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"No queremos una guerra comercial con la UE, hay que buscar soluciones para Irlanda del Norte"
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Entrevista a Hugh Elliott

"No queremos una guerra comercial con la UE, hay que buscar soluciones para Irlanda del Norte"

El embajador británico en España, Hugh Elliott, repasa en esta entrevista los conflictos entre Reino Unido y la UE por el Protocolo de Irlanda y la posibilidad de una guerra comercial

Foto: Hugh Elliott, embajador de Reino Unido en España. (Embajada británica)
Hugh Elliott, embajador de Reino Unido en España. (Embajada británica)

El Protocolo de Irlanda viene a ser el santo grial del acuerdo del Brexit. Durante los largos años de arduas negociaciones entre Londres y Bruselas, el principal desafío siempre fue el evitar una frontera dura en Irlanda que pusiera en peligro la paz entre católicos y protestantes. Cuando se firmó el pacto de divorcio, se pensó que se había logrado evitar el abismo. Pero nada más lejos de la realidad. Desde el inicio, Downing Street puso pegas a los nuevos controles que hay que implementar en los puertos norirlandeses. Y ahora ha anunciado una ley con la que está dispuesto a realizar importantes modificaciones, de manera unilateral, si la UE no cede ante sus nuevas demandas, un movimiento que el ejecutivo comunitario considera “inaceptable”. En pleno apogeo de máximas tensiones, el embajador británico en España, Hugh Elliott, conversa con El Confidencial sobre un episodio que podría acabar en guerra comercial.

*Debido a la complejidad de la situación se ofrece al final del texto notas aclaratorias para entender el contexto.

Foto: Boris Johnson durante una reciente visita a Irlanda del Norte. (Reuters/Liam McBurney)

PREGUNTA. ¿Se puede confiar en el Reino Unido cuando su gobierno amenaza ahora con violar la ley internacional del acuerdo del Brexit si la UE no cede a sus nuevas demandas?

RESPUESTA. No hay ninguna amenaza y sí se puede confiar. Firmamos el acuerdo con el Protocolo sobre Irlanda del Norte. Pero han pasado casi dieciocho meses [desde que el Brexit se ejecutó a efectos prácticos] y estamos viendo que no está funcionando en algunos aspectos sobre el terreno. Desde el principio de las negociaciones, tenemos un objetivo compartido [con la UE], que es preservar la paz y estabilidad en Irlanda del Norte y todo lo conseguido desde 1998 con los Acuerdos de Viernes Santo. Esto incluye evitar frontera física en la isla de Irlanda. Pero esta estabilidad se está viendo perturbada por la aplicación del protocolo. Nuestra preferencia es llegar a un acuerdo negociado con la UE. Pero eso requiere más flexibilidad. Y como Gobierno responsable debemos prepararnos para buscar soluciones, en caso de que las negociaciones no lleguen a buen puerto. No se trata de amenazas, se trata de una realidad sobre el terreno que estamos intentando gestionar.

P. La sensación que existe no es que Londres esté actuando de buena fe ante unos problemas imprevistos. Todo el mundo, incluido el propio Gobierno británico, vaticinó esos problemas. Da más bien la sensación de que Boris Johnson nunca tuvo intención de cumplir lo pactado con la UE -de hecho los controles nunca se han implementado en su totalidad-, que no admite que fue él quien dejó a la provincia británica de Irlanda del Norte con un estatus diferente al del resto del Reino Unido, y que no reconoce que el divorcio europeo conlleva ahora una serie de consecuencias.

R. Hemos empleado miles de millones de libras aplicando el Protocolo de Irlanda, por lo tanto, sí nos lo hemos tomado en serio. Pero estamos viendo que hay un nivel de perturbación en las relaciones entre Irlanda del Norte y las otras partes del Reino Unido, y que se está poniendo en riesgo el cumplimiento de ese objetivo compartido que tenemos UE de preservar la paz y estabilidad en Belfast. El Protocolo no cuenta ahora con el consentimiento de una de las dos comunidades en Irlanda del Norte. No tenemos gobierno autonómico. Y ese es un problema real que está aumentando las tensiones y debemos resolver. Por eso estamos planteando ahora a la UE ideas prácticas para implementar.

Foto: El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson. (EFE/Andy Rain)

P. La UE ya ha dicho que está dispuesta a realizar una serie de concesiones, entre ellas, eliminar hasta el 80% de los controles sobre alimentos que lleguen a Irlanda del Norte, además de reducir a la mitad el papeleo necesario. Pero Londres sigue planteando más demandas. ¿Cuáles son los compromisos que está dispuesto a hacer el Gobierno británico para solucionar la situación?

R. Hablemos de cuestiones prácticas. Si una persona que vive en Londres quiere mandar un regalo de cumpleaños a su madre que está en Belfast tiene que rellenar un formulario de aduanas con 50 casillas. Entendemos que hay que proteger el mercado único. Pero consideramos que hay formas más proporcionadas de hacerlo. Lo que planteamos ahora es un 'carril verde' exento de controles para las mercancías que provienen desde Gran Bretaña y se quedan en Irlanda del Norte y otro 'carril rojo', con controles, para las mercancías que van a la República de Irlanda [miembro de UE y mercado único], con un intercambio de datos comprensivo, completo y muy amplio para que la UE tenga la posibilidad de seguir y certificar que no hay distorsión en el comercio. Creemos que es una solución proporcionada que consigue los objetivos de ambas partes. Estamos dispuestos a seguir invirtiendo dinero, tiempo y esfuerzo. Lo que queremos es solucionar un problema real sobre el terreno.

P. Insisto, los formularios que usted describe no son algo nuevo. Es precisamente a lo que Boris Johnson se comprometió cuando firmó el acuerdo del Brexit. Da la impresión que Londres sigue buscando ese traje a medida que quería al salir de la UE.

R. Estamos intentando conseguir una solución para un problema complejo en Irlanda del Norte. Entendemos que la solución tiene que satisfacer y proteger al mercado único, pero también tiene que proteger la unidad del Reino Unido. Entiendo cuando dice que es lo que firmamos en su momento. Pero en diplomacia y política tenemos que hablar de los problemas presentes. Y lo que ahora buscamos es una forma práctica para recobrar la gobernabilidad en Irlanda del Norte y garantizar ese reto compartido con la UE para proteger los Acuerdos de Viernes Santo de 1998.

P. Pero para que cualquier negociación prospere ambas partes deben hacer compromisos. ¿Qué compromisos está dispuesto a realizar el Reino Unido? Porque entre sus demandas también piden el Tribunal de Justicia de la UE no sea el organismo supervisor de las reglas del mercado comunitario en Irlanda del Norte, cuando saben que es una línea roja para Bruselas.

R. No se puede interpretar como una confrontación cuando no lo es. Solo pretendemos arreglar un problema con propuestas prácticas. Por ejemplo, queremos que Tesco [cadena de supermercados] que no tiene tiendas en la República de Irlanda pueda llevar un camión desde su almacén en Gales a través del mar de Irlanda para descargar producto en Irlanda del Norte sin tener que pasar controles veterinarios para todos los alimentos que están en el camión. Con todo el intercambio de datos que hemos hecho y estamos dispuestos a hacer, esto lo planteamos como una solución, no como una demanda.

Foto: Un cartel contra una frontera 'dura' entre Irlanda e Irlanda del Norte. (Reuters)

P. El artículo 16 del Protocolo de Irlanda permite que tanto el Reino Unido como la UE adopten medidas unilaterales si la “aplicación del protocolo da lugar a graves dificultades económicas, sociales o medioambientales que puedan persistir o desviar el comercio”. Sería, por tanto, completamente lícito que Londres aplicara dicho artículo. Pero lo que el Gobierno de Boris Johnson plantea es algo completamente diferente. Ha anunciado una ley -de la que aún no se conocen los detalles- para que en caso de que las negociaciones actuales con Bruselas no prosperen puedan implementar cambios significativos en el Protocolo de Irlanda de manera unilateral. Usted asegura que no son amenazas. Pero el ejecutivo comunitario lo ha tachado ya de “inaceptable”.

R. Queremos seguir negociando y esperamos que haya la suficiente flexibilidad por ambas partes para conseguir un acuerdo. Esta es nuestra preferencia. Por supuesto que queremos un acuerdo con nuestros amigos y socios europeos. Pero ahora hay un problema y debemos solucionarlo. En una situación en la cual la misma estabilidad política y tal vez social [en Irlanda del Norte] está en riesgo y cualquier gobierno responsable tiene tomar las medidas oportunas para proteger la unidad de sus propio país, es un concepto que creo se entiende muy bien en España. Nuestros juristas dicen que la ley que ha anunciado la ministra de Exteriores, Liz Truss, es perfectamente compatible con la legalidad internacional y eso es fundamental. Sé que hay discrepancias, pero es la opinión clara de nuestros juristas. Y como reitero, lo único que queremos es buscar solución al problema.

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El argumento de la Fiscal General del Estado que asesora a Downing Street es que sería legal invalidar algunas disposiciones del Protocolo, ya que amenazan la estabilidad en Irlanda del Norte y la paz firmada entre católicos y protestantes en 1998 debe primar ahora sobre el acuerdo del Brexit con la UE].

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P. Si las actuales negociaciones Bruselas no llegan a buen puerto y finalmente implementan la nueva ley, se podría desencadenar una guerra comercial con la UE. ¿Están dispuestos a llegar a este extremo?

R. No es lo que queremos. Una guerra comercial no es buena para nadie. Pero tenemos una realidad sobre el terreno para la cual tenemos que buscar soluciones. El objetivo siempre fue preservar la estabilidad en Irlanda del Norte.

Foto: Manifestantes contra el Protocolo de Irlanda marchan en Belfast, Irlanda del Norte. (Reuters)

P. ¿Cómo valora el triunfo histórico de los católicos del Sinn Fein en Irlanda del Norte en los últimos comicios autonómicos?

R. Quedó como el partido más votado. Pero creo que es importante mirar los resultados en todos los ámbitos. Lo que nosotros vemos es que las dos comunidades en Irlanda del Norte, la republicana [a favor de la reunificación con la República de Irlanda] y la unionista [a favor de permanecer en Reino Unido] siguen representadas con fuerza en el parlamento de Belfast. Y el objetivo es que se reanude el Gobierno norirlandés. Desde Westminster estamos encantados de trabajar con todos los partidos elegidos.

P. El objetivo histórico del Sinn Fein siempre ha sido la reunificación de Irlanda. ¿Ve posible a corto plazo un referéndum de reunificación?

R. Hoy por hoy, no se dan las condiciones.

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Según las encuestas, seis de cada 10 irlandeses en la República de Irlanda, se muestran a favor de la reunificación, siempre que no signifique pagar impuestos más altos. Pero en Irlanda del Norte, solo el 17% del electorado, ve la unidad irlandesa como una de las principales preocupaciones.

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Foto: Una calle en Belfast, Irlanda del Norte. (Reuters)

P. Hablemos de otras negociaciones, las de Gibraltar. El 31 de diciembre de 2020, a pocas horas de que terminara el periodo de transición, Londres y Madrid conseguían cerrar 'in extremis' un principio de acuerdo. Pero el texto tan solo contenía las directrices para el tratado que debían negociar luego la Comisión Europea y el Reino Unido sobre la Roca. Ha pasado ya más de un año y seguimos sin pacto. ¿Hay avances?

R. Cuando se cerró el acuerdo político de Nochevieja, pasaron luego ocho meses hasta que la comisión europea preparó su mandato. Por lo tanto, las negociaciones como tal no empezaron hasta el pasado otoño. Hasta ahora llevamos ocho rondas de negociaciones y seguimos avanzando. Se han solucionado muchos asuntos y esperamos conseguir un pacto cuanto antes.

P. En junio comienzan las celebraciones del Jubileo de Platino de Isabel II por sus 70 años de reinado. La monarca tiene 96 años, sus apariciones públicas son cada vez más reducidas y el príncipe Carlos tiene cada vez más protagonismo. De hecho, este mes, el heredero ha reemplazado por primera vez a la monarca con la apertura del Parlamento. ¿Están los británicos preparados para una transición que parece cada vez más evidente?

R. Los británicos están preparados para las celebraciones estupendas que tendrán lugar en junio por el Jubileo de la reina. Fue una alegría verla este martes cuando inauguró la nueva línea de metro que lleva su nombre. Estamos preparados para la alegría y felicitaciones hacia una persona que yo, como diplomático, puedo decir que ha sido la diplomática estrella del Siglo XX y XXI.

Contexto Protocolo Irlanda

El Brexit creaba un auténtico reto para la frontera entre la República de Irlanda (miembro de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte, la única terrestre que existe ahora entre el Reino Unido y la UE, aparte de la de Gibraltar. Más allá de los problemas logísticos para proteger el mercado único, se planteaban las delicadas cuestiones históricas. El Acuerdo de Viernes Santo de 1998 que firmó la paz entre católicos y protestantes deja claro que no puede haber una “frontera dura” en la isla.  

En su día, Theresa May planteó dejar al Reino Unido dentro de la unión aduanera, lo que habría facilitado las cosas. Pero cuando Boris Johnson tomó las riendas del Partido Conservador, se opuso y planteó otra solución: “mover” la frontera al mar de Irlanda. La provincia británica de Irlanda del Norte se encuentra, por tanto, ahora con un estatus diferente al resto del Reino Unido, porque ha quedado más alineada a la normativa de Dublín. Y esto implica realizar controles a los productos que se mandan desde Gran Bretaña (Inglaterra, Escocia y Gales) a Irlanda del Norte. 

La situación ha degenerado en grandes tensiones políticas y problemas logísticos, algo que todos preveían, incluido el Gobierno británico, como revelaban documentos internos publicados por Financial Times y BBC

En las últimas elecciones autonómicas de Irlanda del Norte, los nacionalistas-católicos-republicanos del Sinn Fein han hecho historia al convertirse en la formación más votada, por primera vez. Pero los unionistas-protestantes-monárquicos del DUP se niegan a formar gobierno de coalición en Belfast que ambas comunidades deben respetar por Acuerdos de Paz de 1998.
El DUP hizo en su día campaña por el Brexit, pero ahora se siente traicionado por el Gobierno central de Johnson y no está dispuesto a desbloquear la situación hasta que no se hagan cambios importantes en los controles aduaneros.

 

El Protocolo de Irlanda viene a ser el santo grial del acuerdo del Brexit. Durante los largos años de arduas negociaciones entre Londres y Bruselas, el principal desafío siempre fue el evitar una frontera dura en Irlanda que pusiera en peligro la paz entre católicos y protestantes. Cuando se firmó el pacto de divorcio, se pensó que se había logrado evitar el abismo. Pero nada más lejos de la realidad. Desde el inicio, Downing Street puso pegas a los nuevos controles que hay que implementar en los puertos norirlandeses. Y ahora ha anunciado una ley con la que está dispuesto a realizar importantes modificaciones, de manera unilateral, si la UE no cede ante sus nuevas demandas, un movimiento que el ejecutivo comunitario considera “inaceptable”. En pleno apogeo de máximas tensiones, el embajador británico en España, Hugh Elliott, conversa con El Confidencial sobre un episodio que podría acabar en guerra comercial.

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