Íñigo, dolido y decepcionado en 'La Moderna': ya conoce el secreto de Jacobo

• Avance del capítulo 138 de La Moderna del jueves, 11 de abril
• Íñigo descubre la verdadera cara de doña Carla en La Moderna: ¿asumirá su culpa la villana?

Antonia atosiga a don Cecilio en su aproximación a la verdad y el comercial pierde los nervios con la dependienta en un nuevo episodio del Salón de té La Moderna. Además, Íñigo descubre el secreto de Jacobo y no sabe cómo gestionar tantas revelaciones.

En el episodio anterior, Antonia ha averiguado el teléfono de don Cecilio y ha llamado a su residencia familiar para inquietarle. Mientras, Íñigo ha descubierto que Carla secuestró a Jacobo en contra de su voluntad y el empresario no ha tardado en reunirse con la viuda de su amigo Jaime para obligarle a confesar su culpa.

Carla le cuenta a Íñigo que Jacobo es un impostor que suplantó la identidad de un soldado que luchó con él en la guerra de Guinea. La villana de La Moderna quiere que su amigo sospeche de ese joven que quiere quitarle lo único que parece importarle en la vida. "Yo no he secuestrado a nadie", dice la empresaria, que no es capaz de asumir su delito.

Íñigo no se fía de Jacobo

En el salón de té, Matilde le planta a cara a Lázara que actúa como si fuera la encargada y se dedica a supervisar a todas sus compañeras. Por su parte, Carla le comunica a su madre que Íñigo ha empezado a descubrir la verdad "Se pueden aliar contra ti", le alerta Bárbara. Sin embargo, la viuda de Morcuende está tranquila porque cree que ha convencido al empresario de que Jacobo no tiene ninguna credibilidad. El falso hijo de don Jaime ha vuelto para hacerse rico y hacer mucho daño a la mujer más perversa de La Moderna.

Teresa recuerda con Mario lo mal que lo pasó con la ruptura. Su dolor le llevó a dejar su trabajo en la notaría. Incluso, sus padres le mandaron al campo para que se recuperara en casa de sus tíos. La encargada confirma que no ha habido ningún otro hombre importante en su vida. Por su parte, doña Bárbara duda que Íñigo haya creído las palabras de Carla, mientras su hija le pide que se quede al margen.

Esperanza quiere conseguir su objetivo: tener una foto en el reportaje del salón de té que está preparando la sobrina de don Fermín, un deseo al que también se une Elías. Laurita admite que su trabajo con Galán va en buen camino. La publicitaria confirma a su tío don Fermín que se centrarán en el aspecto humano, poniendo en valor al equipo de La Moderna.

Incluso los clientes pondrán su granito de arena con sus declaraciones en la esperada pieza periodística. "Escoger las palabras adecuadas para que los que lo lean puedan saborear nuestros pasteles", explica la joven. Por otro lado, Fabio está preocupado por la inquietud que muestra doña Bárbara. La mujer admite que no le ocurre nada, mientras el diplomático intuye que su amiga esconde algo.

Bárbara teme que su relación vaya a cambiar cuando Fabio del Moral se convierta en ministro. Sin embargo, el empresario niega que eso vaya a suceder y admite que no compartirá ningún detalle sobre su vida privada. Lo que puede jugar en su contra es que la prensa le tache de libertino, por lo que ambos acuerdan no hacer público su romance.

Lázara se adelanta a Teresa. La nueva dependienta de La Moderna quiere apuntarse un tanto. Sin embargo, el personaje interpretado por Sara Rivero le encarga el asunto a Trini, que deberá recibir a unos clientes muy distinguidos del salón. Por su parte, Pietro no tiene nuevas noticias sobre las amistades de Higinio, mientras que Antonia no puede consentir que la policía cometa una injusticia tan grande con Marta.

Jacobo vuelve a reunirse con Íñigo. El empresario quiere indagar sobre el falso vínculo del joven con don Jaime. El aliado de Aguirre durante sus últimas horas de vida vuelve a repetir la historia construida a través de los recuerdos relatados por su compañero de la guerra de Guinea. "No me creo ni una sola palabra", dice el empresario, que monta en cólera tras destapar sus mentiras. El propietario del Madrid Cabaret le echa de su casa, sin ninguna gana de volver a verle.

Antonia cada vez está más convencida de que don Cecilio es el responsable de la muerte de Higinio. La dependienta necesita que, al menos, ese hombre encuentre un buen abogado para Marta. Por su lado, Cañete ha logrado enterarse de que Teresa fue con Mario al Madrid Cabaret después de la sesión de cine.

Galán quiere aprovecharse de Laurita

Don Cecilio se presenta en casa de Antonia y le exige que no vuelva a llamar a su domicilio. El hombre no ayudará a Marta y alega que la joven es la única que tiene motivos para matar a su tío. "Ha entrado en razón sin mencionar nuestros nombres", dice el comercial, entusiasmado con la idea de que la joven vaya a cumplir condena. La dependienta amenaza al comercial y está dispuesta a demostrar que estaba en Madrid cuando Higinio falleció. El empresario saca su carácter con la vecina de la corrala, a la que deja acorralada y sin poder reaccionar.

Galán verte el café sobre Laurita conscientemente. La joven quiere ir a su domicilio a cambiarse de vestido. Sin embargo, el periodista asegura que tienen que acabar el reportaje. El joven le propone que ambos vayan a casa de la publicitaria para cenar juntos y terminar el trabajo. Mientras, doña Carla cree que Matilde está impulsando a Íñigo a creer las palabras de Jacobo. "Su fama le precede", asegura la dependienta que sabe que esa mujer esconde demasiados secretos.

Tras haber visto la indignación de don Cecilio, Antonia está convencida de que es el asesino de Higinio. "Tenemos que demostrar que ese hombre estaba en Madrid el día del asesinato", asegura frente a Pietro. En casa de Laurita, Galán finge dolor de espalda y presiona a la joven para que le de un masaje. Laurita intenta mostrar su desagrado ante tal proposición. La joven no considera que sea adecuado ese tipo de confianzas, y menos, en su propia casa.

Finalmente, el detective Medina se reúne con Íñigo y Matilde y les confirma que no hay ningún vínculo entre el atacante de su boda y el movimiento anarquista. Además, el investigador les adelanta que Aguirre mantuvo una fuerte discusión con Jacobo, momentos antes de su desaparición.