Cómo atizar a Chus Mateo y el fenómeno del niño de 13 años en el Real Madrid de baloncesto

Chus Mateo convive con la comparación de Pablo Laso. Así es más difícil que el sucesor encuentre la estabilidad y la paz para dar continuidad a su proyecto. La derrota contra el Unicaja, el equipo campeón de la Copa del Rey, el matagigantes, pone entredicho la capacidad de Chus Mateo para ganar títulos. Es la alargada sombra de Pablo Laso, presente en el Olímpico de Badalona, la que dificulta la creencia de que su pupilo pueda conseguir uno de los grandes títulos al final de la temporada. Le va bien en la Liga Endesa y la Euroliga, con sus sobresaltos, pero la Copa del Rey era un buen termómetro para medir la gestión táctica y el liderazgo de un entrenador que soporta demasiada presión y es la víctima de los que no perdonan el despido de Pablo Laso.

Atizar a Chus Mateo es pasarle factura a Juan Carlos Sánchez, el responsable de la sección de baloncesto que en un ejercicio de venganza fría encontró el motivo justo para desprenderse de Pablo Laso. Los problemas de salud eran un riesgo y convenció a Florentino Pérez para dar el paso. Fuera Laso y subir de rango a Chus Mateo. Cada derrota, y si además se produce dando una imagen de impotencia y desgobierno, como lo que se vio contra Unicaja, aprieta más el nudo de la corbata al bueno de Chus. Las críticas son fuertes, los puñales de venganza van para Juan Carlos Sánchez.

El Real Madrid si algo no se puede permitirse es competir sin alma. Puede refugiarse en las bajas por lesión y el daño que hace perder a Sergio Llull o la falta de ritmo de Rudy Fernández. Lo que no se consiente es que al equipo le falte intensidad, y Chus Mateo no tiene ni el carácter ni el liderazgo de Pablo Laso. La dirección de Ibon Navarro en el Unicaja mostró los puntos débiles del técnico madridista. Las miradas en el Olímpico se iban para el exentrenador que sigue sin coger un equipo. El temperamento de Laso contagiaba al equipo y le daba un plus para revivirlo en los momentos críticos. La percepción con el sucesor es que el equipo se le puede caer en cualquier momento y lo grave sería que fuera en los meses en los que se juegan los títulos.

Chus Mateo es un mandado, un escudo que no va a poder frenar las feroces críticas que tiene que asumir el máximo responsable de la sección de baloncesto. Juan Carlos Sánchez no se libra de ellas ni cuando Pablo Laso está en la grada, algo que resulta incómodo para el jefe del baloncesto en el Madrid, y concede una entrevista en RAC1 para fustigarle. "Tengo una buena relación con los jugadores, con Chus Mateo y Florentino Pérez. Con Juan Carlos Sánchez, cero", sentencia Pablo Laso, el león dormido, el ídolo de la afición madridista que acudía a los partidos a ver el espectáculo de carácter y liderazgo del vitoriano. Chus Mateo convive con la leyenda de Pablo Laso y el posible recambio de Sergio Scariolo si acaba la temporada en blanco.

Al Real Madrid le sacó de la depresión y el fiasco de la derrota contra el Unicaja un niño de 13 años. Anoten este nombre. Se llama Mahamadou Landoure, tiene 13 años y mide 2,11 metros (10 centímetros menos que Tavares). Es la otra sensación del fin de semana baloncestístico en Badalona. El pívot del Infantil A del Real Madrid se comió a su exequipo, el Barcelona, en la final. Una nueva Minicopa para el Real Madrid y van nueve de 10. Una asombrosa actuación de un deportista que está llamado a convertirse en uno de los grandes y que dejó escapar el Barcelona.

Landoure destrozó al Barcelona en la final con una exhibición de 56 puntos, 33 rebotes (17 ofensivos), cinco tapones y 82 de valoración. Recibió 14 faltas. No había manera de pararle, acabó como el MVP, en el quinteto ideal y lo disfrutaron los 8.630 espectadores que acudieron al Olímpico de Badalona. Mahamadou Landoure nació en Djenne (Malí) y su agente se lo ofreció primero al Barcelona. Disputó, como invitado, la Minicopa de Granada con el equipo azulgrana la temporada pasada y los técnicos lo descartaron. Un error, si apunta lo que dicen los especialistas, de que estamos ante una nueva irrupción como fue la de Doncic.