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El Real Madrid de Chus Mateo y Juan Carlos Sánchez toca fondo: ¿pedirán perdón a Laso?
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Se libran de sanciones ejemplares

El Real Madrid de Chus Mateo y Juan Carlos Sánchez toca fondo: ¿pedirán perdón a Laso?

El Real Madrid de baloncesto ha pasado de ser un equipo con alma, ganador y divertido a ser un grupo de jugadores nerviosos y marrulleros sin liderazgo desde el banquillo. Yabusele, cinco partidos suspendido

Foto: Chus Mateo da gritos en el partido contra el Partizán. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Chus Mateo da gritos en el partido contra el Partizán. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El proyecto de Juan Carlos Sánchez, responsable de la sección de baloncesto del Real Madrid, toca fondo. La pelea con la que acabó la derrota en el segundo partido contra el Partizán de Belgrado, con Florentino Pérez presente en el WiZink Center, es el fracaso de un equipo que ha perdido las señas de identidad. De ser campeón a dar una imagen de mal perdedor con una tángana que produce bochorno entre los dirigentes y los aficionados. Pablo Laso construyó un equipo competitivo, reconocible por su espíritu ganador y tener alma, y diez meses después de su despido, el Real Madrid de Juan Carlos Sánchez y Chus Mateo es un grupo de jugadores desquiciados y marrulleros.

La lamentable imagen de la pelea tiene consecuencias. La Euroliga sanciona a Yabusele con cinco partidos de suspensión, a Kevin Punter con dos y a Gabriel Deck y Mathias Lessort con uno. La multa de 50.000 euros tanto al Real Madrid como al Partizán por conducta antideportiva. Ninguno de los dos clubes podrá recurrir.

Es la cuenta atrás de Chus Mateo en el banquillo. No es el único culpable del gran fiasco. El máximo responsable es Juan Carlos Sánchez. Se le señala por haberse cargado el proyecto que lideraba Pablo Laso y que no estaba acabado. Por discrepancias con el técnico y envidias, JCS se agarró a un problema cardíaco del técnico vitoriano para fulminarle y poner a su pupilo a dirigir una nave que se hunde.

El cambio de Chus Mateo por Pablo Laso ha resultado nefasto, se mire por donde se mire. El equipo ha empeorado y de nada sirven las escusas de las bajas en el segundo partido contra el Partizán, sin Tavares. Hay que mirar el mal juego en defensa y en ataque. Sin solidez ni un plan para dominar e imponer la autoridad. El Real Madrid de Chus Mateo es una moneda al aire cuando tiene enfrente un rival intenso y competitivo. La gestión desde el banquillo en los momentos críticos y las soluciones para darle un vuelco son catastróficas. Durante la temporada se han echado de menos las lasinas. Esas charlas en los tiempos muertos, de lenguaje directo, táctico y motivacional, que reactivaban al equipo.

Caos desde el banquillo

A Chus Mateo le viene grande el Real Madrid de baloncesto y al que Florentino va a pedir explicaciones no es al entrenador. Es a Juan Carlos Sánchez. El presidente no puede consentir la imagen barriobajera que dio el equipo en la batalla campal. A Chus Mateo se le han visto las debilidades en los cuartos de final de la Euroliga con un equipo nervioso, ansioso y frustrado. El caos en la toma de decisiones desde el banquillo y de jugadores experimentados derivó en una impotencia con una falta antideportiva de Llull que acabó en violencia y una agresión de Yabusele a Dante Exum. El castigo para Yabusele será ejemplar y ya hay quien se pregunta si debería volver a ponerse la camiseta del Real Madrid.

Foto: Vinícius se ríe en el partido contra el Girona. (Efe/David Borrat)

Chus Mateo ha sido un experimento de Juan Carlos Sánchez que no ha funcionado. Se ha pasado de un Real Madrid sólido y divertido en la cancha a un equipo frágil y en el que cada jugador hace la guerra por su cuenta. El Real Madrid de Pablo Laso tenía alma y el de Chus Mateo está desquiciado. Las dos derrotas contra el Partizán de Zeljko Obradovic dejan en evidencia el nivel de Chus Mateo en la dirección desde el banquillo y su falta de liderazgo. El martes se disputa el tercer partido en Belgrado y tiene que ocurrir un milagro para que este Real Madrid, que autogestionan los jugadores, consiga meterse en la eliminatoria.

Juan Carlos Sánchez se la jugó y le ha salido mal. La decepción no está solo en el cambio de Chus Mateo por Pablo Laso. Es mayor la indignación de escuchar las justificaciones de Mateo en la sala de prensa para decir que la pelea es producto de las pulsaciones. "Hay que ponerse en la piel de los jugadores y saber a qué pulsaciones están", manifestó. Rudy Fernández estuvo más sensato. Primero felicitó al Partizán por haber sido superior en los dos partidos, pidió perdón a todos los aficionados del baloncesto y reconoció que juegan con ansiedad.

Foto: Mateu Lahoz en el partido entre el Real Madrid y el Celta. (Efe/Rodrigo Jiménez)

La injusticia del despido de Pablo Laso no ha dejado de estar presente entre los aficionados que acudían a ver a un equipo enchufado, unido y en el que todos iban en la misma dirección. Unos jugadores que tampoco entendieron el cambio y conservan el recuerdo del detalle que tuvo Llull para que Laso levantara el trofeo de campeones de Liga cuando Juan Carlos Sánchez ya había tomado la decisión de cargárselo. Es el máximo responsable de la sección de baloncesto el que tiene que pedir perdón a Pablo Laso.

El proyecto de Juan Carlos Sánchez, responsable de la sección de baloncesto del Real Madrid, toca fondo. La pelea con la que acabó la derrota en el segundo partido contra el Partizán de Belgrado, con Florentino Pérez presente en el WiZink Center, es el fracaso de un equipo que ha perdido las señas de identidad. De ser campeón a dar una imagen de mal perdedor con una tángana que produce bochorno entre los dirigentes y los aficionados. Pablo Laso construyó un equipo competitivo, reconocible por su espíritu ganador y tener alma, y diez meses después de su despido, el Real Madrid de Juan Carlos Sánchez y Chus Mateo es un grupo de jugadores desquiciados y marrulleros.

Pablo Laso Real Madrid
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