Qué tipo de deporte puede practicar una persona con migrañas

Aunque a menudo se tiende a banalizar el dolor de cabeza, lo cierto es que la migraña es un serio problema de salud. Se trata de una dolencia que afecta a más de cinco millones de personas en España, según la Sociedad Española de Neurología, y que responde a muy diversas causas de carácter genético, biológico, ambiental y psicológico. Es episódica cuando aparece entre uno y nueve días al mes y se torna crónica cuando lo hace durante más de 15 días en ese mismo periodo.

La migraña suele aparecer en la pubertad y afecta principalmente al grupo de edad comprendido entre los 35 y los 45 años. Aunque no es raro que, cuando se padece un ataque, el paciente no sea capaz de practicar actividad física —los afectados suelen ser menos activos que la población general—, lo cierto es que el deporte puede ser un valioso aliado para evitar la aparición de estos episodios, tal y como demuestran varios estudios.

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Se trata de trabajos en los que “se demuestra el beneficio del ejercicio físico en la migraña”, explica la doctora Paloma Ibáñez de la Cadiniere, especialista de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz —coordinada por el doctor Jaime Rodríguez Vico— y colaboradora del blog CefaBlog, “reduciendo la frecuencia, la intensidad y la duración de las crisis. Incluso en alguno de estos trabajos hemos podido ver que una pauta de ejercicio regular podría ofrecer un beneficio similar a tratamientos con fármacos preventivos. De igual modo, se ha observado en un estudio que el grupo de pacientes que tomaba un fármaco preventivo para la migraña y hacía ejercicio físico regular obtenía mejores resultados de control de las cefaleas respecto al grupo que solo tomaba el fármaco. El beneficio también se puede ver en personas que, además de migraña, sufran otro tipo de dolores de cabeza, como puede ser de tipo tensional o relacionado con las cervicales”.

El papel del óxido nítrico

Según nos explica la neuróloga, los mecanismos mediante los cuales podría explicarse este beneficio están relacionados con el hecho de que el ejercicio tiene un efecto supresor de la inflamación, y ayuda a disminuir ciertos marcadores inflamatorios que pueden verse elevados en la migraña. Asimismo, tiene un papel importante en la salud microvascular implicada en el mecanismo fisiopatológico de la migraña; el ejercicio mejora el flujo sanguíneo cerebral y se produce una reducción en la frecuencia de las crisis.

En este sentido, el óxido nítrico (NO) es un compuesto muy interesante, ya que ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y es justo aquí donde puede estar la clave del beneficio del ejercicio (en especial el de alta intensidad) sobre la prevalencia de esta patología.

La explicación la encontramos en que las personas con migraña tienen alterada la regulación del tono vascular, y el óxido nítrico puede ser un factor crucial para revertir esta situación. Se sabe que el esfuerzo que realizamos durante el ejercicio produce NO; esta mayor disponibilidad lleva a la relajación de las células del músculo liso vascular, a la vasodilatación arterial y a una disminución de la resistencia vascular, factores que pueden ayudar a regular el tono vascular.

Por otra parte, no hay que menospreciar el beneficio a nivel emocional que produce realizar ejercicio de forma regular, bajando los niveles de ansiedad y produciendo endorfinas. Este componente emocional, muy relacionado anatómicamente con el dolor, también tiene un papel importante en el control de la migraña.

¿Qué ejercicio es mejor?

Ahora que sabemos el papel de la actividad física sobre la migraña, la siguiente pregunta es ¿qué tipo de ejercicio es mejor? En general, todos han demostrado beneficio comparándose con placebo, pero se han visto algunas diferencias: “Se ha observado que el tipo de ejercicio más positivo es el entrenamiento de la fuerza/resistencia muscular, sobre todo centrado en los músculos del cuello, los hombros y los brazos. Los cambios metabólicos a nivel local en el cuello y la adaptación neuromuscular podrían estar en relación con esa mejoría. Además, el aumento de masa muscular se ha relacionado con una reducción en frecuencia de las crisis de migraña, así como una reducción del fenómeno de sensibilización central que ocurre en los síndromes de dolor crónico”.

El segundo tipo de ejercicio sería el de alta intensidad, que ha demostrado mejores resultados cuando se ha comparado con el de intensidad moderada. Esto, explica la doctora Ibáñez, “podría explicarse por el tipo de moléculas endógenas que se segregan con el ejercicio en función de su intensidad; algunos estudios han demostrado que la secreción de endorfinas y la acción de los opioides endógenos es mayor cuando se realiza ejercicio de intensidad elevada”.

Con la información de la que disponemos, lo más recomendable sería realizar una rutina semanal combinando días de trabajo de fuerza/resistencia muscular (tres veces a la semana durante unos 45-60 minutos, incluyendo 10 minutos de calentamiento previo) y alternando días de recuperación activa (realizando ejercicio de baja intensidad). Otra opción recomendable, en función de la condición física de cada persona, sería un programa de entrenamiento multimodal, alternando días de trabajo de fuerza/resistencia muscular con días de entrenamiento de alta intensidad.

Asimismo, hay que tener en cuenta que, aunque no es frecuente, continúa Ibáñez, “hay ciertas personas que padecen migraña cuyas crisis pueden ser desencadenadas por el ejercicio”. Aunque en este grupo también se han demostrado los beneficios de la actividad física, en este caso se recomendaría la realización de ejercicio de bajo impacto, como podría ser el yoga.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con la Fundación Jiménez Díaz​.