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¿Una novela con una sola frase de mil páginas? La apuesta narrativa salvaje de Lucy Ellman
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¿Una novela con una sola frase de mil páginas? La apuesta narrativa salvaje de Lucy Ellman

La propuesta consistía en narrar el siglo XXI al completo con una sola oración de un millar de páginas. El resultado es un libro excepcional. Pasen y asómbrense

Foto: Detalle de 'Patos, Newburyport'. (Automática)
Detalle de 'Patos, Newburyport'. (Automática)

Vemos a una mujer sola de pie en la cocina perdida en sus pensamientos. No la vemos en realidad, escuchamos esos pensamientos fluir, saltar de lo general a lo particular, de lo trascendente a lo trivial, desde quién deja las toallas tiradas en el cuarto de baño de la casa de Flint, Michigan, donde vive con su marido y sus cuatro hijos y hace pasteles tras superar un cáncer, a la preocupación por las familias hambrientas de la guerra de Siria. ¿Cómo la escuchamos en realidad? A través de la lectura de una larga y única frase que se devana, retuerce y merodea a lo largo de nada menos que 1.000 páginas, interrumpida más o menos cada centenar por pasajes narrados desde la perspectiva de un puma hembra. Bien, tal es la sinopsis, forzosamente reductora y lábil, de la novela titulada 'Patos, Newburyport', de la estadounidense Lucy Ellmann, publicada en 2019 en inglés, finalista del premio Booker, saludada como una de las apuestas más salvajes de la narrativa llevada a sus fines últimos y que ahora publica en español el sello Automática con una prodigiosa traducción de Enrique Maldonado Roldán.

"Lo que ha hecho Lucy Ellmann es una genialidad, no me cabe la más mínima duda" explica a El Confidencial el traductor, "aunque es un poco pronto para hablar de historia de la literatura, me temo. El tiempo nos dirá cuál es su lugar. El valor literario de 'Patos, Newburyport' es su capacidad de tenernos sumergidos en la lectura al tiempo que musculamos nuestros brazos... La literatura es la mejor herramienta de la que disponemos para la inmortalidad, no en el sentido de pasar individualmente a la historia, sino de experimentarlo todo. El número de experiencias de una vida es finito, nos tocarán las que nos toquen, pero no podemos vivirlo todo. La inmortalidad debe de ser algo parecido a experimentarlo todo, a serlo todo. La literatura está en gran medida para eso, para meternos en la piel de otros, para vivir lo que nunca viviremos desde la seguridad de nuestro sillón orejero favorito: para ser otros, en definitiva. Y Lucy Ellmann consigue que nos metamos en lo más íntimo y profundo de una madre de cuatro hijos que termina viviendo en un pueblo de Ohio por amor. Y consigue que la experiencia sea total, porque en esa mujer —como en cada uno de nosotros, sobrestimulados, sobreinformados, sobrepasados— está todo el mundo contemporáneo (occidental, al menos), porque si somos capaces de entenderla a ella, si somos capaces de calzarnos sus botas, que dirían los anglos, podremos acercarnos a vislumbrar el mundo en el que vivimos".

placeholder 'Patos, Newburyport'. (Automática)
'Patos, Newburyport'. (Automática)

Azares objetivos. Ellmann, con seis novelas anteriores en su haber, es la hija del erudito Richard Ellmann, autor de la biografía canónica de James Joyce, el escritor que aguzó en su caleidoscópico 'Ulises' el arma literaria experimental del flujo de consciencia. Pero aquí esa conciencia derramada posee una ambición inédita: reflejar la totalidad de un periodo histórico, de un país, del mundo. Ya William Faulkner manifestó en una ocasión que estaba tratando de "decirlo todo en una sola frase", proyecto atesorado que, sin embargo, nunca pudo llevar a cabo. 'Patos, Newburyport' lo ha hecho.

Oralidad muda

La oración interminable de 426.100 palabras consiste en realidad en una enumeración separada por comas, en una lista en definitiva que en un hipnótico ritornelo arranca una y otra vez con la fórmula 'el hecho de que' mientras se suceden las divagaciones, los juegos de palabras, canciones como gusanos auditivos, asociaciones libérrimas y extravagantes, neurosis, la vida. La literatura. ¿Cómo se traslada toda estructura gigantesca a otra lengua, cómo verter este aleph desbocado y poderoso?

placeholder Lucy Ellmann.
Lucy Ellmann.

Enrique Maldonado se ha ocupado de ello durante dos largos años que empezaron en pleno encierro por el covid— durante los que regresaba una y otra vez a esta cocina de Ohio: "La clave de la traducción era, a mi entender, el tono: la oralidad muda. Recordar siempre que el personaje está todo el tiempo manteniendo una conversación consigo misma, y que esa es una forma de expresión (inexpresada) distinta a cualquier otra: nadie habla consigo mismo de la manera en la que habla con los demás (y mucho menos de la manera en la que escribe lo que pretende que sea literatura). ¿Lo más difícil?… Para empezar, tener en mente la novela al completo, sus mil y pico páginas y sus infinitas referencias cruzadas, que lo que aparece en la página 53 y no vuelve a aparecer hasta la 876 no se te olvide, recordar la referencia al juego de palabras que hace meses que tradujiste… Ser otra persona, con toda su complejidad, en definitiva".

Ellmann juega con la lengua en todos los planos posibles, lo que obliga al traductor a estar jugando todo el tiempo en la misma medida

"En realidad, todo era un reto", prosigue, "Lucy Ellmann juega con la lengua en todos los planos posibles, lo que obliga al traductor a estar jugando todo el tiempo en la misma medida que ella. Es un gusto, qué duda cabe, pero también es agotador. La fidelidad a un texto como este (como con cualquier texto literario que se precie), va mucho más allá de las palabras: hay que ser fiel al humor, a la confusión, a la agramaticalidad cuando corresponde, a la limitación léxica que impone todo aquello que no queremos llamar por su nombre. Una novela que merezca ser considerada tal es un objeto complejo en el que las partes se relacionan entre sí, donde el adjetivo que decidimos aplicar en un determinado momento vendrá a saludarte más adelante, cuando menos te lo esperes. Esto, multiplicado por mil páginas, en un torrente continuo, ha sido traducir 'Patos, Newburyport'. Y ha sido un gusto. Y un dolor. Y estoy todavía en proceso de desintoxicación. Palíndromos, he tenido que inventar palíndromos".

Consejos para el lector

No es esta una novela para lectores perezosos que no estén dispuestos a hacer su propio trabajo como todo libro verdaderamente importante exige. Pero tampoco se podría decir que su lectura es 'difícil'. Una vez abierta la puerta, lo más fascinante es sentir cómo la magia narrativa relega al olvido las condiciones de posibilidad de su estilo y estructura. Tal vez sea conveniente apagar el móvil antes de leer y evitar interferencias inesperadas. Quizá sea adecuado dotarse de altas dosis de paciencia y buen ánimo y reiniciar sin deshonor el camino cuando los pasos se pierdan en un meandro, un cruce equívoco, en algún lugar inhóspito.

Lo más fascinante es sentir cómo la magia narrativa relega al olvido las condiciones de posibilidad de su estilo y estructura

Concluye Maldonado: "Tómenselo como el inicio del amor: el que teme, pierde. El amor son esos días (¿meses?, ¿años tal vez?) en los que se descubre al ser amado, donde todo es nuevo, inconexo, donde los nombres de los amigos más queridos por la otra persona están vacíos de contenido. Lo mejor del amor es la admiración por lo desconocido, es ese puzle, ese ir encontrando piezas y más piezas que solo podemos ordenar por colores, que no encajan. Y ni siquiera tenemos forma de saber cómo será la imagen final que encontraremos. Eso nos propone Lucy Ellmann. Y cuando, con las manos ya temblorosas (y no solo por el peso del libro), vamos avanzando, vamos encajando las piezas, ya en grandes bloques, la lectura es ya febril, y nos reímos, y nos emocionamos, y nos preocupamos por la salud y el futuro de esos críos, y lloramos si es preciso".

Vemos a una mujer sola de pie en la cocina perdida en sus pensamientos. No la vemos en realidad, escuchamos esos pensamientos fluir, saltar de lo general a lo particular, de lo trascendente a lo trivial, desde quién deja las toallas tiradas en el cuarto de baño de la casa de Flint, Michigan, donde vive con su marido y sus cuatro hijos y hace pasteles tras superar un cáncer, a la preocupación por las familias hambrientas de la guerra de Siria. ¿Cómo la escuchamos en realidad? A través de la lectura de una larga y única frase que se devana, retuerce y merodea a lo largo de nada menos que 1.000 páginas, interrumpida más o menos cada centenar por pasajes narrados desde la perspectiva de un puma hembra. Bien, tal es la sinopsis, forzosamente reductora y lábil, de la novela titulada 'Patos, Newburyport', de la estadounidense Lucy Ellmann, publicada en 2019 en inglés, finalista del premio Booker, saludada como una de las apuestas más salvajes de la narrativa llevada a sus fines últimos y que ahora publica en español el sello Automática con una prodigiosa traducción de Enrique Maldonado Roldán.

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