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"Los políticos corruptos son zafios y, sobre todo, nunca hablan claramente de robar"
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"Los políticos corruptos son zafios y, sobre todo, nunca hablan claramente de robar"

El director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña presentan 'El reino', una película sobre la corrupción en la Comunidad Valenciana que se estrena el 28 de septiembre

Foto: Bárbara Lennie y Antonio de la Torre en 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. (Warner)
Bárbara Lennie y Antonio de la Torre en 'El reino', de Rodrigo Sorogoyen. (Warner)

Después de su aplaudida 'Que Dios nos perdone' (2016), el director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña vuelven al Festival de San Sebastián con 'El reino', un 'thriller' político que se adentra en las cloacas de la corrupción: Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre) es un político autonómico de la Comunidad Valenciana que, después de que la Justicia lo relacione con un caso de corrupción, se enfrenta al ostracismo social y a las represalias de su partido. ¿Les suena? Personajes salidos de un tubo de ensayo en el que se mezclan personas y casos reales para intentar explicar el porqué de unas prácticas que tienen menos que ver con una vocación de servicio público que con las artes del latrocinio.

'El reino' se estrena el próximo 28 de septiembre, pero antes ha pasado por la Sección Oficial de Zinemaldia. Sorogoyen y Peña, pareja artística indisoluble desde que coincidieron en la serie 'Impares' hace ya una década, explican por qué han querido dedicarle una película al tema más candente de los últimos años.

PREGUNTA. Lo que conocemos los ciudadanos de los políticos no es su imagen más natural ¿Cómo os habéis documentado para retratar la forma de hablar en privado, la forma de relacionarse?

RODRIGO SOROGOYEN. Los políticos son todo menos naturales menos en su vida real, que sí lo son. En la película no hay un sólo mítin.

ISABEL PEÑA. De hecho el único mítin que hay es uno en ‘off’, el de Frías (José María Pou) y fue difícil de escribir porque, ¿de qué habla esta gente? ¿De presupuestos?

R.S. Una gran fuente de documentación han sido todas esas grabaciones que han salido en las noticias. Te abre la cabeza muchísimo y, aunque puede sonar como una perogrullada, en la realidad hablan como tú y como yo.

I.P. Son zafios y, sobre todo, nunca hablan de robar. No hablan de robar un móvil. Hablan de “aquella cosa que hicimos”. Eso nos fascinó y como primera regla de oro pusimos que nunca hablaran de robar o de dinero. Son “los líos”, “las cosas”.

P. Sorprende la violencia y la forma de relacionarse en la intimidad, pero también habéis recurrido al humor para retratarlos.

R.S. Ha sido todo muy divertido. Nuestro viaje ha ido desde la indignación, pero de repente nos reíamos y luego nos sentíamos culpables, no por frivolizar, pero sí por una especie de banalización. Aunque reírse es sanísimo. Nos hemos documentado mucho, aunque no creas que han sido todo el rato grabaciones. Nosotros tenemos un cierto tino a la hora de hacer diálogos un poco más coloquiales y de la calle. Nos ha costado mucho más la trama de ‘thriller’, que ahí somos más inexpertos. (ríen)

P. Durante la documentación para 'El reino', ¿qué es lo que os habéis encontrado que os haya provocado la mayor indignación?

I.P. Lo que más me indigna es que a veces ya nos resbala, que han salido tantas cosas que tenemos la piel dura.

R.S. No hemos descubierto nada que sólo sepamos nosotros, no, quizás algo que no todo el espectador medio sepa no sé. Pero leí el libro ‘Yonquis del dinero’, que coge a diez personajes de la política evidentemente corruptos y lo único que tienen en común es que todos son de la Comunidad Valenciana. De repente te ponen el compendio y ves a diez tipos que durante quince años han hecho no una cosa, sino de todo, y te explota la cabeza y te das cuenta de lo desinformados e insensibilizados que hemos estado, y es el retrato de un país. Que esos diez tipos hayan coincidido en la Comunidad Valenciana y que pertenezcan al partido que ha gobernado en esa comunidad, te hace plantearte en qué país vivimos. Bueno, había uno que era de izquierda radical pero acabó en el PP.

placeholder Antonio de la Torre, Nacho Fresneda, Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. (Julio Vergne)
Antonio de la Torre, Nacho Fresneda, Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña. (Julio Vergne)

P. La corrupción es el gran tema de la España de la última década. En vuestras anteriores películas también el retrato del ahora, del tiempo en el que vivimos, está muy presente. ¿Sentís la necesidad de ser cronistas de vuestra época?

R.S. nosotros no decimos: ¡tenemos que ser el retrato de nuestro tiempo! Nos damos cuenta cuando tú nos lo dices. Pero cuando hacemos una peli pensamos, ¿de qué nos apetece hablar? Ahora de corrupción.

I.P. No es premeditado y es parte de lo que nos interesa. Y es verdad que las películas que hemos hecho juntos y las que están ahí que no han salido y las que estarán casi siempre parten de un telediario, una noticia, algo real que le ha pasado a tu amiga. Suele nacer de ahí, y supongo que eso es lo que significa.

P. Al final de la película, el protagonista, Manuel, parece dirigirse al espectador rompiendo la cuarta pared. ¿Queríais apelar directamente al espectador para que reflexione sobre su propio papel en la corrupción política?

R.S. Creo que toda la peli está muy pensada y hemos sido muy racionales, a pesar de que la película naciese de una indignación visceral hemos intentado dejarla a un lado y escribir un ‘thriller’. Pero en la última escena nos hemos reservado el derecho no de hablarle al espectador, sino al político que veíamos en la televisión y al que le preguntábamos “¿por qué?”.

I.P. Nosotros les hemos querido preguntar por cómo ha podido pasar esto. Consideramos que son gente inteligente, formada. ¿Cuál ha sido el proceso mental que les permite vivir consigo mismo? No son monstruos, son seres normales con los que en algún momento hasta puedes llegar a sentir una empatía, como esperemos que le suceda al espectador con Manuel.

placeholder Cartel de 'El reino'
Cartel de 'El reino'

P. En 'El reino' se habla de corrupción en la Comunidad Valenciana, pero hemos visto casos en cualquier esquina de nuestro país. Hay una idea generalizada de que en otros países, habitualmente los nórdicos, no sufren una corrupción tan acuciante a todos los niveles. ¿Qué pasa en España? ¿Por qué los escándalos saltan cíclicamente y los actores suelen ser los mismos o parecidos?

I.P. Yo creo que corrupción hay en todos los países. Yo antes pensaba que en España era donde más, pero en realidad en todos los países hay corrupción. Yo creo que la particularidad y el gran problema de España es la poca elegancia que tenemos para admitir que nos han pillado.

R.S. Y la poca tolerancia que hay en otros países y la mucha tolerancia con la corrupción que hay aquí. No creo que hay un político más corrupto que otro dependiendo del país, sino que lo que cambia es el castigo, en el sentido de la responsabilidad. En otros sitios les pillan y se van. Aquí no. Y esa falta de responsabilidad creo que es muy mediterránea.

P. En vuestra película no se escapan de la crítica ni políticos ni ciudadanos ni medios de comunicación. Siendo todos partícipes en mayor o menos porcentaje, ¿hay remedio?

I.P. Creo que sí hay remedio, pero faltan dos generaciones. Si se nos da bien la educación de los jóvenes yo creo que sí hay remedio. Puede que los niños que ahora están en Bachillerato y que dentro de poco irán a la universidad y luego harán un máster y luego llegarán a cargos de más o menos responsabilidad para la sociedad, creo que ahí está el remedio.

R.S. Tres generaciones.

Después de su aplaudida 'Que Dios nos perdone' (2016), el director Rodrigo Sorogoyen y la guionista Isabel Peña vuelven al Festival de San Sebastián con 'El reino', un 'thriller' político que se adentra en las cloacas de la corrupción: Manuel López-Vidal (Antonio de la Torre) es un político autonómico de la Comunidad Valenciana que, después de que la Justicia lo relacione con un caso de corrupción, se enfrenta al ostracismo social y a las represalias de su partido. ¿Les suena? Personajes salidos de un tubo de ensayo en el que se mezclan personas y casos reales para intentar explicar el porqué de unas prácticas que tienen menos que ver con una vocación de servicio público que con las artes del latrocinio.

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