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'Pandataria': una orgía visual a favor de la libertad de las mujeres (y todos los oprimidos)
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LA OBRA DE LA SEMANA

'Pandataria': una orgía visual a favor de la libertad de las mujeres (y todos los oprimidos)

La nueva creación de Cayetana Guillén Cuervo y el bailarín Chevy Muraday es un viaje de danza y teatro con un mensaje político claro. Estará en los Teatros del Canal hasta el 25 de febrero

Foto: Una escena de 'Pandataria', con Cayetana Guillén Cuervo. (Pablo Lorente)
Una escena de 'Pandataria', con Cayetana Guillén Cuervo. (Pablo Lorente)

“La libertad es la ausencia de miedo”. Esta es una de las frases contundentes que se destilan en Pandataria, la nueva creación de Cayetana Guillén Cuervo y Chevy Muraday. Una declaración de intenciones sin cortapisas. Hay muchas más con referencias a la libertad, al amor, a la inclusión. También hay muchos abrazos. Y mucha música. Y baile. Y hasta un manifiesto a partir de textos de Ursula Hirshmann, Nina Simone, Nelson Mandela, Charles Chaplin, Janis Joplin, Yukio Mishima, Lorraine Halspberry, San Pablo, Rosa Parks, Safo o el colectivo dadaísta, trabajados por Laila Ripoll. Y hay hasta un cartel creado por Okuda. Y un rap. Todo cabe en este montaje que lleva ya varios meses de gira exitosa tras su estreno en el Festival de Mérida y que acaba de llegar a los Teatros del Canal.

Pandataria es “un movimiento global” que busca “abrazar a todos los excluidos”, relataba la propia Guillén Cuervo a este periódico hace unos días. Lo ha trabajado con Muraday desde hace tres años cuando comenzaron a indagar en la historia de la isla de Pandataria, de apenas kilómetro y medio en el Tirreno, y a donde fueron a parar las mujeres de la dinastía Julio-Claudia, condenadas principalmente por adulterio durante el imperio romano. Allí acabaron Julia la Mayor, hija del emperador Augusto, su hija Agripina y la hija de esta, Julia Livila. Todas desterradas y muertas por inanición. Por ser mujeres.

Y todas ellas es una Guillén Cuervo que desde el inicio de la obra se convierte en el foco blanco del que irán brotando las palabras que buscan esa libertad. Comenzará sola, en medio de esa isla, y poco a poco se le irán uniendo otros expulsados, el cuerpo de baile con Muraday al frente y que no por casualidad componen el rapero Elio Toffana, la artista no binaria La Merce, el acróbata musulmán Basem Nahnouh y el bailarín de origen africano Chus Western.

Foto: Cayetana Guillén Cuervo, en una escena de 'Pandataria'. (Ilde Sandrín)

Una orgía poética, visual y musical pone en órbita un montaje de texto y danza dividido en dos partes y cuya escenografía, de Muraday y Mambo Decorados, es uno de sus puntos más logrados. La isla se moverá y habrá fuego y lava. Domina todo el escenario y es la que nos va contando qué está ocurriendo con todos los personajes. En ella se moverán los bailarines, a veces de forma sensual, otras con dolor, otras con ganas de ser amado. Destaca la ligereza y a la vez la fuerza de La Merce, que con su cuerpo consigue transmitir qué está ocurriendo en esa Pandataria-prisión. Se nota la mano de Muraday, premio Nacional de Danza en 2006 y uno de los bailarines contemporáneos más aclamados de los últimos años.

Porque es él quien lleva a Guillén Cuervo por todo el escenario y como ella misma confesó a El Confidencial, la hace bailar. Ya lo hizo en 2019 con Aitana Sánchez-Gijón, en Juana, y en 2021 con Juana Acosta en El perdón. No es fácil ponerse en ese papel, pero a la actriz se la ve cómoda en el escenario, tanto con Muraday como con el resto de bailarines. Y tanto que es ella la que, como buena front-woman de la función, lleva al espectador al momento más íntimo que es la confesión, entre el público, de su herida más profunda. Como tienen todos los que habitan esa isla de deportados. Los sin patria.

placeholder Una escena de 'Pandataria'. (Jero Morales)
Una escena de 'Pandataria'. (Jero Morales)

Esta idea de carecer de patria y de sentirse excluido se repite bastante durante todo el montaje. Y ahí se agrupan mujeres, personas LGTBI, migrantes o quien haya sido perseguido por su religión, sus creencias, sus ideas. En tiempos de guerras culturales y polarización la obra defiende la comunión, la inclusión, el antinacionalismo y el amor. Como repite varias veces el personaje de Guillén Cuervo: “El respeto de todos”.

Por eso, después de una primera parte donde la coreografía, la poesía de los movimientos y la música tienen mayor protagonismo llegamos a otra en la que, Guillén Cuervo, ya desprovista de su vestido de vestal y con un uniforme más militar, y ya esa isla convertida en un frontón de colores (de Okuda), asistiremos a la historia de Ursula Hirshmann, una activista judía que luchó contra los nazis junto a su marido, Eugenio, que acabaría en Pandataria, ya con el nombre de Ventotene (el que tiene en la actualidad) en 1941. Fue allí donde escribió el Manifiesto Ventotene que abogaba por una Europa Libre y Unida y que hoy se entiende como embrión de lo que luego sería la Unión Europea. Precisamente, fue Hirshmann la que conseguiría sacar de la isla el manifiesto y diseminarlo por toda Europa.

placeholder Cayetana Guillén Cuervo en 'Pandataria'. (Jero Morales)
Cayetana Guillén Cuervo en 'Pandataria'. (Jero Morales)

Pandataria es un montaje de danza y teatro, pero es también una obra muy política —sí, es una obra con mensaje que no se esconde— que defiende la diversidad y la comprensión del otro. Una obra que grita en varias ocasiones, sobre todo hacia al final, donde ha ido in crescendo y con más peso del texto: ¡la gran manifestación por la libertad!

Y con eso terminó una función donde con los aplausos la sala verde de los Teatros del Canal no se cayó de milagro.

“La libertad es la ausencia de miedo”. Esta es una de las frases contundentes que se destilan en Pandataria, la nueva creación de Cayetana Guillén Cuervo y Chevy Muraday. Una declaración de intenciones sin cortapisas. Hay muchas más con referencias a la libertad, al amor, a la inclusión. También hay muchos abrazos. Y mucha música. Y baile. Y hasta un manifiesto a partir de textos de Ursula Hirshmann, Nina Simone, Nelson Mandela, Charles Chaplin, Janis Joplin, Yukio Mishima, Lorraine Halspberry, San Pablo, Rosa Parks, Safo o el colectivo dadaísta, trabajados por Laila Ripoll. Y hay hasta un cartel creado por Okuda. Y un rap. Todo cabe en este montaje que lleva ya varios meses de gira exitosa tras su estreno en el Festival de Mérida y que acaba de llegar a los Teatros del Canal.

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