Matilde vuelve a plantar cara a Doña Carla en 'La Moderna'

• Avance del capítulo 59 de La Moderna del miércoles 20 de diciembre
• Manuel tiene la baza perfecta para chantajear a Carla en La Moderna: sabe que es una asesina

El Salón de té La Moderna se prepara para un golpe que va a tambalear los cimientos del local de moda de la capital. Las mentiras ya tienen las patas muy cortas en los nuevos episodios de la serie de sobremesa de La 1 de TVE. En el capítulo anterior, Manuel le ha confesado a Carla que sabe que ella es la culpable del asesinato de su marido. El estudiante vio con sus propios ojos cómo su prima atacaba a Don Jaime de Morcuende.

Teresa se ha abierto con Trini y le ha contado la decepción que supone Miguel para ella. El librero nunca ha sido cura y no es el único engaño que tendrá que enfrentar la encargada de La Moderna. Además, en el salón, Cañete ha visto a la culpable de su mal de amores besándose con un hombre que parece ser Elías. Por otro lado, Pietro tiene un sueño muy real donde Antonia es la protagonista. El pastelero imagina que ya no guarda sus sentimientos y declara su amor a la dependienta.

Manuel sabe que Doña Carla mató a Don Jaime a sangre fría. El estudiante promete guardar silencio a cambio de que su prima deje en paz a Matilde. El joven amenaza a su malvada familiar con contar la verdad a la policía. El inquilino de los Garcés asegura que volverá al pueblo y estará en contacto con Matilde para comprobar que la villana de La Moderna cumple su promesa.

Doña Carla incumple su promesa

El embuste de Miguel ha salido al descubierto. Trini se muestra angustiada y nerviosa con la posibilidad de que Teresa pueda presentarse en su casa. La dependienta le pide a su esposo que se muestre sereno. La encargada no ha tardado en llamar a la puerta. En la corrala, Manuel se encuentra intranquilo en su habitación. Matilde se preocupa por él y el inquilino se desahoga con la joven.

Matilde está feliz y con una calma que espera que no termine nunca, lo que contrasta con la decepción de Teresa, que aparece en casa de Miguel para pedirle explicaciones. El librero justifica su mentira alegando que sus intenciones no eran malas. El marido de Trini vuelve a pedirle perdón, algo que no vale para la dependienta que no quiere saber nada del que, en su momento, fue su gran ilusión en el trabajo.

Esperanza no aguanta el dolor que le provocan sus nuevos zapatos, aunque finge ante sus compañeros que está encantada. Laurita empieza una nueva jornada triste y con un rostro que refleja su pesadumbre. Mientras, Teresa admite que no puede perdonar al librero. La encargada le cuenta a Trini que tiene pensado hablar con Don Salvador para poner en alerta a su jefe del tipo de empleado que tiene contratado.

Don Fermín recibe un paquete misterioso que le inquieta cuanto menos. Hay una tarjeta que tiene nombre y apellidos: Alfonso Aguirre. El empresario se ha atrevido a entregarle una punta de flecha de una tribu africana. Mientras, Emilio espera que Raimundo encuentre algún trabajo decente que le ayude a centrarse. El camarero no sabe dónde puede encajar dentro de la ley, ya que, además, su agrio carácter no es favorable para ningún empleo.

Raimundo acude a la entrevista como mozo de almacén en la editorial de Luisa. Su hermano Emilio solo quiere que su hermano cause buena impresión en un empleo que le puede ayudar a olvidarse de la delincuencia. Por otro lado, Pablo necesita trabajar y llevar dinero a casa.

Por otro lado, Doña Carla tiene ya en sus manos el plano del hotel de Madrid, un negocio que no puede sacarse de la cabeza. Aguirre sigue asustando a don Fermín para que reconsidere la venta de La Moderna. Doña Carla de nuevo le pide que no actúe sin su permiso. "Golpearemos cuando yo quiera", manifiesta la viuda de Morcuende.

Doña Carla quiere dar a Don Fermín una última oportunidad para vender su negocio estrella. Por otro lado, Íñigo no entiende que su amiga haya depositado su confianza en un hombre tan odioso como el soldado que le hizo la vida imposible en la Guerra de Marruecos.

Higinio vuelve esta vez por el salón de té para amenazar a Pietro. El italiano le hace saber que allí tampoco es bienvenido. Sin embargo, esta vez no está solo, le acompañan un par de hombres con los que el tío de Marta intimida al pastelero.

Inés se preocupa por Laurita. La joven quiere ayudar a su hermana que nunca ha tenido una palabra amable por parte de la mujer que le dio la vida. La dependienta siente que no importa nada en su familia y se ha acostumbrado a los desprecios de su madre. Inés ya no se callará cuando le falten al respeto.

Emilio se impacienta ante la llegada de su hermano, que está tardando más de la cuenta. Raimundo está convencido de que no le van a dar el trabajo en la editorial. El joven estaba sentenciado. Los entrevistadores no se han fiado de un ladrón que está a la espera de juicio. El acusado está convencido de que no encontrará nada decente.

Manuel le explica a Luisa que Emilio y Raimundo son hermanos muy distintos, mientras que la ilustradora quiere dar la cara y salvar a la única familia que tiene su amigo especial. Por otro lado, Laurita e Inés ahogan sus penas en el Madrid Cabaret. Íñigo recibe cariñosamente a las jóvenes y les pide que no monten un espectáculo como ya hicieron en sus anteriores salidas nocturnas.

Conrado, el ex pretendiente de Inés, aparece por sorpresa, pero no será un impedimento para que disfruten de la noche madrileña. Por otro lado, Doña Carla arremete de nuevo contra Matilde. La viuda de Morcuende le muestra el broche a la dependienta que niega que sea suyo y admite que no ha vuelto a ver a Íñigo. Sin embargo, la empleada de La Moderna volverá a dejarle las cosas claras a una mujer que sólo desprende maldad.