Eduardo Blasco, de campeón del mundo a salvar inmigrantes: "La política migratoria deja de lado los DDHH"

Eduardo Blasco lo tiene claro: va a poner sus habilidades y conocimientos como deportista de élite para salvar vidas al servicio de la defensa de los derechos humanos. Su trayectoria como deportista de élite le avala: en septiembre logró el oro en la prueba de 50m remolque del Mundial de Salvamento y Socorrismo. Ahora, va a llevar su potencial más allá de piscinas y competiciones y salvará vidas en aguas abiertas.

Nacido en 1994 en San Sebastián, siendo muy pequeño se trasladó a Fuerteventura, la isla que le ha visto crecer y donde ha madurado su decisión de irse al Mediterráneo Central a salvar a inmigrantes. Confiesa que ha pasado por distintas fases y que siempre ha sido muy sensible a las causas sociales, pero no siempre ha sido el momento oportuno. "Al principio, aunque me gustaba la idea, no me lo planteaba porque eso me iba a afectar mucho a nivel deportivo e iba a tener mucha presión social", explica. Hasta que, unos años más tarde, pierde el miedo a ser juzgado, desarrolla la idea y una ONG se pone en contacto con él para hacerle la propuesta. Ahí empieza todo.

"No puedo estar de brazos cruzados mientras miles de personas mueren en el mar y no se hace nada. Quiero que me recuerden por esto”

Admite que la decisión no gustó a todo el mundo y a lo largo de estos meses ha tenido que lidiar con presiones desde distintos puntos: a nivel deportivo, político o de determinados "grupúsculos", como él mismo los denomina, con ideas racistas y de extrema derecha cuyo objetivo era que dudara y se echara para atrás. "Hubo un momento que esto me hizo dudar e incluso me llevó a pensar que tal vez tenían razón. Pero luego pensé en mis valores, en mis convicciones y en que no iba a darles el gusto de salirse con la suya. Quiero aprovechar mis habilidades para salvar vidas", cuenta con convicción.

Blasco se sale del estereotipo de los deportistas, que no suelen posicionarse políticamente ni opinar sobre temas controvertidos. Recuerda que muchas personas de su entorno le dijeron que era mejor que no se implicara tanto, ya que esto podría perjudicar a su imagen. Pero él lo tenía claro, no quería ser como los demás atletas que "presumen de la multitud de cosas materiales que tienen o los lujos que se pueden permitir". Hay cosas más importantes que ganar una medalla: "Quiero utilizar mi capacidad de influencia para visibilizar esta situación, no nos podemos quedar de brazos cruzados mientras miles de personas mueren en el mar y los Estados no hacen nada. Quiero que se me recuerde por esto". Mientras se escriben estas líneas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicaba que más de 27.000 personas han desaparecido en el Mediterráneo desde el 2014, y más de 1.800 en el primer semestre del 2023.

Lo que Eduardo no se esperaba era que la incertidumbre iba a empañar todo el proceso. "Tendría que haber partido a operaciones de rescate en diciembre, pero la misión se ha pospuesto dos veces". Según explica, esto se debe a que gran parte de la ayuda humanitaria de distintas oenegés se ha destinado a los terremotos de Siria y Turquía y a la guerra en Ucrania, pero también por el estado de emergencia migratorio impuesto por Meloni. "Yo quiero salir todas las veces que se pueda y se me está haciendo muy larga la espera, sobre todo viendo que hacemos falta ahí, que hay naufragios cada día", afirma a El Confidencial. Sin embargo, parece que este tiempo llega a su fin y, si nada se tuerce, este verano se irá a una misión, que probablemente dure un mes, para rescatar a inmigrantes.

El destino será Italia, el país de destino de la ruta del Mediterráneo Central, que parte principalmente de Libia. Según datos de la OIM, en el 2022 recibió el 70% de las llegadas, un total de 105.561 personas. Además, es la más mortífera: el 55% de los fallecimientos o desapariciones el año pasado tuvieron lugar en esta ruta, 1.417 según cifras de la OIM. Cabe señalar que hasta junio de 2023, el dato es de 1.064. Estos datos probablemente sean más altos debido a los naufragios y muertes de los que no se tienen registros. Un ejemplo de ello es el caso reciente del naufragio en el mar Jónico, cerca de Grecia, que se dirigía a las costas italianas, en el que se han podido rescatar 81 cadáveres y un centenar de supervivientes, pero no se sabe exactamente cuántas personas iban en la embarcación, aunque se estima que eran 750.

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Teniendo en cuenta estos alarmantes datos, el campeón del mundo es consciente de que requiere de una gran preparación física, ya que se tendrá que enfrentar a condiciones adversas del mar, por ejemplo. Pero a nivel psicológico es más complicado, porque tendrá lidiar con situaciones tan complejas como rescatar cuerpos sin vida, a niños o priorizar a quién salvar. "Puede que una parte de mi mente se quede allí, porque muchas veces verte sometido a algo tan emocional y tan injusto hace que tu mente solo piense en volver. Pero creo que ya sin haber ido, con la impotencia vivida, ya he cumplido uno de los objetivos y es luchar contra los que querían que me quedara quieto y callado", afirma emocionado Blasco.

La política migratoria europea como "un arma política"

Blasco sabe que se enfrenta a poderosos intereses marcados y reflejados en la política migratoria europea, que califica como "un arma política que deja de lado la vida de las personas, los derechos humanos y el derecho internacional para centrarse en intereses partidistas e ideas xenófobas". En relación con la nueva política migratoria de Meloni en Italia, opina que "no hay justificación para cerrar un puerto y no dejar que desembarquen personas que están en peligro o asignarles un puerto que está a varios días de navegación. Esto no se tendría que permitir".

Este tipo de medidas provocan que cada vez sea más complicado llevar a cabo las labores de rescate, poniendo impedimentos para llevarles a un lugar seguro en el que se les pueda brindar asistencia, lo que ha sido denunciado por diversas oenegés de rescate como Open Arms. Eduardo Blasco recuerda que "el derecho internacional establece que si hay una persona en peligro en el mar, tu obligación es salvarle. Da igual quién sea o de dónde venga. No puedes dejar a personas a la deriva y en peligro". "Lo primero es salvarles y llevarles a un lugar seguro, luego ya se verá cuál es su situación y si se les concede la protección internacional", afirma con contundencia a este medio.

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Además, Eduardo vive en Canarias, donde la llegada de embarcaciones con inmigrantes se produce a diario. Aunque en el 2022 la cifra disminuyó, 15.682 personas llegaron a las islas por vía marítima, según el último informe de CEAR, y 559 murieron o desaparecieron en la ruta atlántica hacia Canarias, una cifra que se incrementa a 1.784 personas con los datos registrados por la organización Caminando Fronteras. No obstante, al igual que en Italia, es una cifra de mínimos, ya que no se contemplan las embarcaciones y naufragios invisibles, como el que ha tenido lugar recientemente a 150 km de Canarias y en el que han muerto dos personas y 37 continúan desaparecidas. En este caso en concreto, el piloto del avión de búsqueda dudaba de la soberanía de las aguas en las que se encontraba y Salvamento Marítimo decidió dejar en manos de Marruecos el rescate, que se dilató 12 horas.

Esta situación, explica, ha sido aprovechada por los partidos de extrema derecha para extender su discurso de odio. "Como en todos los sitios, existe un racismo estructural y aporofobia, ya lo vimos con Ucrania, que no todos los inmigrantes y refugiados son iguales, y la educación es lo único que puede acabar con esto", dice esperanzado.

Tras meses de preparación y trabajo en el que las ganas no han hecho más que aumentar, parece que para el campeón del mundo en rescate y socorrismo empieza la cuenta atrás para una de las misiones más importantes de su carrera a nivel profesional y personal.