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La reforma laboral y la crisis dejan heridos de muerte a los convenios colectivos
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LAS RELACIONES LABORALES SE INDIVIDUALIZAN

La reforma laboral y la crisis dejan heridos de muerte a los convenios colectivos

El año pasado tan sólo 4,4 millones de trabajadores habían cerrado sus condiciones laborales para 2014, la tercera parte que lo hacían al comenzar la crisis

Foto: Soraya Sáenz de Santamaría y Fátima Báñez (EFE)
Soraya Sáenz de Santamaría y Fátima Báñez (EFE)

La negociación de los convenios colectivos en las empresas no pasa, precisamente, por sus mejores momentos. Y lo que no es menos relevante. Nada indica que en un futuro inmediato se vaya a volver a los tiempos en que cada año (entre 2006 y 2008) más de 11 millones de trabajadores negociaban sus relaciones laborales en el seno de sus empresas o estaban amparados por convenios de superior categoría.

Un dato lo acredita. Hasta el 1 de diciembre delaño que acaba de finalizar tan sólo 4,4 millones de trabajadores habían cerrado sus condiciones laborales para 2014, es decir, cerca de la tercera parte de los trabajadores que lo hacían al comenzar la crisis (11,9 millones en 2008). Y muy lejos, en todo caso, de los 7,2 millones del año 2013.

Para hacerse una idea más cabal de lo que representa esa cifra hay que tener en cuenta que, según la EPA, el número de asalariados asciende a 14,4 millones. Eso quiere decir que apenas el 30% de los trabajadores por cuenta ajena ha negociado de forma colectiva sus relaciones laborales. La cifra, en todo caso, es todavía provisional y crecerá algo en los próximos meses (muchos convenios se firman con el año vencido), pero de todas las maneras refleja una tendencia claramente descendente.

Se trata de la cifra más baja prácticamente desde que el modelo de negociación colectiva se impuso en España tras la Transición democrática después de la legalización de los sindicatos. Y lo que en realidad esconde es un proceso imparable de individualización de las relaciones laborales en los centros de trabajo. No sólo por la eclosión de los llamados ‘falsos autónomos’, trabajadores por cuenta ajena que son en realidad asalariados debido a que su única fuente de rentas es la propia empresa en la que trabajan, sino por el hecho de que la última reforma laboral (año 2012) ha impulsado las cláusulas de descuelgue.

En concreto, y según la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos, en 2014 se produjeron 1.960 inaplicaciones del convenio colectivo pactado con anterioridad entre empresarios y representantes de los trabajadores, en su gran mayoría (prácticamente el 63,5%) por asuntos relacionados con la cuantía salarial. O un 78% si se incluyen tanto las retribuciones como el sistema de remuneración. Ahora bien, la cifra es residual en relación al número de empresas con convenio (más de 627.000) lo que significa que los descuelgues, en contra de lo que se esgrimía para justificar la reforma laboral, son poco relevantes en las relaciones laborales pese a que ahora es más fácil acogerse a la no aplicacón de mejores condiciones económicas.

Convenios de empresa

El ocaso de la negociación colectiva se manifiesta, igualmente, si se tiene en cuenta no sólo el número de trabajadores, sino el de empresas que negocian su propio marco de relaciones laborales. Los datos más recientes muestran que a 1 de diciembre del año pasado se habían cerrado 1.140 convenios colectivos de empresa, a años luz de los 4.500 acuerdos que se llegaban a firmar antes de la crisis.

La cifra es todavía más reveladora si se toma en consideración que incluso los de ámbito superior (territoriales o sectoriales) han caído en picado, de cerca de 1.500 a poco más de 430. El resultado es que apenas 319.000 trabajadores están hoy amparados por un convenio colectivo de empresa, cuando la reforma laboral pretendía exactamente lo contrario.

En este sentido, aspectos como las cláusulas de revisión salarial para asegurar el poder adquisitivo de las nóminas, que históricamente han enfrentado a los agentes sociales, cumplen en estos momentos un papel más secundario. Esas cláusulas, en todo caso, son ahora materia de discusión para la renovación del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva. Y según UGT, lo que pretende la patronal CEOE es mantener los incrementos salariales “topados” y sin establecer un suelo como condición para renovar el pacto de rentas.

El fenómeno de las ‘desnegociación’ colectiva tiene también que ver con el proceso deflacionista que vive España, y que ha llevado al IPC a un -1,1% en diciembre de 2014 en tasa interanual. Tradicionalmente, las discusiones entre trabajadores y patronos han girado en torno a los salarios (empobreciendo la negociación colectiva), pero con un horizonte de muy baja o, incluso, inflación negativa, los incentivos para negociar son sensiblemente menores. De ahí que cientos de convenios que afectan a millones de trabajadores se encuentren realmente en punto muerto sin revisión alguna.

A ello, sin duda, afectará la reciente sentencia del Tribunal Supremo que enmienda la reforma laboral y que estipula que los trabajadores siguen conservando sus derechos individuales (salarios, jornada…) aunque haya caducado el convenio colectivo.

El contexto deflacionista influirá, de hecho, en la renovación del pacto de rentas que negocian ahora sindicatos y empresarios, y que como en otras ocasiones pretenden enmarcar las relaciones laborales durante los próximos dos o tres años. En contexto de alta inflación, esos pactos son esenciales para mantener la competitividad, pero cuando esta no existe, la eficacia de esos grandes acuerdos es mucho más limitada.

Según UGT, la estadística oficial recoge que sólo 15 convenios, que afectan a 19.589 trabajadores, incorporan subidas salariales por encima del 3%, pero esa misma estadística recoge también que únicamente 14 convenios tuvieron reducción salarial, y que estos afectan a 7.396 trabajadores. El año 2014, sostiene la Secretaría de Acción Sindical de UGT, “se alejó de la situación de 2013: el 35% de los trabajadores con convenio tuvieron congelación de salarios, mientras que ese porcentaje bajó al 19% el año pasado.

La negociación de los convenios colectivos en las empresas no pasa, precisamente, por sus mejores momentos. Y lo que no es menos relevante. Nada indica que en un futuro inmediato se vaya a volver a los tiempos en que cada año (entre 2006 y 2008) más de 11 millones de trabajadores negociaban sus relaciones laborales en el seno de sus empresas o estaban amparados por convenios de superior categoría.

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