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Eduardo Blasco, un salvavidas en el Mediterráneo: "Normalizar que mueran en el mar es inhumano"
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ENTREVISTA

Eduardo Blasco, un salvavidas en el Mediterráneo: "Normalizar que mueran en el mar es inhumano"

El campeón del mundo en Rescate y Socorrismo ha participado en la misión 105 de Open Arms en el Mediterráneo Central, donde han realizado tres rescates y salvado a 196 personas

Foto: Eduardo Blasco en la misión 105 de Open Arms. (Cedida)
Eduardo Blasco en la misión 105 de Open Arms. (Cedida)

Inefable" es todo aquello que no se puede definir con palabras. Un término que podría explicar a la perfección el viaje que ha realizado Eduardo Blasco (San Sebastián, 1994), campeón del mundo de Rescate y Socorrismo, al Mediterráneo Central con un único objetivo: salvar vidas.

Tras meses de dudas e incertidumbre, estas se disiparon cuando le informaron de que ya había fecha de partida. Fue como ver la luz al final del túnel, ya que la misión se tuvo que posponer dos veces porque gran parte de la ayuda humanitaria de organizaciones no gubernamentales se destinó a Siria y Turquía tras los terremotos y a la guerra de Ucrania, aunque también influyó el estado de emergencia migratorio impuesto por Giorgia Meloni, tal y como contó a El Confidencial en junio. Ocho meses después, el nadador cumplió su promesa: iba a aprovechar sus habilidades para rescatar inmigrantes en aguas abiertas.

Foto: Eduardo Blasco. (Cedida)

Blasco ha formado parte del equipo de Open Arms en la misión 105, que duró del 8 al 26 de agosto. Comenzaron en Bríndisi, al sureste de Italia, y realizaron tres rescates. "El primero fue una maltrecha embarcación, muy deteriorada, y el segundo y el tercero fueron bastante cercanos", cuenta. En cuanto a la ejecución de los mismos, explica que "no te puedes preparar para los rescates porque no sabes cuándo ni cómo se van a dar, lo único que puedes hacer es entrenar, mecanizar algunos aspectos y mantenerte firme mentalmente". Así, su condición de deportista profesional y la preparación psicológica durante los meses previos, le han ayudado a enfrentarse a la situación.

Se puede decir que la misión ha concluido con éxito, ya que en total rescataron a 196 personas procedentes de Liberia, Gambia, Guinea, Conakry, Eritrea, Nigeria, Sudán o Bangladesh, con situaciones y razones muy distintas para migrar. Una vez finalizado el rescate, ya con todos a salvo, las pulsaciones bajaban y llegaba cierta calma, por lo que Eduardo Blasco podía conocer un poco más a cada uno de ellos. "Creo que hay que darle valor a cada una de las historias, porque nadie tiene que pasar por algo brutal como una violación para ser merecedor de protección. Hay historias de todo tipo y todas son importantes", afirma a este medio. Recuerda, por ejemplo, la historia de un joven que quería llegar a Bremen para acabar la carrera universitaria y puso su vida en peligro para cumplir un sueño: estudiar.

Foto: Ursula von der Leyen junto (c) junto al canciller alemán, Plaf Scholz (i) y el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, durante el Consejo Europeo. (EFE/Olivier Hoslet)

No obstante, finalmente desembarcaron a 195 personas al acabar la misión, ya que tuvieron que evacuar por motivos médicos a un joven en Lampedusa. Después, tras solicitar la llegada a un puerto seguro, las autoridades italianas les asignaron el de Carrara, a cuatro días de navegación y a unas 615 millas de distancia. Esto sumaba un "sufrimiento adicional innecesario a todas las personas y la ausencia de un barco de rescate en el mar de emergencia humanitaria", lo que provoca que mueran más personas, tal y como informó Open Arms en su cuenta de Twitter.

placeholder Eduardo Blasco participando en uno de los tres rescates que efectuaron en la misión. (Cedida)
Eduardo Blasco participando en uno de los tres rescates que efectuaron en la misión. (Cedida)

Pero esta no fue la única traba que les pusieron, ya que lo peor aún estaba por llegar. Tras desembarcar el 22 de agosto, las autoridades italianas procedieron al bloqueo administrativo del Open Arms durante 20 días, además de imponerles una multa de 10.000 euros. En ese momento, Blasco explica que sintió "pena de ver cómo una idea política podía arrebatarle la humanidad a un gobierno". Esta situación es consecuencia del conocido como Decreto Meloni, que permite a las ONG realizar un único rescate, obstaculizando la protección y el salvamento de las vidas que están en peligro en el mar. "Meloni es más que la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, es un concepto, una idea que lleva muchos años con nosotros y que vimos lo que era capaz de hacer el siglo pasado e indudablemente está resurgiendo", explica el nadador.

"Lo deshumanizante es pensar que es inevitable"

En lo que va de 2023, el número de muertes en el Mediterráneo es de 2.325, una cifra que asciende a más de 28.000 desde que se empezó a contabilizar en 2014, según datos recogidos por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Es preciso señalar que más allá de la cifra, detrás hay personas, individuales, con sus historias y sus sueños. En relación a ello, el deportista de élite hace hincapié en que “normalizar que alguien muera en el mar así es inhumano, lo deshumanizante es pensar que no es importante o que es inevitable”. Así, reitera en varias ocasiones la importancia que tiene la empatía, cualidad que, según él, te empuja a participar en una misión.

Sin embargo, recalca lo dura que es la vuelta a la vida cotidiana y a una rutina que queda muy lejos de la realidad que ha presenciado y que sucede a unos cuantos kilómetros de distancia. "Cuando vuelves te das cuenta, más aún, de la falta de conciencia y egoísmo que sufrimos. Pero la realidad es que si el mundo está así es porque no nos planteamos nada, nada nos importa", explica contundente el campeón del mundo, que no entiende por qué hay personas "de segunda" y “que los réditos políticos sean más importantes que las vidas”.

“Hay que tener suerte al nacer. El mundo es un lugar salvaje, sin escrúpulos, brutal. Lo que podemos hacer es elegir el lado bueno, luchar"

Esos 20 días le sirvieron para madurar algunos pensamientos y reflexiones y asegura que "hay que tener suerte al nacer. El mundo es un lugar salvaje, sin escrúpulos, brutal. Lo que podemos hacer, lo que está en nuestra mano es elegir el lado bueno, luchar, ser el equilibrio”.

Frente a la impotencia y la dureza de lo vivido, Eduardo Blasco resume la experiencia en una palabra: "Bondad", debido a la labor humanitaria que hace la organización con voluntarios que van a ayudar de manera totalmente altruista. Ahora, el campeón del mundo vuelve a la rutina para seguir compitiendo, aunque algo en él ha cambiado para siempre. "Quiero volver. Si la organización lo requiere, regresaré", dice convencido.

Inefable" es todo aquello que no se puede definir con palabras. Un término que podría explicar a la perfección el viaje que ha realizado Eduardo Blasco (San Sebastián, 1994), campeón del mundo de Rescate y Socorrismo, al Mediterráneo Central con un único objetivo: salvar vidas.

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