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El biógrafo de Isabel II: "La monarquía es un sistema irracional... pero funciona"
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ENTREVISTA

El biógrafo de Isabel II: "La monarquía es un sistema irracional... pero funciona"

Robert Hardman, el experto en monarquía del periódico 'Daily Mail', admite que es absurdo depositar a perpetuidad la jefatura de un Estado en los miembros de una misma familia. En esta entrevista analiza por qué seguimos haciéndolo

Foto: Robert Hardman, experto en monarquía británica y protagonista de una de las charlas del Hay Festival de Segovia. (Cedida/Gema Checa)
Robert Hardman, experto en monarquía británica y protagonista de una de las charlas del Hay Festival de Segovia. (Cedida/Gema Checa)

Robert Hardman lleva más de 30 años informando sobre la familia real británica como periodista del rotativo Daily Mail. Además, es autor de numerosos libros sobre la monarquía. El último se titula Isabel II. Vida de una reina (editorial Planeta) y es la biografía definitiva sobre una mujer que en principio no estaba llamada a sentarse en el trono y que sin embargo lideró al Reino Unido durante décadas de profundas transformaciones.

Hardman estará hoy sábado en el Hay Festival de Segovia, donde conversará junto a Hugh Elliott, embajador del Reino Unido en España, sobre el legado de Isabel II y los retos que esperan a Carlos III.

PREGUNTA. ¿Tiene sentido en el mundo de hoy la monarquía?

RESPUESTA. Es muy difícil explicarle a la gente del siglo XXI la monarquía, hacerles entender un régimen hereditario, una familia que por una suerte de imperativo biológico ha terminado ocupando la jefatura del Estado a perpetuidad. Si mañana se crease una nueva nación, es prácticamente seguro que no escogería a una familia y haría que todos sus jefes de Estado pertenecieran a esa familia. A nadie se le ocurriría hacer eso porque sería irracional. Pero, por otro lado, algunas de las mejores cosas de nuestras vidas son irracionales. Hace años entrevisté a un gran escritor que decía que era enormemente irracional ignorar la importancia de lo irracional. Por supuesto, hay modos distintos de hacer las cosas. Pero la monarquía es el sistema que tenemos en Gran Bretaña —y el que tenéis en España— y una amplia mayoría de los británicos está contento con él. La monarquía nos proporciona un ancla con el pasado, nos ayuda a explicar y a definir quiénes somos, de dónde venimos. Y creo que también hay un argumento práctico en favor de la monarquía, lo que yo llamo el efecto de bloqueo.

P. ¿Y eso qué es?

R. Las fuerzas armadas, el sistema judicial, los servicios públicos y el sector público juran lealtad a la monarquía, y eso hace que sea más difícil que puedan surgir dictadores o políticos deshonestos, les resulta más difícil acceder a ​​las palancas del poder. En Gran Bretaña creo que además hemos tenido mucha suerte, en los pasados dos siglos hemos tenido una buena racha de monarcas. Una cosa muy interesante es que, en los últimos 150 años, en el trono del Reino Unido ha habido durante más tiempo reinas que reyes. Y no solo eso: si pregunta a cualquiera en Gran Bretaña por los cinco mejores monarcas que hemos tenido en los últimos mil años, creo que es muy probable que incluya a Isabel I, a Isabel II y a la reina Victoria. Las reinas en general nos han funcionado bien, nos ha ido bien con ellas.

placeholder Portada de 'Isabel II. Vida de una reina', la biografía de Robert Hardman sobre la monarca.
Portada de 'Isabel II. Vida de una reina', la biografía de Robert Hardman sobre la monarca.

P. Ahora han cambiado las tornas y Gran Bretaña tiene un rey…

R. Sí, ahora tenemos un rey. Estamos en un periodo de reyes hombres. El que tenemos es hombre y los dos siguientes reyes también serán hombres. Veremos.

P. ¿Le parece que hay un estilo de reinar diferente cuando ocupa el trono un hombre o una mujer?

R. Sí. Cuando en el trono hay una mujer tenemos definitivamente un estilo más femenino, más matriarcal. No creo que la gente lo note especialmente, pero cuando escribes sobre la familia real claro que lo notas. Me sorprendió por ejemplo cuando el rey Carlos recibió hace unos meses su primera visita de estado, la de Cyril Ramaphosa, el presidente sudafricano. La esposa de Ramaphosa no pudo asistir a la recepción porque estaba enferma, y el acto terminó siendo bastante masculino. Antes habríamos tenido a la reina, con tiara y su elegante vestido de gala, saludando a otro jefe de Estado, que en ocasiones también era una mujer. Lo único bueno es que cuando hay un rey, también hay una reina, y si hay actos importantes cada uno puede estar en un extremo del salón. El problema es que cuando tenemos una reina soberana, su marido no es rey, solo es príncipe, como ocurría con el príncipe Alberto (en el caso de la reina Victoria) o con el príncipe Felipe (en caso de Isabel lI). Cuando hay una reina soberana esta está más sola. El padre de Isabel II, Jorge VI, se apoyaba por ejemplo muchísimo en su mujer, la reina Isabel, a la que confiaba secretos de estado. Durante la II Guerra Mundial, por ejemplo, cuando Churchill acudía a comer con el rey, la reina estaba también presente y estaba al tanto absolutamente de todo. Pero cuando Isabel II era reina, su marido el príncipe Felipe no estaba al tanto de los secretos de estado.

Cuando se viven tiempos turbulentos, a la gente le gusta aquello que le ofrece una sensación de estabilidad, como la monarquía británica

P. Se acaba de cumplir un año de la muerte de Isabel II. ¿Cree que descansa en paz o se estará removiendo en su tumba al ver lo que ocurre con su familia?

R. Creo que descansa en paz. Estar al frente de una institución dinástica es como dirigir un negocio familiar: el principal objetivo es pasarle el negocio a la siguiente generación en buenas condiciones, si no en mejores de aquellas en las que lo recibiste. Eso es lo que Isabel II realmente esperaba y lo que hizo. Yo creo que la monarquía británica ha tenido un buen año. Cuando falleció la reina Victoria, había muchísimas dudas: el suyo había sido un reinado increíblemente largo y ella, una reina enormemente querida, parecía casi eterna. Suceder a una figura así es una misión casi imposible, pero eso es justo lo que hace la monarquía: adaptarse. Y tras la reina Victoria vino Eduardo VI, un monarca muy popular. Creo que desde que subió al trono Carlos III está mostrando un fuerte liderazgo. No ha hecho enormes cambios, pero también le está ayudando el que la situación política en Gran Bretaña y también a nivel mundial sea bastante inestable. Cuando se viven tiempos turbulentos, a la gente le gusta aquello que le ofrece una sensación de estabilidad. Y la monarquía británica transmite estabilidad, no ha sufrido ninguna amenaza ni desafío importante.

P. Las críticas lanzadas por Harry y Megan contra La Firma, como ellos mismos llaman a la monarquía británica, no han sido pocas…

R. Cuando salió el libro de Harry en enero pasado, poco después de la serie de Netflix, la gente pensó que sería un periodo muy difícil para la monarquía británica. Y estoy seguro de que personalmente fue un momento difícil para Carlos, pero en realidad no cambió nada en absoluto. Las encuestas de opinión no recogieron ningún cambio relevante en el apoyo a la monarquía, así que todo el mundo se encogió de hombros y siguió adelante. La coronación de Carlos fue un gran éxito. Fue obviamente muy diferente a la coronación de su madre, que solo tenía 27 años al ser coronada y que tuvo lugar cuando el país acababa de salir de un largo período de guerra y austeridad. Carlos ha sido coronado con 74 años y en medio de una atmósfera muy diferente. Pero creo que su coronación salió muy bien, todos disfrutaron y, de alguna manera, puso el sello a un nuevo periodo.

P. Las acusaciones de Meghan y Harry, ¿eran fundadas o se trataba de exageraciones?

R. Algunas de sus acusaciones eran por entero justas. Es verdad por ejemplo que había mucha presión sobre ellos. Pero creo que algunas otras acusaciones eran exageraciones. La famosa frase que entonces dijo la reina, "los recuerdos pueden variar", lo resume todo. Las acusaciones de que la monarquía y la prensa trabajaban codo con codo contra ellos, las acusaciones de racismo, me parece que no son equilibradas. Recuerdo que cuando se casaron fue un momento de inmensa felicidad. Fue dos años después del referéndum del Brexit y Gran Bretaña era un país bastante fracturado, y esa boda unió al país en torno a un acontecimiento feliz. Todos queríamos que funcionara, así que la idea de Harry de que los medios de comunicación querían destruir su felicidad es algo que no reconozco, aunque él pueda sentirlo así.

Los duques de Sussex fueron de la familia real 900 días, llevan 1.500 días fuera, no hay mucho que puedan decir sobre lo infelices que fueron

P. Harry y Megan, ¿puedan hacer más daño a la monarquía británica?

R. No. Tal vez, de vez en cuando, habrá momentos en los que hagan ruido, tal vez les guste la publicidad. Me sorprendería que quizás en algún momento Megan no escriba un libro con acusaciones similares a las de Harry. Pero tengo la sensación de que la gente ha pasado página. Los duques de Sussex fueron parte de la familia real durante unos 800-900 días, y ya llevan 1.500 días fuera de ella, así que no hay mucho más que puedan decir sobre lo infelices que fueron en esos 800-900 días en que formaron parte de la familia real. Además, todos hemos pillado ya el mensaje que querían transmitir. Creo que, con el tiempo, lo que veremos será cierto acercamiento, porque a Carlos le encantaría ver como es debido a sus nietos Archie y Lilibet. Ese acercamiento quizás suceda, solo que llevará tiempo.

P. ¿Y serán capaces Harry y Guillermo de recomponer su relación?

R. Esperemos. Todas las familias tienen broncas y desencuentros, y muchas los resuelven. No creo que Harry y Meghan vuelvan a vivir en el Reino Unido, creo que eso es algo que no veremos. Pero sí podemos ver el fin de la situación actual y verlos viajar de vez en cuando y con normalidad a Gran Bretaña acompañados de sus hijos. Creo que todo el mundo se alegraría de ello, pero para que ocurra eso las dos partes tienen que hacer concesiones y no estoy seguro de que aún estén listos para hacerlas.

Carlos, como su madre, tiene un sentimiento de compasión cristiana hacia el príncipe Andrés, su hermano

P. ¿Y qué me dice del príncipe Andrés? ¿Puede volver a la vida pública? Dicen que el rey Carlos estaría dispuesto a acogerlo y, de hecho, últimamente se le ha visto en algunos actos de la familia real…

R. El príncipe Andrés sigue perteneciendo a la familia real. Pero la realidad es que nadie quiere ver al príncipe Andrés en público. No detecto ningún sentimiento de que la gente quiera verle en actos públicos, pero es miembro de la familia real y está claro que participará en algunos actos de la familia y seguramente estará con ella en Navidades, igual que hace unas semanas estuvo en Balmoral. Creo que Carlos, como su madre, tiene un sentimiento de compasión cristiana hacia Andrés, que es su hermano, que es miembro de la familia y que no ha sido nunca condenado por nada. Como hermano, Carlos siente que tiene ciertas obligaciones hacia Andrés, pero al mismo tiempo tiene muy claro que no quiere que desempeñe ningún cargo oficial.

placeholder El rey Carlos III. (EFE)
El rey Carlos III. (EFE)

P. Hay analistas que sostienen que Carlos III es consciente de que el suyo será un reinado de transición, y que su trabajo fundamental ahora es calentar el trono a su sucesor, el príncipe Guillermo. ¿Está de acuerdo?

R. No, no lo estoy. Creo que Carlos tiene una idea muy clara del tipo de monarca que quiere ser, que va a ser. Ha pensado en ello más que nadie, porque ha sido heredero al trono durante más tiempo que nadie. Además, no creo que se pueda abordar el trabajo de rey como usted dice. El de rey es un trabajo con una fuerte carga histórica, un trabajo antiguo, pero a la vez es un trabajo muy contemporáneo, que exige un empeño diario y estar al día, porque no sabes lo que viene a la vuelta de la esquina. Carlos lleva más tiempo en la vida pública que casi cualquier otro jefe de Estado: estuvo en la Casa Blanca cuando Nixon era presidente, ha conocido y ha trabajado con todos, desde Nelson Mandela hasta Ronald Reagan. Su experiencia como figura pública es amplia y buena. Ahora tiene 74 años, pero sus padres vivieron hasta una edad avanzada y él está sano y en forma. Creo que hay muchos motivos para esperar que sea rey durante al menos 20 años, lo que es mucho tiempo. Así que no, no creo que el suyo vaya a ser lo que podríamos llamar un reinado interino.

P. Dice que Carlos III ha tenido más tiempo que nadie para meditar sobre el tipo de rey que quiere ser. ¿Qué monarca quiere ser?

R. Quiere ser visto como un rey de su tiempo. El gran desafío al que se enfrentó su madre cuando se convirtió en reina fue que el país vivía una transición post II Guerra Mundial y postimperial. Isabel II fue la primera monarca que no fue emperadora, cuando subió al trono su padre fue emperador. Pero cuando ella fue coronada el imperio ya había terminado, las antiguas colonias habían obtenido la independencia del imperio. Fue una especie de remodelación hacia una comunidad moderna, y ese es uno de los grandes desafíos de Isabel II y uno de sus grandes legados. El desafío para Carlos va a ser tratar de remodelar la monarquía para adaptarla al siglo XXI. Cuando su madre subió al trono, todos aceptaban que hubiera una monarquía, nadie se preguntaba por qué Isabel II estaba al frente del Estado, pero ahora sí se hacen esas preguntas. Creo que Carlos siente que tiene que conseguir que la monarquía se adapte al mundo moderno. Carlos siempre ha sido muy consciente de que en Gran Bretaña hay gente que se queda atrás y considera que la monarquía puede desempeñar un papel importante a la hora de unir a esa gente. El rey Carlos es un gran tradicionalista y estoy seguro de que va a proteger aquellas cosas que considera que vale la pena salvar, desde edificios antiguos hasta el que se enseñe a Shakespeare en las escuelas. Pero creo que en general será un monarca más práctico y moderno que su madre.

El arte consiste en hacer que la monarquía parezca exactamente igual por fuera, pero cambiarlo por dentro

P. ¿Y cómo se puede modernizar la monarquía? Usted mismo decía al principio de esta entrevista que la monarquía es un sistema irracional que difícilmente hoy adoptaría ningún nuevo país…

R. Pero se puede modernizar. Isabel II modernizó la monarquía más que cualquier monarca en varios cientos de años. Hay que hacerlo con mucho cuidado y sin hacer ruido, eso sí. Si comparamos la monarquía que heredó Isabel II con la que dejó, todo cambió: la norma de que un varón se impone a una mujer en la sucesión al trono ya no existe, la norma de que los miembros de la familia real no pueden casarse con católicos ya no existe; el sistema de financiación de la monarquía, de 250 años de antigüedad y que se llamaba Lista Civil, ya no existe. Cuando Isabel II subió al trono, la corte y el palacio estaban dirigidos por aristócratas y todo eso se acabó, ahora es en gran medida una meritocracia, las personas que dirigen palacio se sentirían igual de cómodas dirigiendo un departamento gubernamental de alto nivel. Y todo eso ocurrió sin que nadie se diera cuenta, ese es el arte. El arte consiste en hacer que parezca exactamente igual por fuera, pero cambiarlo por dentro. Hacer que parezca un viejo Rolls Royce, pero que debajo del capó haya un motor nuevo.

placeholder Robert Hardman, experto en monarquía británica del rotativo 'The Daily Mail'. (Cedida/Gema Checa)
Robert Hardman, experto en monarquía británica del rotativo 'The Daily Mail'. (Cedida/Gema Checa)

P. En cincuenta, en cien años, ¿seguirá habiendo monarquía en el Reino Unido?

R. Yo creo que sí, aunque todo puede pasar, aunque las cosas pueden ir desastrosamente mal, quién sabe. Hemos tenido mucha suerte con la racha reciente de monarcas, los de los últimos 100-200 años han sido bastante buenos. Ha habido algunos bastante malos, Jorge IV y Guillermo IV fueron por ejemplo bastante espantosos, pero no duraron mucho. Eduardo VIII fue claramente un desastre, pero el sistema demostró que ante un rey malo hay mecanismos para deshacerse de él. Creo que en este momento no hay muchas ganas de cambiar de sistema. Hay todo tipo de puntos de vista sobre cómo se debe administrar la monarquía o qué debe hacer el monarca, hay personas que opinan que Carlos debería hacerse a un lado y dejar que William se hiciera cargo del trono, hay opiniones de todo tipo. Pero la pregunta fundamental es: ¿Quiere usted un monarca o quiere un presidente electo? Y mucha, mucha más gente quiere un monarca.

Los británicos se sienten cómodos con la monarquía, cuando piensan en alternativas preguntan: ¿de verdad queremos a otro político?

P. ¿Y cómo lo explica? ¿Por qué la mayoría de los británicos prefiere un monarca a un presidente electo?

R. Porque se sienten cómodos con la monarquía. Como dije al principio, es ilógico que la jefatura del Estado se herede entre los miembros de una misma familia. Pero la gente mira las alternativas y se pregunta: ¿cómo vamos a elegir a esa persona? ¿De verdad queremos tener a otro político? Mire lo que pasó en Australia en 1999: hubo un referéndum para ver si el país debía de convertirse o no en una república. Todos los medios de comunicación, toda la clase política, todo el establishment, todo tipo de personas influyentes y poderosas decía que era hora de un cambio, que había llegado el momento de que Australia se deshiciera de la monarquía, que estaba a punto de llegar el siglo XXI, que el país estaba a un paso de albergar los Juegos Olímpicos del año 2000… Todo el mundo decía eso y todo el mundo pensaba que saldría la república en el referéndum. Pero el resultado fue el contrario, la mayoría votó en contra de la república. Y fue con un resultado más pronunciado que el Brexit: 55% en contra de la república frente a un 45% a favor. La gente pensó sobre cambiar de sistema y se dijo: "Sí, en teoría está bien, no es mala idea, pero ¿para qué queremos otro político? La monarquía no está tan mal, lo que tenemos funciona bastante bien…".

Como cuento en mi libro, en los 90 hubo un primer ministro caribeño (el de Antigua y Barbuda, país que se independizó en 1981 del Reino Unido) que fue a ver a Fidel Catro y se quejó de la reina Isabel II, le dijo al líder cubano que quería que su país dejara de ser una monarquía. Y Castro le dijo: "¿Por qué quieres eso? ¿Interfiere la reina en la política?". "No", respondió el primer ministro. "¿La reina es buena para la estabilidad del país?", le preguntó Castro. "Sí", admitió el otro. "¡Pues entonces qué estás haciendo!", le soltó el dirigente cubano. Incluso Fidel Castro podía ver las ventajas de tener una institución que a algunas personas podría parecerles anticuada y que entonces estaba desactualizada y era imperial. La monarquía parece haber funcionado. Y es por eso por lo que la gente, particularmente en tiempos de incertidumbre, la mira y siente que, pase lo que pase, esa institución es sólida como una roca y no quiere cambiar.

Todas las monarquías tienen sus propios dramas, pero la gente diferencia los individuos y los problemas familiares de la institución

P. La situación en España, como usted sabe bien, es bastante diferente. La monarquía española se ha visto golpeada en los últimos años por los escándalos sexuales y financieros del rey emérito. ¿Cómo se ve desde Gran Bretaña a la monarquía española?

R. En Gran Bretaña tenemos claro que todas las monarquías, incluida la nuestra, tienen sus propios dramas, sus propios escándalos, sus propias crisis. La situación de la monarquía española ha sido cubierta ampliamente por los medios de comunicación, como lo ha sido también la crisis en Holanda. El rey de Holanda ha tenido bastantes problemas a causa de unas vacaciones familiares de las que disfrutaron durante el confinamiento por el covid, y eso ha tenido un efecto en su popularidad. La monarquía sueca también está repleta de escándalos. Yo obviamente no sé lo que va a pasar. Pero lo que sé es que cuando se trata de monarquías, la gente por lo general diferencia los individuos y los problemas familiares de la institución. Y la institución por lo general es una contundente fuente de estabilidad y continuidad. Mientras eso ocurra, creo que la monarquía seguirá. En Gran Bretaña cualquiera con más de 40 años recuerda al rey Juan Carlos I.

Déjeme que le cuente algo: cuando estaba escribiendo mi último libro, investigué las relaciones entre la monarquía británica y la monarquía española cuando se restableció esta última. Hubo informes interesantes de diplomáticos británicos en España al Ministerio de Asuntos Exteriores en Londres diciendo que esperaban que Juan Carlos fuera asesinado, que había más de un 50% de posibilidades de que eso ocurriera, que era un tipo valiente porque realmente se encontraba en una situación muy peligrosa... Hablé con un embajador de alto rango que había hecho de intermediario entre Juan Carlos e Isabel II, que había estado llevando mensajes entre los dos, y me dijo que Isabel II estaba muy interesada en que funcionara la monarquía en España. Creo que hay una especie de sentido de solidaridad entre todos ellos, saben que se encuentran en una situación extraña. La monarquía española tiene sus problemas y la nuestra, los nuestros.

Robert Hardman lleva más de 30 años informando sobre la familia real británica como periodista del rotativo Daily Mail. Además, es autor de numerosos libros sobre la monarquía. El último se titula Isabel II. Vida de una reina (editorial Planeta) y es la biografía definitiva sobre una mujer que en principio no estaba llamada a sentarse en el trono y que sin embargo lideró al Reino Unido durante décadas de profundas transformaciones.

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