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Los chinos también meten dinero (a lo grande) en el cine español
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estreno el viernes 19 de abril

Los chinos también meten dinero (a lo grande) en el cine español

Con un presupuesto de 25 millones de euros, 'Dragonkeeper' se estrena en 330 cines y ha supuesto un trabajo conjunto de ambos países, con algún hándicap de por medio (como la pandemia)

Foto: Fotograma de 'Dragonkeeper', en cines el viernes. (Cedida por MP Comunicación)
Fotograma de 'Dragonkeeper', en cines el viernes. (Cedida por MP Comunicación)

Mañana se estrena Dragonkeeper (Guardiana de dragones en español), una película cuya existencia, más allá de su trama, tiene una curiosa historia detrás. Se trata de la primera coproducción entre la República Popular China y España en el marco del Convenio Bilateral de Coproducción Cinematográfica que existe entre los dos países, algo aún más curioso si tenemos en cuenta que China no tiene muchos más tratados de este tipo. Su presupuesto oscila en los 25 millones de euros, nada mal para una película de animación (el presupuesto medio de un largometraje en España durante 2022 fue de 3,5 millones de euros, para hacernos una idea). Aunque, como quiere matizar el español Larry Levene (productor de la misma) en entrevista con este medio: "Es un presupuesto muy ajustado para la calidad de la película".

Dragonkeeper es la primera película en aprovecharse de este marco de coproducción (en España corre a cargo de Dragoia Media, Movistar Plus y Atrasmedia Cine) en una encrucijada que, como cuenta Levene, ha durado ocho años. "Yo vivo en China desde los 90 y el productor Manuel Cristóbal se puso en contacto conmigo antes de la pandemia porque acababa de comprar los derechos de un libro de Carole Wilkinson que, aunque es australiana, contaba una historia que sucedía en China".

El libro en concreto, del mismo nombre que su versión cinematográfica aunque con alguna variación en su trama, cuenta la historia de una niña esclava en plena dinastía Han que salva la vida a un viejo dragón y deben escapar de su cruel amo transportando una misteriosa piedra. La película, pensada para el público infantil y con una temática que recuerda levemente a otras películas ya vistas como Raya y el último dragón de Disney, ha requerido un trabajo unificado de ambos países en unos tiempos complicados para ese propósito.

España ha tenido la última palabra en materia de guion y de cine. China se ha ocupado de la iluminación o los efectos especiales

"Pensábamos que, ya que toda la historia transcurre en China, lo normal era que la producción fuera suya. Fue en 2018 cuando lo conseguimos con la primera distribuidora de China —China Film Corporation—, y el trabajo ha sido tremendamente complicado y un reto, con gente de distintas culturas y a tanta distancia. Además de la gran dificultad objetiva, que ya se sabía, vino una añadida: la pandemia. La película ha vivido dos pandemias porque los tiempos de confinamiento duros no han coincidido en ambos países".

placeholder Fotograma de 'Dragonkeeper'. (Cedida por MP Comunicación)
Fotograma de 'Dragonkeeper'. (Cedida por MP Comunicación)

"Una película de animación tiene muchos pasos, desde el storyboard al concept art, y en ella trabajan cientos de personas. Aquí los españoles han tenido la última palabra en materia de guion y de cinematografía,", explica Lavene sobre la intrincada manera en que han tenido que trabajar ambos países. "Mientras que los chinos se han ocupado de otros aspectos como la iluminación, el renderizado o los efectos especiales". Esta suerte de trabajo global ha llevado a que se estrene tan masivamente en 330 países —pocas películas españolas han tenido un estreno mundial simultáneo tan importante—. "Creo que interesa tanto porque es una historia de superación, con dragones, que al final son el único punto de unión mitológica que tenemos Occidente y Oriente. La premiere mundial fue en Kiev el 11 de abril, en Estados Unidos se estrenará el 3 de mayo, en Rusia el 6 de junio, también llegará a Brasil... en el caso de la versión china es ligeramente diferente, pero no por una cuestión de censura, sino porque han tenido que poner planos complementarios para que se ajustase al doblaje por una cuestión del propio idioma", señala el productor.

"La película ha vivido dos pandemias porque los tiempos de confinamiento duros no han coincidido en ambos países"

Salvador Simó se ha encargado de la dirección de la película, que ha usado una técnica especial (3D pero con pinceladas, lo que entronca con los clásicos tradicionales del cine de animación). En un momento en que muchas obras audiovisuales están jugando a mezclar 2D y 3D (Arcane, Wish, El gato con botas...), este tipo de 3D pintado aporta complejidad visual al producto. Simó venía además de trabajar en Buñuel en el laberinto de las tortugas (2019), un proyecto muy alejado de este. Cuando se anunció Dragonkeeper, en un principio se señaló que serían Ignacio Ferreras y el chino Zhang Bo los que se encargarían de la dirección, pero luego en 2018 Zhang fue reemplazado por Li Jianping y en 2019 Ferreras hizo lo propio con Simó.

"Había terminado Buñuel y Maléfica 2 y me llamó Manuel para que trabajara en el diseño de los personajes. En realidad conocía el proyecto desde 2013, que fue cuando oí por primera vez a Manuel hablar de él y me gustó mucho", explica Simó. "Después se marchó Ferreras y me propusieron a mí dirigirla. Tuvimos que sentarnos entonces para decidir qué tipo de proyecto queríamos, les planteé un poco lo que tenía en la cabeza porque nada estaba cerrado por aquel entonces. Al final no ha sido complicado hacerlo porque la dirección principal era nuestra, los chinos de lo que se encargaron mayoritariamente era de que fuéramos fieles a la cultura china porque la película está ambientada hace 2.000 años durante la dinastía Han, pero toda la parte narrativa y creativa era española. Hubo que hacer alguna concesión, pero todo funcionó muy bien, lo peor fueron las pandemias que nos pillaron por en medio".

placeholder Fotografía de Salvador Simó. (Cedida)
Fotografía de Salvador Simó. (Cedida)

"Creo que es una película que va a funcionar porque es familiar, tipo evento y recupera un poco el cine de aventuras de los años 80 y 90, y hoy en día las películas de animación son las que llevan mayoritariamente al público al cine", apunta Simón. "Luego también está toda la parte de los dragones, que son animales que nos llevan a un mundo de fantasía, a nuestra infancia, tienen esa particularidad: nos conectan un poco con nuestra parte mágica y nos permiten fantasear".

Simó parece suficientemente satisfecho con el resultado como para pensar que repetiría. "En estas cosas todo está muy bien coordinado y preparado, bien planificado, nada es gratuito. En nuestro caso, las pandemias desde luego no ayudaron, pero hay que pensar que las producciones de animación a día de hoy son globales. Aparte de los estudios americanos, trabajas para animadores que están en Australia o Sudamérica. Es lo normal hoy en día y no hay problema".

Mañana se estrena Dragonkeeper (Guardiana de dragones en español), una película cuya existencia, más allá de su trama, tiene una curiosa historia detrás. Se trata de la primera coproducción entre la República Popular China y España en el marco del Convenio Bilateral de Coproducción Cinematográfica que existe entre los dos países, algo aún más curioso si tenemos en cuenta que China no tiene muchos más tratados de este tipo. Su presupuesto oscila en los 25 millones de euros, nada mal para una película de animación (el presupuesto medio de un largometraje en España durante 2022 fue de 3,5 millones de euros, para hacernos una idea). Aunque, como quiere matizar el español Larry Levene (productor de la misma) en entrevista con este medio: "Es un presupuesto muy ajustado para la calidad de la película".

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