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Un reino cada vez más pequeño y acusado de racismo: la monarquía que hereda Carlos III
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Una corona cada vez más pequeña

Un reino cada vez más pequeño y acusado de racismo: la monarquía que hereda Carlos III

Carlos III es el primer monarca en apoyar una investigación sobre los vínculos históricos de la Casa Real con el comercio de esclavos. Pero eso no acalla las acusaciones de racismo

Foto: Un vendedor ambulante ajusta recuerdos en Londres, Gran Bretaña. (EFE/Martin Divisek)
Un vendedor ambulante ajusta recuerdos en Londres, Gran Bretaña. (EFE/Martin Divisek)

"Desde los días más oscuros de nuestro pasado y la espantosa atrocidad de la esclavitud, que mancha para siempre nuestra historia, la gente de esta isla forjó su camino con extraordinaria fortaleza. La emancipación, el autogobierno y la independencia fueron sus puntos de referencia", matizó el entonces príncipe Carlos en Barbados, en noviembre de 2021. El discurso, pronunciado en la ceremonia en la que la nación se convirtió en la república más joven del mundo, fue uno de los momentos más relevantes de su etapa como heredero al trono.

Y ya no solo porque presenciaba cómo la que fuera colonia británica cortaba los últimos lazos que le quedaban con la Monarquía después de casi 400 años, intensificando así el debate sobre el futuro de la Commonwealth. Si no porque los comentarios fueron lo más lejos a lo que ha llegado el Palacio de Buckingham a hablar sobre su vínculo con la esclavitud, una de las grandes cuestiones que se analiza ahora en detalle coincidiendo con su coronación como Carlos III este sábado.

Foto: Así será la coronación de Carlos III: la programación de los tres días. (Buckingham Palace)

De momento, sigue sin haber una disculpa formal, algo que los críticos no perdonan. Pero expresiones de "pesar" y el reconocimiento del "horror" —pronunciadas un año más tarde en Ruanda— marcan de alguna manera un cambio de rumbo en una institución en plena transición con la misión de representar a un Reino Unido cada vez más multicultural. El alcalde de Londres es musulmán, como el nuevo responsable del Ejecutivo escocés. Y el propio primer ministro británico Rishi Sunak es hindú y de origen indio.

Isabel II recibió a 750 invitados en Westminster Hall para un banquete de gala de la Commonwealth en 1953, siguiendo así el ejemplo de su padre Jorge VI en 1937. Carlos III, sin embargo, rompe este viernes con la tradición. "Lo que era apropiado entonces, no necesariamente lo es ahora", señala la Asociación Parlamentaria de la Commonwealth, recalcando que sus miembros han "cambiado enormemente desde 1953".

A diferencia de su progenitora, el reinado de Carlos III quiere centrarse en asuntos más domésticos y no va a poner el foco en esta asociación transatlántica de 56 naciones que —con la excepción de Mozambique y Ruanda— comparten lazos históricos con el Reino Unido. Isabel II llegó a ser jefa de Estado en 32 de estos países. Pero en el momento de su muerte, el pasado septiembre, solo lo era de 14.

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Las reminiscencias del imperio se van resquebrajando. El reino se hace cada vez más pequeño. Ni siquiera la idílica pareja de Guillermo y Kate ha logrado sacar algo de brillo. Su gira en 2022 por Belice, Jamaica y las Bahamas resultó todo un fracaso. La utilización del mismo Jeep en el que paseó Isabel II en 1960 para un desfile militar, en lugar de nostalgia, dejó una imagen de lo más arcaica. Y en la era del Black Lives Matter, el saludo a los niños en Trench Town, Kingston, a través de una valla metálica, fue de todo menos apropiado.

Por aquel entonces ya se había emitido la polémica entrevista de Harry y Meghan con Oprah acusando a la familia real de racismo. La boda de los duques de Sussex en 2018 —la primera pareja mixta en los Windsor— se convirtió en la mejor campaña de marketing para La Firma.

La madre de la novia apareció con rastas y piercing en la nariz, el reverendo parafraseó a Martin Luther King y los niños del coro se cambiaron uno por grupo de góspel que interpretó una inspiradora versión de This Little Light of Mine, de Etta James, uno de los temas favoritos en las iglesias afroamericanas que fue adoptado por el movimiento de los derechos civiles en los cincuenta y sesenta. Pero el cuento de hadas apenas duró 18 meses y el Megxit se ha convertido ahora en fuente inagotable de polémicas.

Foto: Meghan Markle entrando en la capilla de St. George.

Aunque el debate va más allá de los enfrentamientos con los Sussex. En junio de 2021, el rotativo The Guardian desenterró documentos de los archivos nacionales del Reino Unido que revelaron que los cortesanos de la reina Isabel II habían prohibido a los inmigrantes de minorías étnicas y a los extranjeros ocupar puestos administrativos en el Palacio de Buckingham hasta al menos finales de la década de 1960.

Las acusaciones de racismo han sido negadas tajantemente por el príncipe Guillermo, heredero al trono. Sin embargo, se han convertido en uno de los principales problemas del actual reinado de Carlos III.

Junto con la brecha generacional (casi el 40% de los menores de 25 años prefiere un jefe de Estado electo) la cuestión que genera más división en la sociedad es la percepción de la familia real con sus actitudes hacia la raza. Según la última encuesta de YouGov, las personas de minorías étnicas muestran menos probabilidades de apoyar a la institución: el 40% prefiere la república. Del mismo modo, el 49% de las personas pertenecientes a minorías étnicas considera que la realeza tiene un "problema con la raza y la diversidad" frente al 32% del porcentaje general de los encuestados, independientemente de su origen.

En su afán por limpiar la imagen de Palacio, Carlos III se ha convertido en el primer monarca en mostrar su apoyo a una investigación sobre los vínculos históricos de la Casa Real con el comercio de esclavos. Se trata del proyecto de doctorado de la historiadora Camilla de Koning. El trabajo está supervisado por Historic Royal Palaces —la organización encargada de preservar los palacios— y la Universidad de Mánchester, y sus conclusiones se esperan para 2026.

Fue, de nuevo, The Guardian quien publicó en abril un documento inédito que demuestra cómo Edward Colston, el vicegobernador de la Real Compañía Africana, que tenía entre sus negocios el tráfico de esclavos, transfirió acciones por valor de 1.000 libras esterlinas al entonces monarca Guillermo III. La estatua de Colston erigida en su localidad natal de Brístol fue precisamente la gran protagonista durante las protestas de 2020 del movimiento Black Lives Matter al ser derribada por los manifestantes. Acabó en un río.

Foto: La fallecida Isabel II frente a las banderas de la Commonwealth en 2018. (Reuters/Domici Lipinski)

Claro que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. El rotativo también hacía público su pasado al revelar que fue John Edward Taylor, un periodista y comerciante de algodón de la ciudad de Mánchester, quien fundó en 1821 la que es hoy la cabecera más progresista del Reino Unido. Al menos nueve de los 11 socios fundadores tenían vínculos con el comercio de esclavos.

La rápida actuación del Palacio de Buckingham ante la polémica creada a finales del año pasado con Susan Hussey fue interpretada como los analistas como una señal de que la Monarquía está aprendiendo de los errores del pasado. Pese a que Hussey lleva sirviendo como una de las damas de honor de la difunta Isabel II durante más de 60 años y es la madrina del príncipe Guillermo, se forzó su dimisión con efecto inmediato tras unos controvertidos comentarios hacia Ngozi Fulani, responsable de una ONG al norte de Londres, a la que preguntó de qué parte de África procedía.

Foto: El incidente tuvo lugar en el encuentro organizado por Camila en Buckingham. (Cordon Press)

"Son unos comentarios inaceptables y profundamente lamentables", declaró Palacio, quien abrió también una investigación al respecto. La propia Hussey también pidió disculpas públicamente.

"Hace unos años, este incidente se habría descartado y Ngozi se habría considerado como demasiado sensible", dijo la diputada laborista Diane Abbott, la primera mujer negra en conseguir escaño en la Cámara de los Comunes en 1987. "La velocidad de la respuesta esta vez, y el hecho de que hubo una disculpa muestra que hay algún progreso en los asuntos raciales en la familia real", recalcó. No obstante, señaló que le gustaría ver a más personas negras en la Casa Real. "Me gustaría verlos usar su papel para tratar de alentar una sociedad genuinamente multirracial", añadió.

El mismo día que tuvo lugar el incidente, en una recepción para mujeres organizada por la reina consorte Camilla, se publicaron precisamente los resultados del último censo nacional, donde aquellos que describen a sí mismos como cristianos en Inglaterra y Gales cayeron del 59% al 46%, la primera vez que caen por debajo de la mitad de la población. Por su parte, el número de musulmanes aumentó al 6,5%.

La fe cristiana tiene estatus legal en Inglaterra, con la Iglesia Anglicana como establecida, siendo el monarca la máxima autoridad. Una de las primeras recepciones que Carlos III celebró como jefe de Estado fue con diferentes líderes religiosos, a los que recalcó que sentía que tenía el deber personal de "proteger la diversidad" de la población británica. Lo que está claro es que si no logra adaptarse a los nuevos tiempos, la institución no podrá garantizar su supervivencia.

"Desde los días más oscuros de nuestro pasado y la espantosa atrocidad de la esclavitud, que mancha para siempre nuestra historia, la gente de esta isla forjó su camino con extraordinaria fortaleza. La emancipación, el autogobierno y la independencia fueron sus puntos de referencia", matizó el entonces príncipe Carlos en Barbados, en noviembre de 2021. El discurso, pronunciado en la ceremonia en la que la nación se convirtió en la república más joven del mundo, fue uno de los momentos más relevantes de su etapa como heredero al trono.

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