Doña Carla, en el punto de mira de Ocampos en 'La Moderna'

• Avance del capítulo 62 de La Moderna del martes 26 de diciembre
• Matilde vuelve a plantar cara a doña Carla en La Moderna

​El Salón de té La Moderna podría ser el lugar perfecto para desvelar la verdad sobre una asesina. Íñigo y Matilde planean una de sus misiones más importantes: espiar a la villana que les ha provocado un sufrimiento irreparable y ha querido separarles por todos los medios. En el capítulo anterior, el gran secreto de Trini y Miguel ha salido a la luz. Cañete ha descubierto que sus compañeros de trabajo están casados.

Laurita ha conocido a un apuesto hombre que podría hacerle olvidar el engaño de Collado. Sin embargo, la joven no se ha mostrado muy interesada por Celso. Una relación que tampoco ha terminado de despegar es la de Luisa y Emilio. La joven suplicó a su amigo que se alejara de las malas compañías que maneja su hermano Raimundo. Además, Antonia y Pietro han tendido una trampa a Higinio, con la que esperan que el hombre no vuelva a acercarse a Marta.

Matilde le propone a Íñigo hacerse con las llaves del desván para poder espiar a doña Carla. Las habilidades de la dependienta no pasan desapercibidas para el dueño del Madrid Cabaret. Si la misión de la pareja se desarrolla sin contratiempos, podría desvelar la verdad sobre doña Carla. En la corrala, Pietro busca a Antonia porque quiere comprobar que el susto que le dieron a Higinio haya sido suficiente para que no vuelva a aparecer por allí. El italiano admite que lo mejor es ser prudentes hasta que ya no haya peligro.

Doña Carla amenaza a Manuel

Matilde intenta zafarse de su trabajo ahora que don Fermín no se encuentra en su despacho. Sin embargo, Teresa le pilla por banda y de momento no podrá buscar la llave del desván. Por otro lado, Laurita comparte sus aficiones musicales con Celso, que tiene demasiadas confianzas con la dependienta. El joven aristócrata se interesa por conocer más a la joven. El noble se ofrece a invitarle a salir, pero la joven ha sido tajante y ha rechazado la invitación.

El inspector Ocampos se presenta en La Moderna para volver a hablar con doña Carla. El investigador sigue trabajando para dar con el culpable del asesinato de don Jaime de Morcuende. La villana sigue manipulando con sus mentiras. El policía le cuenta que han abierto una nueva línea de investigación a partir de una pista que es confidencial.

Ocampos quiere tomar declaración a doña Carla. La joven finge y asegura que es un mal trago por el que no le gustaría pasar de nuevo. La empresaria admite que no daría buena imagen estar inmersa en una investigación de cara a sus negocios. Finalmente, la empresaria accede a la petición del inspector.

Las dependientas comparten algunas confidencias en su hora de descanso y aseguran que prefieren al aristócrata que al mentiroso de Collado. Sin embargo, Laurita no está convencida con su última conquista, ya que el actor sigue en su cabeza. Pero, no por mucho tiempo. La sobrina de don Fermín quiere dejar de lado el sufrimiento y carpe diem, disfrutar el momento.

Ocampos interroga a doña Carla y le pregunta sobre la noche del asesinato de su marido e intenta indagar sobre el motivo de la discusión con don Jaime de Morcuende. La mujer se muestra afligida (falsamente) y asegura que encontró al empresario hablando por teléfono y fue testigo de un forcejeo que acabó con el hombre desplomado en el suelo. La viuda reconstruye los hechos en el despacho que fue el escenario de la tragedia.

Emilio pide disculpas a Luisa por su mal carácter que ha pagado la joven a causa de su hermano Raimundo. La ilustradora también ha querido pedir perdón a su amigo por no haber tenido la suficiente empatía con la situación que atraviesa el camarero. La hermana de Matilde quiere que cualquier problema lo afronten juntos. Por otro lado, Aguirre e Íñigo comparten una conversación que no va a terminar en buen puerto. Ahora, el soldado quiere poner al dueño del Madrid Cabaret en contra de la villana.

Aguirre quiere dinero a cambio de hacerse con La Moderna, un plan empresarial sobre el que Íñigo necesita algunos detalles. El colaborador de doña Carla esquiva la pregunta del empresario. Por otro lado, Matilde busca el momento oportuno para entrar de incógnito en el despacho de don Fermín, pero su suerte no está de su parte, ya que en ese momento aparece el propietario, por lo que la búsqueda de la llave del desván tendrá que esperar.

Teresa se presenta en la librería para hablar con don Salvador. Miguel asegura que su jefe está en una convención, una estrategia que usa para despistar a la encargada. Pero, la mujer no tiene un pelo de tonta y se ha dado cuenta de una nueva mentira de su antigua ilusión. Trini todavía tiene alguna esperanza de que ambos puedan conservar sus puestos de trabajo.

Emilio está preocupado por Raimundo. El camarero no ha encontrado a su hermano en la corrala y se teme lo peor. Cañete admite que su decepción le hubiera llevado a hacer público su hallazgo, mientras luego se mostró empático con la pareja. Pero, era solo una careta. El camarero amenaza con contarle la verdad a Teresa. Raimundo ha sido identificado como uno de los culpables del atraco a un colmado.

Finalmente, Laurita acepta la invitación de Celso. La dependienta admite que es una experta en fingir jaquecas para disfrutar de sus salidas. La joven tiene miedo de que le vuelva a pasar lo mismo que con Collado y le pregunta si está casado, algo que niega el joven con rotundidad. Doña Carla amenaza a Manuel con poner a Manuel en el centro de las sospechas y convertir su vida a un infierno. Su prima le pide que acompañe a Aguirre a un encargo, ya que no se fía de su socio.

Higinio vuelve a aparecer en la corrala para atacar a Pietro. Antonia le auxilia en cuanto ve a su amigo tendido en el suelo. Mientras, Matilde al fin accede al despacho de don Fermín y casi es sorprendida por el jefe del salón. La dependienta ha dado con la llave para acceder al desván.