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Alemania hace historia mundial y gana su primer oro en un gran partido contra Serbia (83-77)
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También ganaron a Estados Unidos

Alemania hace historia mundial y gana su primer oro en un gran partido contra Serbia (83-77)

Capitaneados por el nombrado MVP del torneo Dennis Schröder, que logró 28 puntos, los centroeuropeos suceden como campeones a España

Foto: Los nuevos campeones del mundo. (Reuters/Eloisa Lopez)
Los nuevos campeones del mundo. (Reuters/Eloisa Lopez)

Desde los primeros compases del partido se demostró que habían llegado a la gran final de Manila, —uno de los lugares-mito donde Muhammad Ali demostró que es uno de los deportistas más grandes de todos los tiempos—, los dos mejores equipos del torneo, los que han hecho un mejor trabajo colectivo. No defraudó la expectación generada ante los partidos previos de semifinales de los dos contendientes, pero fue Alemania quien se llevó finalmente el gato al agua y quien cosechó el primer Mundial de su historia, al vencer a Serbia por (83-77).

Destacó Dennis Schröder, con 28 puntos y, sobre todo, una acción decisiva cuando los serbios apretaban al final. El mejor de la escuadra balcánica fue Aleksa Avramovic, pero sus 20 puntos solo sirvieron para la plata. Los dos equipos venían con dudas al campeonato del Sudeste Asiático, pero conforme avanzaron las rondas previas las fueron disipando a base de buen juego, con un baloncesto basado en el potencial anotador y defensas rocosas, para eliminar a Canadá, en el caso de los balcánicos, y a la favorita Estados Unidos, en el de los germanos, respectivamente.

Serbia contó con la sensible baja de Nikola Jokic, dos veces MVP de la NBA en los últimos años o, lo que es lo mismo, el mejor jugador del mundo. Pero no era la única ausencia sensible. Por parte de Alemania, Maxi Kleber, no sin polémica, se bajó de la convocatoria, pero todo el ruido generado no alteró en absoluto la sinergia colectiva que han demostrado durante las dos semanas, ya que han sido la única selección invicta.

Igualdad total

La prueba de lo igualado que estaba todo lo dejaba claro el electrónico al descanso. 47-47, con los dos equipos mostrando un gran acierto, y ninguna selección distanciándose del rival en más de cinco puntos. Comenzó algo mejor Serbia, antigua finalista del Mundial de España 2014 –donde sucumbió con una paliza recibida a manos de Kyrie Irving y compañía (129-92)–, con un gran Marinkovic, que acabó el primer cuarto con 9 puntos. También impuso su ley el excepcional Bogdan Bogdanovic, que ha realizado un torneo extraordinario, y al que le entraban hasta los triples a tabla. Se fue con quince puntos al descanso, siendo el máximo anotador del encuentro hasta ese momento. No obstante, su segunda mitad fue decepcionante.

placeholder Isaac Bonga firmó una gran final. (Reuters/Eloisa Lopez)
Isaac Bonga firmó una gran final. (Reuters/Eloisa Lopez)

Los alemanes, por su parte, parecían continuar tan enchufados como en el histórico encuentro ante los yanquis en semifinales. Andi Obst, exjugador de Obradoiro y actual jugador del Bayern de Munich, empezó con un triplazo a marcar el territorio, pero fueron los NBA, Dennis Schroder y Fran Wagner, quienes empezaron a masacrar a los serbios desde todos los lados. ¡Qué importante ha sido la recuperación del jugador de Orlando Magic para la suerte alemana en el torneo!

Arreón germano en el tercer parcial

Quedaban veinte minutos de tiempo efectivo para que ambas selecciones consiguiesen el primer oro de su historia en un campeonato Mundial. Es cierto que los balcánicos saben lo que es ganar un campeonato de estas características, ya que la extinta Yugoslavia llegó a conseguirlo hasta en cinco ocasiones, dos de estas en 1990 y 1998, justo en la edición anterior y posterior a la que las guerras de sección de Yugoslavia desangraran la región y trajesen de vuelta a Europa el conflicto armado. Alemania, por su parte, nunca había alcanzado la final de un Mundial, y sus participaciones en este presente siglo –cuando se han clasificado– han sido penosas, si se exceptúa el papel ejecutado en Indianapolis 2002, donde fueron semifinalistas, a los mandos de un increíble Dirk Nowitzki.

La igualada continuó conforme avanzaban los primeros minutos de la segunda mitad. No había forma de dejar atrás al rival, y el aroma a prórroga empezó a extenderse entre los entusiastas aficionados, deseosos de que no acabase un Mundial que tantas alegrías ha dado al fan, repleto de partidos de leyenda. Eso sí, las manos empezaron a encogerse tímidamente, y el ritmo anotador de los dos primeros cuartos bajó tras el retorno al parqué.

placeholder Moritz Wagner pugna por un balón. (Reuters/Eloisa Lopez)
Moritz Wagner pugna por un balón. (Reuters/Eloisa Lopez)

El primer punto de inflexión llegó a falta de tres minutos para el final del tercer parcial. Isaac Bonga, uno de los imprescindibles actores secundarios que explican el éxito del combinado dirigido por Gordon Herbert, puso a su selección nueve puntos arriba con dos tiros libres. Una distancia que se hizo mayor en la siguiente acción, cuando Voigtmann dejó a Moritz Wagner –el menos determinante de los Warner Bros– bajo el aro para que la aumentase a los dobles dígitos. Un momento crucial, ya que era la primera vez que se superaba la psicológica ventaja de diez puntos. Los centroeuropeos se marcharon doce arriba para encarar el último cuarto (69-57).

A Schröder no le pudo la presión

Llegó el momento de la verdad, de comprobar si los experimentados serbios podrían vencer a esos atenazadores nervios y remontar el duelo. Fue el momento en que surgió Aleksa Avramovic, con dos triples casi seguidos y un gran trabajo defensivo, para que su equipo se acercase a cuatro tantos a falta de la mitad del cuarto. Pero fue un pequeño arreón infructuoso, sustentado más en los errores alemanes que en el gran acierto balcánico. Se notó claramente, en los últimos minutos, que a los dos equipos les pesaba la entidad de la final: balones perdidos, ataques estáticos sin ideas y bajísimo porcentaje de acierto.

Svetislav Pešić pidió un último tiempo muerto para intentar voltear los siete puntos de desventaja a falta de dos minutos, y fue de nuevo Avramovic quien volvió a ponerse la capa de héroe para sumar seis puntos consecutivos que dejaban el choque en un mínimo margen de tres puntos. Era el único que dio la talla en el segundo cuarto, pidiendo a gritos una estatua con su efigie en el centro de Belgrado.

placeholder Pesic, durante el Mundial. (Reuters/Lisa Marie David)
Pesic, durante el Mundial. (Reuters/Lisa Marie David)

Alemania parecía atenazada en estos instantes finales, al contrario de esa tranquilidad que mostró cuando USA apretó en los instantes decisivos de la semifinal. Un robo de Bogdanovic mayúsculo dejó a Marco Guduric liberado para empatar la final desde el triple. ¡Pero erró! Schroder recibió falta y anotó tan solo uno, y en la siguiente acción fue Guduric quien puso el partido a tan solo dos puntos al marcar sus dos tiros libres.

Cerró el partido el MVP del torneo, Dennis Schroder, que se jugó una penetración a cara de perro contra Avramovic que salió de fábula y puso el 81-77. El base demostró su entereza y saber responder cuando el esférico quema, pese a que su actuación en las acciones previas había dejado que desear. Una acción que acabó de hundir a los serbios, ya que no hubo tiempo para más. 83-77, con 28 puntos de un extraordinario Schroder, perfectamente secundados por Franz Wagner, nombrado mejor jugador del choque.

Los alemanes cosechan el primer oro de su historia, y lo hacen sin perder ningún partido en el torneo, con victorias extraordinarias contra equipos como Eslovenia, Australia, Estados Unidos y la lograda en la final contra la potente Serbia. Es la cuarta selección europea en ganar un Mundial: de los equipos que lo lograron previamente, solo una, España, aún existe como país. De hecho, toman los de Herbert la estela de la selección de Scariolo, que cosechó su segundo campeonato en China 2019. Un punto final extraordinario a un Mundial de muchos quilates.

Desde los primeros compases del partido se demostró que habían llegado a la gran final de Manila, —uno de los lugares-mito donde Muhammad Ali demostró que es uno de los deportistas más grandes de todos los tiempos—, los dos mejores equipos del torneo, los que han hecho un mejor trabajo colectivo. No defraudó la expectación generada ante los partidos previos de semifinales de los dos contendientes, pero fue Alemania quien se llevó finalmente el gato al agua y quien cosechó el primer Mundial de su historia, al vencer a Serbia por (83-77).

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