La película que (casi) mató a Terry Gilliam: su 'Don Quijote' ha sido una ruina

A menos de un mes de que se celebre la gala de entrega de los Goya el próximo 2 de febrero en Sevilla, en El Confidencial hacemos un repaso de los títulos que compiten en la 33 Edición de los Premios de la Academia. La última película de Terry Gilliam, 'El hombre que mató a Don Quijote', compite en cinco categorías: Mejor diseño de producción, Mejor dirección artística, Mejor vestuario, Mejor maquillaje y peluquería y Mejor canción. Pero la esperadísima -por anticipada y por pospuesta- reinterpretación del 'Caballero de la Triste Figura' ha encontrado sus propios molinos de viento y ha sido una "decepción" en taquilla, como reconocen sus dos principales productores, Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky.

El 1 de junio el milagro se produjo: por fin, después de casi 30 años desde que el proyecto de 'El hombre que mató a Don Quijote' se pusiera por primera vez sobre la mesa, Terry Gilliam pudo ver su proyecto -quijotesco donde los haya- estrenado en la gran pantalla. Unos meses antes había cerrado la Sección Oficial del Festival de Cannes con una recepción templada. Pero la crítica es la crítica y el público es el público, valga la obviedad, y la taquilla podía darle la vuelta a la mala suerte de Gilliam.

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Después de cuatro intentos de sacar adelante la producción y de la pelea por los derechos de autor con el productor portugués Paulo Branco —que acabó con una sentencia a favor de los actuales productores pero con una multa de 10.000 euros a Gilliam por una incorrecta rescisión del contrato—, el parto más largo y doloroso de la filmografía del director de Minnesota vio la luz con un presupuesto de entre 16 y 17 millones de euros en forma de coproducción entre España (70%), Bélgica (10%), Francia (10%) y Portugal (10%), un coste mucho más bajo de lo previsto inicialmente por Gilliam pero más que generoso respecto a la media de las producciones españolas. Según la memoria de las Ayudas a la cinematografía de 2017, la inversión española de la película fue de 12.160.863 euros —con una ayuda de 1,4 millones del ICAA y 243.478 euros del fondo europeo Eurimages—, con diferencia el largometraje nacional más ambicioso del año. En 2017, el presupuesto medio del cine español se situó alrededor de 1,7 millones de euros —incluyendo documentales— y en 2019, de momento, la producción española más cara será, según 'El blog de cine español', 'Dolor y Gloria' de Pedro Almodóvar, con 9,6 millones.

Un presupuesto como el del 'Quijote' está justificado por la cantidad de localizaciones utilizadas —desde Portugal hasta las Canarias, pasando por Navarra, Castilla La Mancha, Castilla y León y Aragón— en un rodaje que duró 12 semanas y tres días y por un reparto internacional encabezado por Adam Driver —nominado al Globo de Oro y villano de la nueva trilogía 'Star Wars—, Jonathan Pryce —'Juego de Tronos', 'Piratas del Caribe'—, Stellan Skarsgård —'El indomable Will Hunting', 'Vengadores: la era de Ultrón'—, Olga Kurylenko —'Quantum of Solace', 'Oblivion'— y los españoles Sergi López, Óscar Jaenada, Rossy de Palma y Jordi Mollá. A lo que hay que sumar el prestigio de la marca Gilliam y en consecuencia su presumible distribución extranjera.

A pesar de un estreno a lo grande en 108 salas —aunque menor que lo habitual en, por ejemplo, un 'blockbuster' de Hollywood— y con una distribuidora potente como Warner detrás, 'El hombre que mató a Don Quijote' en el fin de semana de su estreno no consiguió superar la duodécima posición de la recaudación de películas en cartelera, con apenas 16.500 euros en su primer día y 82.700 en todo el fin de semana. A cierre de 2018, según los datos del Ministerio de Cultura, 'El hombre que mató a Don Quijote' ha ingresado en España 192.617 euros y la han visto en salas 30.088 espectadores, datos que la colocan como el cuadragésimo tercer estreno español más taquillero de 2018. Y según datos de 'El blog de cine español', la película de Gilliam es la decimosexta película con producción española más taquillera del año a nivel internacional.

A cierre de 2018, 'El hombre que mató a Don Quijote' ha ingresado en España 192.617 euros y la han visto en salas 30.088 espectadores

Según páginas como Boxofficemojo o 'The Numbers', 'El hombre que mató a Don Quijote' ha recaudado a nivel mundial 1.563.084 euros. Y casi la mitad de la taquilla procede de Francia, donde ha ingresado 753.195 euros. Unos números muy exiguos para los 17 millones de euros de inversión. "La película se ha estrenado ya en diecisiete países [entre los que están Francia, Italia, Polonia, Bulgaria, República Checa, Grecia...] y ahora lo hará por toda Latinoamérica y más adelante en Estados Unidos, donde pasará por más de 700 pantallas", desglosa Mariela Besuievsky al otro lado del teléfono. A lo que hay que sumar el acuerdo con Movistar+, que ya cuenta con la película de Gilliam en el catálogo de la plataforma.

En Estados Unidos se estrenará en 700 salas gracias a Screen Media, después de que Amazon rompiera un acuerdo previo

Hace menos de un mes, 'Variety' informó de que por fin la distribuidora Screen Media había comprado los derechos para exhibir la película en el mercado estadounidense, donde el estreno se prevé para marzo, después de que Amazon rompiera un acuerdo previo. "Terry Gilliam es un autor de verdad y su última película no decepciona", ha afirmado David Fannon, presidente de Screen Media. "Es la conjunción perfecta de película y director, la historia de Don Quijote, un hombre que cree en cosas en las que el resto de la gente aparentemente no cree, hasta que al final comparten su visión. Screen Media está entusiasmada con que por fin el público estadounidense pueda ver la odisea de Terry Gilliam".

Besuievsky y Herrero son absolutamente francos. "No sabes la pena y el daño económico que ha supuesto para nosotros", reconoce la productora de directores como Francis Ford Coppola, Álex de la Iglesia, Rodrigo Sorogoyen, Juan José Campanella o Gracia Querejeta. "Ha sido un golpazo enorme y no entiendo muy bien por qué".

"Ha sido un golpazo enorme y no entiendo muy bien por qué", reconoce Besuievsky

"Para nosotros ha sido una gran decepción", admite Herrero, responsable también de éxitos como 'El secreto de sus ojos' (2009) y 'Balada triste de trompeta' (2010), entre más de 140 títulos. "Esperábamos mucho más, con la expectación, tras el paso por Cannes, con una distribuidora tan potente como Warner detrás, pero nos dimos cuenta en cuanto empezaron a llegar los primeros datos del día del estreno. La película es quizás demasiado original, demasiado rara y ese tipo de películas cada vez tiene menos espacio en salas de cine. Piensa en 'Cold War'; aunque todo el mundo habla de ella apenas ha hecho en España un millón y pico de euros". "Está claro que 'El hombre que mató a Don Quijote' no ha ido bien, pero estas cosas también hay que verlas con perspectiva, porque, por ejemplo, 'Campeones', que ha sido la película española más taquillera, fuera no ha funcionado. En Francia, que la distribuye Le Pacte, que es muy potente, no ha ido bien". Según Boxofficemojo, 725.400 euros. "Tampoco 'El Quijote', porque recaudar 700.000 euros en Francia es muy poco".

La lástima es mayor cuando, a pesar de la heterodoxia —o precisamente gracias a ella—, 'El hombre que mató a Don Quijote' es puro Gilliam, una comedia surrealista y desquiciada, una visión personal e intransferible, hilarante y mágica, que merecía mejor suerte. La cinta de Gilliam es pura sorpresa, imprevisible y desprejuiciada, con escenas memorables y un Jonathan Pryce que borda su interpretación del hidalgo enloquecido. Pero también es cierto que Gilliam no es un imán infalible del público de masas y ha alternado éxitos como '12 monos' (1995), que recaudó 148 millones de euros en todo el mundo, con fracasos de taquilla como 'Tideland' (2006), que con un presupuesto de 12 millones y medio de euros recuperó 493.000 euros en entradas de cine.

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"'El hombre que mató a Don Quijote' no es perfecta ni tiene una narrativa fácil, pero es imaginativa y tiene muchos valores destacables", continúa Herrero. "Era una propuesta arriesgada y las películas duras, distintas, la gente ya no tiene tendencia de ir a verlas. El Quijote es uno de nuestros principales símbolos culturales y parece que en este caso no apreciamos los valores de nuestra historia y nuestra cultura". "Ahora lo que mejor funcionan son cierto tipo de comedias que te hacen pasar un buen rato y sentirte mejor persona, que son complacientes con el espectador; yo también sé hacer ese tipo de comedias, pero creo que hay que ir más allá. Además, casi todas estas comedias tienen el apoyo de la publicidad de las cadenas que luego tienen los derechos y tienen un valor promocional mucho más grande que el resto de películas".

Besuievsky intenta encontrar una razón más allá del caso concreto, ir a la raíz de un sector que "está muy frágil". "Primero hay cosas que no puedes controlar, como si hay fútbol, hace buen tiempo y no va nadie al cine o llueve y las salas están llenas. Nosotros estrenamos en junio y el ambiente con el tema de Cataluña estaba muy tenso [allí la película ha ido particularmente mal] y quizás la gente buscaba simplemente entretenerse y no una historia complicada. Pero luego hay otros problemas más profundos, cambios que están ocurriendo y que el sector se tendrá que sentar a analizar tarde o temprano".

Hay otros problemas más profundos, cambios que están ocurriendo y que el sector se tendrá que sentar a analizar tarde o temprano

"Parece que no hemos dado cuenta, porque ha sido paulatino, pero hay que considerar que han disminuido drásticamente las salas de cine de autor y en versión original; muchas capitales importantes de más de 200.000 habitantes no tienen salas de cine de autor. Luego, además, nos matamos entre nosotros. Hay canibalismo industrial. De repente, en una semana se estrenan tantas películas que los cines no encuentran espacio para exhibirlas. El problema es que las ayudas se conceden todas a la vez y te dan un plazo máximo para estrenarlas (creo que de nueve meses) y llegan a las salas todas a la vez. Hay que replantearse el modelo. Y también está la programación en horizontal que hacen los cines, que van cambiando de horarios y de salas las películas y crean más obstáculos para que el espectador vaya a ver una película. Antes no se hacía por las dificultades técnicas que tenía proyectar en celuloide, pero ahora sólo es un botón, así que cines con nueve salas están proyectando catorce películas, cambiando las sesiones. Además, si proyectan dos películas en vez de una por sala, los cines cobran por proyectar cada película, así que cobran dos veces en vez de una. Necesitamos darnos cuenta del cambio de modelo y adaptarnos cuanto antes".

La primera muerte del Quijote

Volviendo al Quijote, la primera vez que Gilliam intentó rodarlo —sí, aquella que dio lugar al documental de catástrofes 'Lost in La Mancha'—, el proyecto contó con un presupuesto inicial de 35,7 millones de euros (32 millones de libras). Con Johnny Depp, Vanessa Paradis y Jean Rochefort como protagonistas, este primer intento de rodar 'El hombre que mató a Don Quijote' se canceló a los cinco días de haber empezado, tras una serie de catastróficas desdichas que incluyeron enfermedad, tempestades y problemas de calendario.

Una parte de mí todavía no puede creer lo que ha pasado", contaba Gilliam a 'The Guardian' en febrero de 2001, cinco meses después de que el primero de sus quijotes se fuera al traste. "Quiero decir: ha sido un proyecto difícil desde el día uno, pero lo que ha pasado ha sido tan absurdamente cruel, tan surrealista y devastador, que creo que todavía no me he recuperado". El primer día de rodaje, en un lugar perdido entre Aragón y Navarra, Jean Rochefort, que entonces acababa de cumplir 70 años, empezó a desarrollar los síntomas de una infección de próstata; "de repente parecía que tenía 80 años en vez de 70 y obviamente le dolía. Era el primer día y ya estábamos en la mierda", reconoció entonces.

Al segundo día, cuando estaba previsto que Johnny Depp rodase sus primeras escenas, empezó a llover tanto que un torrente de agua y lodo arrasó el 'set' de rodaje. "Fue como una tempestad, como un castigo por todo lo malo que he hecho en mi vida. Me sentí como Job". Al cuarto día, mientras el equipo intentaba reconstruir los escenarios y quitar el barro del vestuario y los decorados, Gilliam se dio cuenta de que el color del paraje había cambiado por completo: "Nada era del mismo tono. Intentamos falsear los planos, cualquier cosa para seguir rodando". Al quinto día, el ayudante de dirección le dijo a Gilliam que Rochefort no podía continuar el rodaje en semejantes condiciones, a pesar de que el francés, aunque sufría muchos dolores, se empeñó en seguir. Grabaron durante una hora. Tres hombres le tuvieron que ayudar a bajar del caballo. Al día siguiente tuvieron que trasladarlo en avión hasta París para operarlo de una doble hernia. "Y ese fue el final de la película".

"Al principio, la aseguradora quería que hiciésemos y nuevo casting y nos pusiéramos a rodar en cuatro semanas, pero eso era imposible". Y ni Vanessa Paradis ni Johnny Depp podían reordenar sus calendarios para rodar en otras fechas debido a otros compromisos profesionales.

Ni Vanessa Paradis ni Johnny Depp podían reordenar sus calendarios para rodar en otras fechas

En 2008, Gilliam intentó volver a poner en marcha el proyecto, con Michael Palin primero y Robert Duvall después como sustitutos de Rochefort. En 2010 Johnny Depp se volvió a bajar del caballo y Ewan McGregor se perfiló como el fiel escudero de este Quijote moderno. Pero el proyecto volvió a quedarse estancado. El 2014 volvió a ponerlo en marcha, esta vez con John Hurt como protagonista. Antes de empezar a rodar, a Hurt le diagnosticaron cáncer de páncreas (murió en 2017). De nuevo, 'El hombre que mató a Don Quijote' encalló. En la Berlinale de 2016, Gilliam llegó a un acuerdo con el productor portugués Paulo Branco, con la idea de recuperar a Michael Palin como Quijote y con Adam Driver en el papel que había pasado por las manos de Depp y McGregor. Pero la mala relación de Branco y Gilliam volvió a paralizar la producción. Hasta que Herrero y Besuievsky decidieron rescatar a Gilliam y acompañarlo en la cruzada contra sus molinos personales. Un juicio contra Branco y una perforación de arteria después (a Gilliam probablemente le dolió más el juicio que la arteria), la película llegó a Cannes y luego a la cartelera española.

Al poco del estreno, Gilliam reconoció que el esfuerzo de sacar adelante 'El hombre que mató a Don Quijote' le había dejado "vacío". "De verdad que no tengo planes, no tengo una película en la cabeza. Veremos qué pasa. Tengo que seguir leyendo libros y tratar de robar alguna idea que me guste". De momento no hay ningún título anunciado y en IMdB su filmografía ha quedado varada en 2018. Esperemos que Gilliam sea capaz de reponerse a esta profecía autocumplida.