. Si el inglés es el talento puro, el alemán era un trabajador empedernido con los ingenieros, siempre en busca de saberlo todo. Llevaron a Mercedes en volandas con sus distintos estilos, pero ahora Hamilton ya no tiene en Bottas ese 'enemigo' del que se beneficiaba en momentos clave. Con 25 puntos detrás de Vettel, ahora le haría falta más que nunca.
¿Por qué Hamilton no doma al toro?
Algo se olía Hamilton cuando dejó este mensaje antes del Gran Premio de Mónaco. “El coche es difícil de pilotar, pero me gusta que sea así: es como subirse a un toro y tratar de domesticarlo”. Lo que en ese momento se tomaba con humor acabó enfureciendo su rostro durante todo el fin de semana. Cayó en la Q2, terminó séptimo en carrera -con victoria de Vettel- y todo bajo la misma lacra: sus problemas para calentar los neumáticos. Le ocurrió en Rusia y lo volvió a sufrir en Mónaco, otro circuito con curvas reviradas. ¿Por qué ahí no da la talla como debería?
"I still believe that we can win this thing," @LewisHamilton 💬 #WednesdayWisdom @F1 pic.twitter.com/60FRkHgU2G
— Mercedes-AMG F1 (@MercedesAMGF1) 31 de mayo de 2017
Hasta qué punto sea culpa de Hamilton es una incógnita. Bottas se mostró más cómodo en Mónaco, pero al mismo tiempo contó con pelos y señales los problemas de Mercedes. A su crítico ‘sobrepeso’ se ha unido ahora una falta de correlación entre la parte delantera y trasera que les hace tener siempre o mucha temperatura en los neumáticos o demasiada poca. Medio en broma, Wolff calificó al coche como una “diva” por lo difícil que resulta hacerlo funcionar en el punto óptimo. Lo más peculiar es que esto afecta más a Hamilton que a su compañero… y aún nadie sabe del todo bien por qué.
“Sin la bandera amarilla, creo que estaría fuera del Top 5”. El discurso de Hamilton tras caer eliminado 14º era esclarecedor sobre sus limitaciones en el circuito donde más importan las manos. Bottas, en cambio, salvó la papeleta finalizando tercero. Hay quien cree que el estilo agresivo del inglés puede ser peyorativo con un coche tan sensible, pero Mercedes lo ha intentado todo -hasta un nuevo chasis- y nada parece cambiar. “No será fácil llegar a Ferrari”, dice Hamilton sobre su rival, que sí goza de un coche más equilibrado. Quién hubiera creído hace pocos meses que Lewis vería el título como un reto, y no como un objetivo al alcance de su mano.
El golpe en la mesa que tanta falta hace
La cuestión es cuándo Mercedes le tomará la medida a esta “diva” que ha sacado las caras más amargas de Hamilton. Nunca se sabrá si Rosberg hubiera conseguido poner ese ‘extra’ para mejorar la puesta a punto, pero los problemas son profundos y afectan desde a la comodidad de sus pilotos al ritmo de carrera. El peor cóctel viene con el neumático ultrablando -al que no le sacan temperatura- y las curvas lentas, donde se deslizan más que Ferrari. Estos dos factores les frustraron en Mónaco, y volverán a juntarse en Canadá y Azerbaiyán, donde pueden volver a sufrir para luchar por la victoria.
La pregunta es inevitable. ¿Conseguirá Hamilton sacar a su equipo de este ‘atolladero’? Hay quien les ve imbatibles cuando solventen el asunto de los neumáticos, pero este proceso no sólo requiere tiempo, sino también técnica y manos de los pilotos. Y hasta ahora, el mapa de Hamilton no podría ser más irregular: después de ganar en China, se plantó en Rusia fuera del podio. La misma historia cuando ganó en España y dos semanas después rodaba perdido en Mónaco. De no pulir este frente, letal en un periodo tan incierto, el título sí que será una utopía.
“No me puedo permitir otra carrera como Mónaco”, decía el inglés en un tono de autocrítica, sabedor de que por su parte aún le faltan varios golpes en la mesa para ganar con contundencia a Bottas, y por encima de todo, emular esas dotes de liderazgo de su ‘enemigo’ Rosberg que hoy parecen huérfanas. Las circunstancias así se lo obligan, y eso que Toto Wolff no ha reparado en bañar de elogios al inglés, un piloto imbatible cuando está al mejor nivel y tiene una atmósfera de tranquilidad a su alrededor. Que así sea ahora mismo es una duda recurrente en el 'paddock'.
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“En un mundial de dos coches (sólo con Rosberg), quedó segundo”, decía Tony Kanaan, piloto de la Indy Car, en respuesta a un comentario de Hamilton donde dudaba del mérito de Alonso en Indianápolis. Le bastará con lucir su magia al volante y convertirse en el líder interno de Mercedes para que no vuelva a ocurrir ese episodio. Ahora no sólo es segundo en el mundial, sino que a veces también en la batalla interna con Bottas. Quizá Rosberg no sólo era una brillante mente germana...
“La dinámica entre Lewis y Nico pasó de la amistad a la rivalidad. Pudisteis ver que hubo momentos en el que ambos estaban centrados en su rivalidad. Eso ya se ha acabado. Ahora Hamilton es una persona diferente”. Pocos dudan de que la vida de Lewis Hamilton ha cambiado drásticamente desde que Nico Rosberg se marchó de la Fórmula 1. La cuestión es si ha ido a mejor, o por el contrario, ha sido uno de los factores que pueden hacerle perder -de nuevo- el título de 2017. De momento, todo apunta a la segunda teoría.