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Accidente de avión: Lubitz estuvo una hora encerrado en el aparato en España
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Accidente de avión: Lubitz estuvo una hora encerrado en el aparato en España

El avión hizo una parada técnica denominada rotación en El Prat. Solo el comandante bajó a hacer una inspección ocular durante los poco más de 50 minutos que el aparato pasó en suelo español

El copiloto del avión estrellado en Los Alpes, Andreas Lubitz, permaneció en el aparato durante todo el tiempo que la aeronave estuvo en territorio español la mañana del pasado martes. El vuelo venía de Düsseldorf, paraba en Barcelona para hacer lo que técnicamente se denomina una rotación –desembarcar pasajeros y acomodar a nuevos viajeros– y regresaba de vuelta a la ciudad alemana de la que había partido.

Fuentes policiales aseguran que el copiloto, por lo tanto, no abandonó el avión en ningún momento durante el tiempo que el aparato permaneció en España. Desde Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), de hecho, explican que en una parada técnica como ésta ningún miembro de la tripulación se baja de la aeronave salvo el comandante, que desciende únicamente para realizar una inspección ocular rutinaria de los neumáticos, el tren de aterrizaje y otros elementos.

En el caso del Airbus A320 siniestrado, el piloto también "fue el único miembro de la tripulación que salió del avión", subrayan desde Aeropuertos Españoles, extremo que ha confirmado la Comisaría General de Información de la Policía, encargada de investigar todos los movimientos realizados por Lubitz durante su breve estancia en territorio nacional.

En concreto, el Airbus A320 operado por la compañía Germanwings despegó de Düsseldorf a las 6.48 horas y aterrizó en El Prat pocos minutos después de las 9 horas del pasado martes. Casi una hora después, a las 10.01, el mismo vuelo partía de regreso a la ciudad alemana.

El hecho de que el copiloto, como el resto de la tripulación, permanecieran en el avión durante estos 50 minutos, aproximadamente, restringe la investigación que pueda desarrollar la Policía española, que en todo momento está actuando a requirimiento de las autoridades francesas, que dirigen unas pesquisas (así contamos el suceso) que tratan de encontrar las pocas piezas que aún faltan para recomponer el puzle de lo que ocurrió aquella mañana y los días previos al accidente de avión que explicarían la motivación concreta que llevó a Lubitz a estrellar el avión.

La Fiscalía de Düsseldorf, donde vivía el copiloto, ha encontrado en el domicilio del investigado y en el de sus padres –ya que residía a caballo entre los dos– un certificado médico de baja laboral por enfermedad, roto en pedazos en una papelera, que Lubitz habría ocultado a su empresa y que los investigadores entienden que destruyó el propio afectado decidido a llevar a cabo lo que hizo quizá desde ese mismo momento.

Otros documentos –recetas médicas y más pruebas– encontrados en la misma vivienda, según indicó el Ministerio Público alemán, ponen de manifiesto que el copiloto sufría episodios depresivos desde hacía tiempo y que el día en el que estrelló la aeronave se encontraba bajo tratamiento. Varios periódicos germanos concretaron ayer que el copiloto estuvo recibiendo medicación y atención psiquiátrica por depresión hasta la misma mañana de la catástrofe, especialmente después de haber roto días antes con su novia, con la que llevaba siete años saliendo.

El accidente del Airbus A320 en Los Alpes acabó con la vida de los 150 ocupantes que volaban desde Barcelona hasta Düsseldolf, entre los que había 51 españoles, según informó el Gobierno. En palabras del Fiscal de Marsella, Brice Robin, el copiloto cerró la cabina por dentro cuando el comandante salió y presionó voluntariamente el botón que hizo descender al aparato prácticamente en picado durante ocho minutos. De los 38.000 pies (casi 11,6 km) de altitud a la que iba en esos instantes bajó hasta los 6.000 pies (3,3 km), momento en que el aparato desapareció de los radares y se estrelló.

La tragedia ha provocado que varias aerolíneas y organismos controladores se replanteen los protocolos de seguridad tanto en lo relativo a la necesidad de que nunca se quede nadie solo dentro de la cabina como a los mecanismos de valoración del estado psicológico de los pilotos, tanto para el momento en el que ingresan a formar parte del cuerpo como en los sucesivos controles periódicos.

El copiloto del avión estrellado en Los Alpes, Andreas Lubitz, permaneció en el aparato durante todo el tiempo que la aeronave estuvo en territorio español la mañana del pasado martes. El vuelo venía de Düsseldorf, paraba en Barcelona para hacer lo que técnicamente se denomina una rotación –desembarcar pasajeros y acomodar a nuevos viajeros– y regresaba de vuelta a la ciudad alemana de la que había partido.

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