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'Guardiana de dragones': magia y acción en la superproducción de animación chino-española
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'Guardiana de dragones': magia y acción en la superproducción de animación chino-española

Salvador Simó y Jianping Li codirigen la adaptación al cine de la saga fantástica 'Dragonkeeper'

Foto: Ping es la 'Guardiana de dragones'. (AContracorriente)
Ping es la 'Guardiana de dragones'. (AContracorriente)

Sin ser aquí la firmante muy entusiasta de la animación infantil, la curiosidad alrededor de la primera gran coproducción chinoespañola de animación -ni más ni menos que 25 millones de euros- ha sido el perfecto aliciente para acercarse a esta anomalía titulada Guardiana de dragones, una película de aventuras fantásticas con sabor clásico, que mezcla la animación tradicional con las técnicas 3D y que codirigen el catalán Salvador Simó -ganador del Goya y nominado a los premios Annie en 2019 por Buñuel en el laberinto de las tortugas- y el director y productor chino Jianping Li. Ya es llamativa, al comienzo de la película, la confluencia de los logotipos de la productora de cine estatal china y los de Movistar y Antena 3, en un hermanamiento que responde a un momento en el que el audiovisual chino se expande hacia Occidente más allá de sus fronteras culturales tradicionales y en el que la animación española demuestra el gran desarrollo que ha experimentado en los últimos años.

Foto: Fotograma de 'Dragonkeeper', en cines el viernes. (Cedida por MP Comunicación)

Guardiana de dragones no esconde sus referentes del clásico moderno de Disney Mulán (1998): ambas protagonistas son femeninas, ambas hablan con dragones, ambas provienen de una familia maltratada por los nobles de la época y ambas están ambientadas en la China imperial; en el caso del estreno que nos incumbe, durante la Dinastía Han, que abarca desde el 200 a.C hasta el 200 d.C, aproximadamente, considerada como la época dorada de la historia de China-. La película de Simó y Jianping adapta la historia de la saga fantástica homónima de la escritora australiana Carole Wilkinson y transporta al espectador hasta un país estamental, en el que la servidumbre -o esclavitud- se heredaba. Guardiana de dragones reproduce ese cóctel que tan bien ha funcionado a Disney en el que se mezcla la aventura, la fantasía y los animales con características antropomórficas que ha definido muchas de estas películas que, en el fondo, se resumen en un gran viaje de autodescubrimiento.

La película comienza relatando el marco fantástico en el que se moverá la película: "Ya nadie recuerda los tiempos oscuros, cuando la amenaza de los nigromantes se cirnió sobre el mundo y la humanidad estuvo a punto de perecer. El emperador acudió entonces a la única fuerza que pudo salvarnos: un vínculo sagrado se formó entre los dragones y unos pocos elegidos de corazón puro que aprendieron los secretos de su sabiduría. Juntos, hombres y dragones, derrotaron a las huestes de Wucheng, pero tras la victoria germinó la semilla de la desconfianza y el miedo; el emperador, envidioso de su poder, dio caza a los dragones y persiguió a sus guardianes". En resumen: ahora los emperadores matan a los pocos dragones que quedan y utilizan su sangre para aumentar su longevidad y quién sabe si conseguir la inmortalidad.

Entendemos que Ping, la protagonista, una niña huérfana zurda -tradicionalmente se asocia el zurdismo al demonio- a la que un día abandonan en un pueblo, es una de esos guardianes que cuenta con la extraña habilidad de comunicarse con los dragones. La niña, ajena a sus poderes, crece al amparo de Ma, una anciana sirvienta maltratada por la clase dirigente y con Hua Hua, una rata también huérfana, como única amiga, hasta que un día se encuentra con una pareja de dragones encarcelados que le revelan su poder. Los dragones le encomiendan a Ping llevar el huevo del dragón que puede cambiar el curso de la historia al único lago donde puede disoverse la cáscara de huevo. Sin embargo, el huevo del dragón cae en manos de soldados imperiales, y Ping tendrá que rescatarlo antes de que caiga en manos del emperador.

placeholder Otro momento de la película. (AContracorriente)
Otro momento de la película. (AContracorriente)

Por un lado, Ping está convencida de que su destino no se puede cambiar y que el suyo es el de ser una sirvienta, por otro, le puede la curiosidad sobre su pasado, sobre sus raíces y sobre por qué es una de las elegidas. La película acerca conceptos de la cultura china como el qi -pronunciado chi-, que es algo así como las fuerzas que mantienen el universo unido. Por otro, tendrá que enfrentarse a la estructura de clases de la China imperial: a la clase servil la maltrata el Maestro Diao, maltratado a su vez por el emperador. El Maestro Diao, el principal enemigo de la protagonista, ambiciona elevarse hasta el lugar de los dioses y, para ello, necesita el huevo de dragón. E intentará conseguirlo con ayuda de su esclavo, Wang Chao.

El viaje de Ping sirve como excusa para que Guardiana de dragones despliegue un sinfín de suntuosos paisajes llenos de agua y vegetación, de atardeceres rosados y de palacios semiabandonados en los que se explican las leyendas sobre la que se sustenta la trama. El uso de colores vivos -sobre todo los azules, los verdes y los amarillos- ayudan a crear esa China de leyenda, y el acabado similar al de las tintas con el que han embellecido el 3D da a la animación un aspecto más artesanal, clásico y cuidado, aunque hay alguna parte -como la entrada a la ciudad abandonada de Wucheng- en la que la factura recuerda a la de un videojuego de aventuras. La película gana, sin embargo, en la persecución del dragón sobre los tejados de la ciudad imperial o en los interiores del propio palacio.

placeholder Danzi es el dragón que ayudará a Ping en su periplo. (AContracorriente)
Danzi es el dragón que ayudará a Ping en su periplo. (AContracorriente)

También funciona, sobre todo, el diseño de los personajes protagonistas: Ping despliega el encanto a raudales de una protagonista fuerte y temperamental, pero a la vez adorable e ingenua, bien rodeada por Wang Chao o el Maestro Diao. Guardiana de dragones intenta conciliar el tipo de historia clásica de animación de los grandes estudios con la acción y los fuegos artificiales que exigen los espectadores de las novísimas generaciones. Guardianes de dragones es, sobre todo, una rareza en el cine español, fruto de un acuerdo improbable que al final se ha demostrado que no era imposible, a pesar de las diferencias y los choques culturales que se presuponen en una coproducción así. Una película con ese encanto de lo tradicional, aunque haya habido que remozarlo y llenarlo de explosiones y rayos mágicos para unos niños de los que cuesta cada vez más secuestrar la atención.

Sin ser aquí la firmante muy entusiasta de la animación infantil, la curiosidad alrededor de la primera gran coproducción chinoespañola de animación -ni más ni menos que 25 millones de euros- ha sido el perfecto aliciente para acercarse a esta anomalía titulada Guardiana de dragones, una película de aventuras fantásticas con sabor clásico, que mezcla la animación tradicional con las técnicas 3D y que codirigen el catalán Salvador Simó -ganador del Goya y nominado a los premios Annie en 2019 por Buñuel en el laberinto de las tortugas- y el director y productor chino Jianping Li. Ya es llamativa, al comienzo de la película, la confluencia de los logotipos de la productora de cine estatal china y los de Movistar y Antena 3, en un hermanamiento que responde a un momento en el que el audiovisual chino se expande hacia Occidente más allá de sus fronteras culturales tradicionales y en el que la animación española demuestra el gran desarrollo que ha experimentado en los últimos años.

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