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Tuenti Mafia: así se gestó la mayor cantera de talento tecnológico de España
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ahora trabajan en amazon, Facebook y Google

Tuenti Mafia: así se gestó la mayor cantera de talento tecnológico de España

En Estados Unidos se conoce como PayPal Mafia al grupo de fundadores que luego dio pie a empresas como LinkedIn y Tesla. Esta es la historia de la versión patria

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El último día que Adolfo Cristóbal trabajó fue el 21 de enero de 2014, cuando el bar del que era encargado cerró. El dueño no pagaba el alquiler, liquidó el negocio y despidió a la plantilla. Seis meses antes gran parte de la clientela había dejado de ir: un grupo que pasaba las tardes, celebraba los cumpleaños y montaba las fiestas allí. “Cuando hacían una se iba todo el mundo porque no cabía más gente”, cuenta Adolfo. “Tenían un ambiente genial que no he visto en otra empresa. De su trabajo entiendo poco, pero de ellos sólo puedo decir maravillas”.

Su trabajo iba de desarrollo y marketing a diseño e ingeniería. Su empresa era Tuenti. Durante los cinco años en los que la oficina estuvo en la Plaza de las Cortes de Madrid, Las Cubas del Marqués (en Marqués de Cubas, 18) fue el lugar de los desayunos al entrar y las cervezas al salir. Adolfo, el camarero de confianza: cuando unas Navidades cada departamento grabó su vídeo de felicitación, a Adolfo le invitaron a salir en uno y dar una sorpresa al resto. Los empleados de los locales aún abiertos en la calle lo recuerdan. “Ah, sí. El bar de los de Tuenti”.

En Tuenti se juntaron el modelo estadounidense, el conocimiento del mercado español, el dinero de los fondos y el talento de los empleados

Tuenti se mudó al edificio de Telefónica en Gran Vía el 12 de julio de 2013 y con él toda su plantilla, que en el momento álgido de contratación llegó a 250 personas. En Estados Unidos se conoce como PayPal Mafia al grupo de fundadores y trabajadores de PayPal que después montó empresas de la talla de Yammer, LinkedIn, Palantir, Yelp, Tesla o SpaceX. Hay también versiones Facebook y Twitter.

En España, la Tuenti Mafia tiene tres patas: las startups que han creado (la más grande por inversión y equipo es Jobandtalent); las grandes tecnológicas extranjeras que los contratan (de Google, Amazon y Facebook en Estados Unidos a Atlassian en Australia o Spotify en Suecia) y las tecnológicas de aquí por las que han pasado (Youzee y Fever) o en las que están hoy (se lleva la palma CartoDB).

Aunque hay otros casos patrios (de la venta de Ya.com en el 2000 salieron muchas inversiones) el de Tuenti es paradigmático: por la cantidad de gente, jovencísima edad media (de 25 a 30 años) y perfil profesional (se creó una cultura técnica que hasta entonces no existía aquí), es el mayor núcleo de talento tecnológico de España. Como describen varios exempleados, esto es como el fútbol. Tuenti jugó, y juega, en primera división.

I. La historia: marketing español, ejecución estadounidense

Félix Ruiz está sentado en la sala acristalada de un edificio de Azca con la Torre Picasso a un lado, la Torre Europa a otro, el Bernabéu de fondo y el Paseo de la Castellana a sus pies. Es la nueva sede de Jobandtalent, la empresa en la que entró como presidente en agosto del año pasado. Cuando en 2005 creó Who is Who, el primer prototipo de Tuenti, no tenía oficina y eran sólo tres.

“La idea era que Joaquín programara, Adeyemi estructurara y yo hiciera marketing”, explica. Félix y Adeyemi Ajao habían sido compañeros de colegio en Marbella; Joaquín Ayuso, de Adeyemi en ICADE. Zaryn Dentzel era la pieza que faltaba: es californiano y estaba en Estados Unidos, pero conocía España porque a los 16 estuvo de intercambio en casa de Adeyemi. Interesado en movimientos estudiantiles y en lo que pasaba entonces en internet (Facebook tenía un año), trabajaba en la red social política Essembly.

La Tuenti Mafia tiene tres patas: las 'startups' que han creado, las grandes tecnológicas extranjeras que los contratan y las de aquí por las que han pasado

Zaryn volvió a España nueve meses después del lanzamiento. Con Adeyemi encargado de conseguir dinero (era alumno de Bernardo Hernández en ICADE y amigo de Francisco Von Bismarck de Marbella, dos de los primeros inversores) y Félix de la expansión viral (con el clásico hacer fotos a chicas en las facultades, pedir que se registraran, etiquetaran a sus amigas y enviarles invitaciones), Zaryn tomó las riendas del producto.

“Zaryn hizo algo muy bien”, apunta Félix. “Empezó a traer a gente con experiencia de Estados Unidos y creó un ecosistema americano”. A saber: Kenny Bentley para programar, Luke Weber como manager de ingeniería o Erik Schultink, que además del primer becario de Facebook (en la película, el chico asiático) era cofundador de Essembly, donde le conoció.

placeholder Sergio Ruiz, Justyna Adamczyk, José del Corral y Paula Vivas, Fran Pérez, María Fernández y Pablo López

Schultink lo recuerda desde Nueva York: “Zaryn hacía desarrollo de negocio en Essembly. Cuando se fue a Tuenti yo eché una mano. Terminé la carrera, viajé a Europa, pasé por España y ayudé. Era emocionante: Facebook no era internacional y podíamos usar redes sociales en otro contexto. Iba a quedarme poco y al final estuve un montón”. Como jefe técnico de Tuenti hasta 2013, Erik sentó las bases del equipo, que al principio era extranjero, dice, por la dificultad de encontrar personas con la formación técnica necesaria en Madrid.

“En España nadie imaginaba que una compañía de internet pudiera crecer tanto, pero ellos ya sabían su potencial”, considera Félix. “Más tarde, eso atrajo talento de aquí”.

II. El crecimiento: la contratación más dura (y los mejores sueldos) de España

“Cuando entré había 15 personas”, cuenta Fran Pérez, que empezó en junio de 2008 como jefe de diseño. “Estábamos en la calle Barquillo y la empresa creció rápido. Me fui con 250”. En 2010 Fran se marchó a Youzee; en 2013, a Google en Londres. Hoy gira la cámara del ordenador y enseña San Francisco por la ventana: hace un mes se trasladó allí. Está con su novia, María Fernández, que empezó meses más tarde en atención al cliente. “Entonces la contratación era informal. Éramos muy jóvenes, incluido el CEO. Las cosas se crearon sobre la marcha”.

placeholder Tuenti según búsquedas en Google Trends (que coinciden con el momento fuerte de contratación)
Tuenti según búsquedas en Google Trends (que coinciden con el momento fuerte de contratación)

“Llegué a Tuenti por accidente”, responde desde Ámsterdam Justyna Adamczyk. “Fui a España antes de la crisis y perdí mi trabajo en una consultora. A principios de 2009 abrieron recursos humanos en Tuenti y fue una suerte encontrarlo”. Junto a Laura Molera, que hoy trabaja en Facebook, Justyna, ahora en Backbase, definió los procesos de contratación. “Dábamos becas en universidades y hacíamos el concurso de programación Tuenti Challenge. Había talento en España, pero, en 2009, no muchas empresas donde crecer aparte de las grandes. Y Tuenti se veía como una red social. Lo trabajamos mucho y llegaron españoles que no sabían que existía algo así. Encontramos gente impresionante sacándola de debajo de las piedras”.

Tuenti tiene un proceso de selección duro. “De lo más bestia que he visto”, reconoce Diego Muñoz, hoy en CartoDB. “Fui asustado”, añade Pedro Vicente Gómez, desarrollador Android, ahora en Karumi. “Leí un artículo que lo comparaba con Google. El buscador contrata al 0,2% de los entrevistados y Tuenti al 0,4%”.

Evolución de las empresas por las que pasaron los empleados de Tuenti y a las que fueron después. Datos extraídos y gráfico elaborado por Graphext. Véalo en grande aquí.

Esto era así en ingeniería y en otras áreas: en redes sociales, Paula Vivas tuvo cuatro entrevistas e hizo un plan de expansión; en diseño, Ju Iglesias estuvo cinco horas y pintó la arquitectura de una web. El currículum no siempre importa: Ju es psicóloga, pero quiso cambiar de profesión y aprendió a diseñar ayudando a un conocido meses antes. Ahora trabaja en Barrabés y recuerda entre risas que por aquello sólo cobró un cocido, porque el chico no tenía dinero para más.

A cambio, incentivos para entrar: oficina en el centro, ambiente joven, internacional (“aquello fue como un Erasmus pero con gente del trabajo”) y “muy buen rollo”. “A veces trabajas 18 horas, pero el sábado sales y la empresa paga la fiesta. Y te invita a actividades. Invierte en buenrollismo”, continúa Pedro. Eso por un lado. El trabajo en inglés (novedad para muchos), el nivel del equipo (“trabajas con los mejores”), la responsabilidad (“no es igual romper algo en una web pequeña que en Tuenti”) y reto técnico ponían el resto.

“Cuando llegué a Tuenti tenía más tráfico que Google y Facebook juntos en España. Es alta escalabilidad”.

Nuria Ruiz vive en Seattle y trabaja en Wikipedia. Antes de Tuenti estuvo siete años en Amazon, también en Seattle. Estudió Física en la Complutense, pero lleva más de una década manteniendo webs con mucho tráfico. “En pocos sitios tienes problemas por tener millones de usuarios diarios. En Tuenti se juntaba eso y la plantilla”. Nuria entró con casi 40 años y un hijo, y lo que más le gustó fue la diversidad. “En género, edad, estudios... Allí está el típico superlisto que no ha ido a la universidad y el doctorado, la ingeniera de canales y puertos, el que llega de Google y la chavala de La Mancha que es una máquina. Y de muchas nacionalidades”.

'Cuando llegué a Tuenti tenía más tráfico que Google y Facebook juntos en España. Es alta escalabilidad'

Para atraer a los mejores del mundo y con dinero en el bolsillo (ronda de 10 millones en 2008 y de 9 en 2010), el último añadido era el sueldo. Este artículo abrió en público un viejo debate del sector: Javier Andrés, fundador de Ticketea, escribió que “alguien debería hablar del daño que hicieron al mercado Youzee o Tuenti con sus salarios desorbitados”. Javier Escribano, fundador de Tourist Eye, creó un formulario para que los empleados contaran lo que cobraban y analizó los resultados en su blog.

“Querían la mejor calidad técnica de España y Europa. Eran sueldos más altos que la media, pero no una locura. Un añadido”, resume Fran. Como él, todos. “Fue la gota final”, añade Eduard Giménez, ingeniero. “Es como si el Albacete dice: los sueldos del Real Madrid son desorbitados porque no puedo pagarlos”. También en otras áreas. María, que estudió Comunicación Audiovisual, recuerda que “cuando salió aquello pensé: ojalá una empresa en mi sector pagase muy buenos sueldos y los subiera. Tuenti paga a quien demuestra valerlo”.

Los ahorros que eso deja, las acciones que cobraron muchos con la venta a Telefónica y las características de un sector en el que las empresas se pelean por los mejores y en el que tú, como joven trabajador, no quieres dejar de crecer, hacen que la gente esté una media de tres años.

“No somos contables. No vamos a trabajar cuarenta años en un sitio. Si no te mueves, dejas de aprender”, afirma Ju. “Las empresas de producto queman. Cuando llevas tiempo trabajando sobre lo mismo, el código se vicia y quieres empezar de cero”, añade Jorge Juan Barroso, desarrollador. “Se cumple el ciclo de las startups. A los dos o tres años te vas a otra del mismo nivel o mejor o montas la tuya propia”.

III. Los que crearon: startups que nacieron de Tuenti

Jorge abre la puerta del piso de Ópera en el que está Karumi, el estudio de desarrollo que creó en enero de 2014. Son cuatro fundadores: Jorge, Davide Mendolia, Alberto Gragera (ingenieros) e Irene Herranz, que no venía de Tuenti sino de Wayra y que puso el perfil de gestión. Acaban de contratar a Pedro para Android: empezó en Droiders (empresa murciana especializada en Google Glass) y pasó dos años en Tuenti. Tiene 25 años.

Si Karumi pasa de doce empleados dejará de ser lo que quería. “Queremos ser poquitos. Algo que me quemó en Tuenti fue dedicar mi tiempo a gestión. No me gusta dejar de programar”, indica Jorge. Karumi desarrolla para terceros – Blackphone, Infojobs– y fijándose en empresas como 37 Signals (conocida por su cultura y tranquilidad financiera) trabaja en productos “sólidos”. “A veces no necesitas mucho nivel. Si vas a hacer una app que quizá no funciona, mejor haz un prototipo. Karumi está en la segunda fase: cuando quieres un producto bueno, no un desarrollo de dos meses que hay que tirar después”. Comparten oficina con empleados de Plex, una tecnológica estadounidense que desarrolla en remoto y en la que están Rosa Gutiérrez, Fran Fernández y Luis Recuenco. Todos de Tuenti.

placeholder Alberto Gragera, Jorge Juan Barroso, Davide Mendolia y Pedro Vicente, fundadores y empleado de Karumi

Karumi es una de las más de veinte empresas nacidas en el entorno Tuenti, creadas por sus empleados o fundadores. Una lista de 2014 incluye también las invertidas por ellos o por inversores del círculo.

Hay de todo: las que hacen consultoría (desarrollo como Karumi o diseño como Kendo), las que no crecieron (Funddy), las que no terminan de funcionar (Origo), las que lo compaginan con otra startup (Dymotics, de Miriam Muros, que trabaja en Fever), las que repiten (después de Meets, Martín Chamarro e Ismael González montaron Comprea), las que pasaron por Wayra (Emtrics), las que están fuera (Localístico, en Londres), las de los fundadores (Kuapay, de Joaquín Ayuso y todas las que lleva Adeyemi como inversor), las que van cuesta arriba (Jobandtalent) y las que cerraron (Youzee).

A la calle Víctor Hugo, perpendicular a Gran Vía, empiezan a llamarla “Víctor Hugo Valley”. Pasa algo parecido a lo de Chamberí: hay varias startups en el mismo edificio. Entre ellas, la herramienta de publicidad Seedtag con Pablo López como CTO. Pablo dejó Tuenti, fue a Fever, fundó Origo, perdió su dinero y salió. Quería tranquilidad, pero un amigo de Google le llamó para montarla y hoy tiene diez empleados y está cerca de ser rentable.

'El proceso de selección es de lo más bestia que he visto. Google contrata al 0,2% de los entrevistados y Tuenti al 0,4%'

La plataforma de encuestas Emtrics, con oficina en Manoteras, la fundó Eduard Giménez al dejar Tuenti en 2011 y llegó a 8 empleados, aunque ahora son tres e ingresan “para vivir”. 357 kilómetros al este, en Valencia, están Martín (becario en 2008) e Ismael (diseñador). Con dos amigos más crearon Meets, una app de eventos que no consiguió financiación y tras la que Plug and Play les propuso crear Comprea, el Instacart español. En enero nació el comparador de becas Becash (Carlos Mateo, del equipo legal) y en abril Washme: lavado de coches bajo demanda y de Bartek Kunowski, exdirector de producto de Tuenti.

¿Ayuda decir que vienes de Tuenti de cara a inversores? Todo suma. “Es una chapita”, dice Ismael. “Cuando en la diapositiva del equipo hay logos de Firefox, Destinia y Tuenti das confianza, pero no creo que sea lo que les haga decidirse”.

A medio camino entre Londres, Alcobendas y la oficina de CartoDB, donde Daniel Mota va a veces, se gesta Localístico, una herramienta para locales físicos que arregla sus datos (localización, horarios de apertura o fotografías) en internet (en Google, Yelp, Foursquare o Apple Maps). Son tres y facturan, pero eso es lo de menos. “En el proceso de creación lo que menos cuenta es ser rentable. Lo importante es el futuro: trabajas mucho ahora para que se dispare”.

Extuentis por el mundo: localizaciones actuales de los empleados. Datos extraídos de Graphext y mapa elaborado con CartoDB

Daniel arriesgó tras seis años en el equipo de diseño de Tuenti, que a mitad del crecimiento se resquebrajó: tres de cinco miembros marcharon a Youzee, el proyecto más ambicioso y que más tuentis se llevó. Mientras Tuenti se preguntaba qué había hecho mal para que tantos se fueran de golpe, ellos ponían los muebles de la oficina en la Plaza de la Luna. Nacido en 2010, Youzee estaba dirigida por Carlos Cruz (director en Tuenti) y participada por Yelmo Cines. Iba a ser el Netflix español.

“Carlos contactó con Andrzej Tucholka para tecnología y para diseño con Fran, que nos ofreció a mí y a Alberto Calvo ir con él”, explica Sergio Ruiz. No dudaron en marcharse porque sí había algo mal. “Estábamos limitados. En Youzee se demostró que no sólo pintábamos cosas bonitas, sino que pensábamos en usabilidad. Pero por encima estaban los directores de producto contratados por Zaryn: Rupert, Adam Neff, Matt Clark. En España ese puesto no existía porque hace cinco años no había startups. Hacían wireframes (diseños de pantallas), pero no tenían experiencia en producto”.

Youzee no salió bien. En 2013 hizo un ERE porque su modelo de suscripción no cuajó y mantener un buen catálogo salía caro. Quienes salieron de Youzee fueron a otros sitios: Sergio a Fever, Alberto a Spartanbits y más tarde a Jobandtalent, y Fran a Google, primero a Londres y luego a San Francisco.

¿Por qué? “No hay empresa en España con una cultura tecnológica tan potente como Tuenti. Quizá ahora sí: Ticketea, que ha conseguido inversión, o CartoDB”, dice. “Sólo quedaba ir fuera. San Francisco está lleno de extuentis”.

IV. Los que se fueron: extuentis por el mundo

En Australia están más relajados que en España y en Suecia hace frío pero respetan los horarios del trabajador. Atlassian, una gran empresa australiana de software, y Spotify, en Estocolmo, son las tecnológicas extranjeras que más extuentis agrupan (7 y 9). Les siguen Facebook (5), Amazon y Google (3 cada una).

Julia Simón salió de Tuenti, pasó por la startup Biicode y cuando buscó trabajo lo encontró de desarrolladora en Atlassian. “La gente ha llegado de forma escalonada”, cuenta. “No como en Spotify, donde en seis meses se fue un grupo grande. Al parecer intentaron reclutar incluso a los reclutadores”.

Lo de Spotify fue extraordinario. “Era un secreto a voces que nos escribían a todos”, ríe desde Suecia Diana López, desarrolladora. Tras dos años en Tuenti decidió junto a su novio, el desarrollador y también extuenti Alberto Núñez, salir. “El mercado laboral está bien para nosotros. Nuestros compañeros de Spotify nos conectaron con sus reclutadores y nos fuimos a la vez”. ¿Volver? “En Barcelona está King, pero el problema es el tipo de trabajo. La pasión de Tuenti no la pones en otro sitio. En un mes allí trabajé más que en todo lo anterior. Es increíble”.

Algunos 'extuentis' ahora están en empresas como Facebook, Spotify, Google y Amazon

Si lo de Spotify fue llamativo, a lo de Badoo cuesta definirlo: en diciembre fletó un jet privado desde Barajas para invitar a 12 ingenieros de Tuenti a su fiesta de Navidad en Londres. La idea fue del jefe de desarrollo iOS, Rafael López, extuenti. Con él, ya son cuatro allí.

Pero la zona que brilla en el mapa es Silicon Valley, cuna de las tecnológicas, espejo en el que tantos países se intentan mirar. El día que hablamos por Skype Verizon compró AOL, así que José del Corral ya no es empleado de la segunda, sino del mayor operador móvil de Estados Unidos. Llegó a San Francisco en 2013 con su novia, Paula, y son vecinos de Adeyemi. Paula, especializada en SEO y redes sociales, había dejado Tuenti y pasado por Havas Media, un proyecto con amigos, antes de llegar. “Me costó dejarlo, pero era el momento. Al llegar hablé con Noah, el hermano de Zaryn, que nos pidió hacer una web. Le encantó el diseño, estudié por mi cuenta y desde hace un año y cuatro meses soy diseñadora de su empresa, Nomad Goods”.

Paula y José se conocieron años antes en la calle Salamanca nº 17 de Madrid. Allí sigue The Cocktail, una consultora por la que pasaron muchos pretuentis. “Hubo un momento en que el equipo era clavado al de The Cocktail”, dice José. “Migramos uno a uno. Tuenti es más de amigos; The Cocktail, familiar. Éramos 70 en una misma nave. Se nota el factor humano y la cultura de equipo. Estando a gusto trabajas más”.

V. Los que se quedaron: extuentis por España

–Si digo que The Cocktail es una pequeña cantera de talento tecnológico en España no me equivoco, ¿no?

–No. Te quedas muy corta.

Al habla Manuel Muñoz Solera, alias Mamuso, diseñador con larga trayectoria en el sector. También está en San Francisco y también estuvo en Londres (trabaja en Yammer), pero pasó por The Cocktail (cantera pre-Tuenti) y Jobandtalent (una de las startups españolas que más extuentis tiene hoy).

“The Cocktail creció y cambió un montón. Para mí es un caso de éxito. Un chico que había trabajado conmigo me contó que en Jobandtalent estaban en un momento difícil. Cuando llegué en junio de 2010 éramos pocos y había prisa por sacarlo adelante. El producto intentaba encontrarse a sí mismo”.

placeholder Sergio Pescador, Pamela Díaz, Alberto Calvo, José Pérez Agüera y Félix Ruiz

Jobandtalent empezó como red social de empleo: había herramientas en otros campos (YouTube, Facebook, Twitter) pero “poca innovación” en el sector. Además de funcionalidades sociales (importar contactos de Facebook), heredaba conceptos Tuenti: buscaba posicionarse entre jóvenes universitarios y profesionales.

Cuentan sus fundadores, Felipe Navío y Juan Urdiales, que “nació en las oficinas de Tuenti”. Felipe era compañero de Adeyemi en McKinsey y Juan amigo de Félix de Marbella. Ambos vieron nacer Tuenti y cuando Félix recibió el dinero de la venta a Telefónica, invirtió. Fue en la tercera ronda, de 2,5 millones en 2013. En julio de 2014 cerró la cuarta: 14 millones con Kibo, Entrecanales y Qualitas, el fondo que invirtió en Tuenti. Fue la tercera operación más grande de 2014 en España. Hoy mismo, Jobandtalent acaba de firmar una ronda de financiación de 23 millones de euros, la segunda más grande de este año.

Con los años cambió de estrategia. A medida que otros portales de empleo añadían características sociales y ellos recopilaban más información (además de empresas que ponen ofertas, rastrean todo lo que se publica en la web), Jobandtalent se centró en unir este big data con un algoritmo lingüístico para “que el trabajo te encuentre a ti”, esto es: que según tu perfil te lleguen ofertas y no tengas que buscarlas.

'Empiezas a creer que lo normal es currar con gente brillante, y cuando te vas de Tuenti te das cuenta de que no es así'

“Ahí está la diferencia: en dar la vuelta al mercado”, cuentan Felipe y Juan, sentados con Félix en la sala acristalada del edificio de Azca. Sus ingresos vienen de opciones premium para empresas, aunque no dan datos de facturación. El del empleo es un mercado saturado (están Monster y LinkedIn) en el que los ingresos suelen proceder de eso o publicidad. En España, según búsquedas en Google (suelen reflejar el tráfico) domina por mucho Infojobs. Su objetivo es la expansión internacional. Por eso entró Félix como presidente y por eso ya son 90. Su director de búsqueda y recomendación, José Pérez Agüera, y diseñador, Alberto Calvo, también estuvieron en Tuenti.

Jobandtalent ayudó a Manuel a decidir que quería trabajar en producto. Fue a Tuenti, reorganizó el equipo de diseño y cuando empezó a coordinar más que diseñar, lo dejó. Quería un trabajo fuera y entró en Yammer, adquirida por Microsoft. De 2013 a 2015 estuvo en Londres y desde abril está en San Francisco. Quedaba una plaza en Londres y Manuel refirió a Adrián Mato. Adrián fue diseñador en Tuenti y jefe de diseño en Fever, la startup española por la que más extuentis han pasado según datos actuales de LinkedIn, de donde algunos empleados han borrado su paso. Ahora sólo hay dos (Miriam Muros e Ismael de Esteban) y un inversor, también primer inversor de Tuenti, Bernardo Hernández.

“Me contactaron, pero el proyecto no tenía buena prensa y no estaba convencido. Había posibilidad de que lo llevara Bernardo y por eso fui”, explica Adrián, que estuvo diez meses. “Y justo el día que entré, él firmó por Flickr en Yahoo”.

Fever es una app de planes nacida en 2011 que en los últimos dos años ha recaudado más de once millones de euros de Bernardo y famosos como Alejandro Sanz o Sergio Ramos. Entre quienes han pasado por allí se repite la versión del caos interno: mala gestión de equipo, desarrollos fallidos por las prisas y falta de visión. “Cuando llegué fue como: dónde me he metido. Estaban David y Jordi, de Series Yonkis y otros empleados que se fueron esa misma semana”, añade Sergio Ruiz.

Fever funciona en Madrid, Londres y Nueva York y sólo en España tiene peso según los rankings de las tiendas de apps. Invierte bastante en marketing. Su fundador, el joven Pep Gómez, explica por teléfono desde Nueva York que “la visión siempre ha sido la misma –solucionar el 'tengo tiempo, qué puedo hacer hoy'– pero hemos evolucionado. El cambio es obvio: la montamos sin dinero y ahora somos una empresa más seria”. Fever se nutre de comisiones por venta de entradas en la app y no da datos de facturación. Son 75 y creciendo.

placeholder Nicklass Gummerson, Raúl Ochoa, Emilio García, Antonio Zamorano, Rafael de la Torre y Diego Muñoz, extuentis en CartoDB

En CartoDB no se habían dado cuenta, pero hay 8 exempleados de Tuenti. CartoDB es la herramienta de visualización de datos sobre mapas que usan en Twitter, en medios internacionales o en grandes proyectos, como el del nivel de vida de Reino Unido o el de la deforestación y reforestación mundial. Hasta hace un año compaginaban su desarrollo con consultoría para terceros; en agosto de 2014 recaudaron 6,3 millones de euros para centrarse en el producto, que ingresa por sus versiones de pago y no da datos de facturación.

El equipo ha llegado a 50 y de Tuenti están Rafael de la Torre, Antonio Zamorano, Santi Sáez, Nicklass Gummesson, Diego Muñoz y Raúl Ochoa (ingenieros) y Emilio García y Carlos Tallón (diseñadores). El reto es doble: hay que soportar visitas (las visualizaciones salen en grandes medios) y, además, pintar mapas.

Si preguntamos a quienes montaron sus startups o se fueron por el mundo dónde trabajarían en España hoy, la respuesta se repite. “No busqué en España porque nada me llamaba”, apunta Miguel Jiménez desde Spotify. “Ahora me gusta CartoDB. Soy de front-end (desarrollo de interfaz) y lo que hacen a nivel tecnológico no lo hace nadie: mapas, temas que no estás acostumbrado a tocar”. Manuel coincide: los conoce desde hace tiempo y aunque nunca se ha sentado “en serio”, le hubiera encantado trabajar allí. Allí es en la oficina que la empresa tiene en Chamberí, el barrio que con el tiempo se ha ganado el apodo de Valley madrileño.

VI. Los que siguen: Tuenti hoy

Tuenti no llegó a ser rentable. Facebook se lo comió en España y sus fundadores hicieron una operadora móvil, un negocio en el que te pagan tus clientes y no la publicidad. En agosto de 2010 Telefónica se hizo con la empresa por 70 millones. Adeyemi, Joaquín y Félix salieron definitivamente y Zaryn continuó como CEO hasta enero de este año, cuando Sebas Muriel lo sustituyó. En la sexta planta del edificio Telefónica en Gran Vía, Sebas nos recibe en camiseta (de Tuenti) rodeado de carteles con la filosofía del equipo: “lucha por la excelencia” y “sólo contratamos a los mejores”.

placeholder Sebas Muriel, actual CEO de Tuenti

“Estamos aquí para tener impacto global”. En Tuenti convivieron red social y operadora aunque la primera, que cuesta mantener, muere poco a poco. Con el cambio de negocio y de tecnología utilizada, la empresa se reestructuró: ahora necesitan perfiles técnicos distintos y son 160. Entre sus desarrollos sonados, la voz IP, que salió en 2013 antes que en WhatsApp. Tratan de definir “la teleco del futuro” tanto en España como en Latinoamérica, donde están en expansión.

No hay receta para hacer más Tuentis, dice Sebas. “Trabajo duro y confianza de los inversores”. En Tuenti se juntaron el líder que importó el modelo tecnológico estadounidense, el conocimiento español de las universidades y el mercado, el dinero de los fondos y el talento de los empleados. “Empiezas a creer que lo normal es currar con gente brillante”, considera Adrián, “y cuando te vas de Tuenti te das cuenta de que no”. O, como sentencia Ju: “No es que estuvieran los mejores, es que siguen los mejores”. ¿Hubo fuga de talento tras la compra de Telefónica? Rotundamente, no: ninguno de los 31 entrevistados para este artículo está de acuerdo con esa historia.

Cada vez que alguien se va, Sebas piensa en el deporte: sus empleados juegan en primera, en la liga de Google, Facebook, Atlassian o Spotify. “Tenemos poca conciencia de lo buenos que somos como país”, concluye. “Cuando un chaval sale de aquí y se va a montar algo me fastidia, pero en el fondo estoy orgulloso. Sé que llevan la compañía dentro porque todos los que pasamos por aquí sabemos que es lo mejor. Y cuando tomamos cervezas los viernes siempre hay algún ex. Todos en plan: “Sebas, joe”. Al final te echan de menos. Ojalá alguno consiga un diez por ciento de lo que ha conseguido Tuenti. Ojalá”.

El último día que Adolfo Cristóbal trabajó fue el 21 de enero de 2014, cuando el bar del que era encargado cerró. El dueño no pagaba el alquiler, liquidó el negocio y despidió a la plantilla. Seis meses antes gran parte de la clientela había dejado de ir: un grupo que pasaba las tardes, celebraba los cumpleaños y montaba las fiestas allí. “Cuando hacían una se iba todo el mundo porque no cabía más gente”, cuenta Adolfo. “Tenían un ambiente genial que no he visto en otra empresa. De su trabajo entiendo poco, pero de ellos sólo puedo decir maravillas”.

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