Encuentran un animal iridiscente y sin ojos 'extinto' desde 1936 gracias al ADN ambiental
Su nombre es 'topo dorado de Winton' y no había sido visto desde hacía más de 85 años. Un equipo de científicos ideó un método muy original y complejo para encontrarlo si seguía existiendo
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En 2017 se inició un proyecto de búsqueda de especies 'perdidas', es decir, de aquellas que se creen extintas, pero sobre las que no existe una evidencia científica de que hayan desaparecido completamente. Pues bien, desde el pasado 24 de noviembre de 2023, una de ellas ha dejado de estar presente en la lista. Hablamos, cómo no, del topo dorado de Winton (Cryptochloris wintoni), que llevaba sin ser visto sobre la faz de la Tierra desde el año 1936.
Las esperanzas de encontrar de nuevo a este asustadizo y escurridizo topo eran mínimas. No solo porque quede un número muy reducido de ejemplares y porque los supervivientes sean capaces de detectar hasta la más mínima perturbación en el terreno, sino porque residen en un hábitat extremadamente complejo para los investigadores: las dunas de arena de la costa sudafricana.
Este es el motivo por el que los científicos responsables de la exploración tuvieron que buscar pistas a través del ADN ambiental (en inglés, eDNA). Se trata de moléculas de material genético que todos los animales dejan a su paso al interaccionar con el medio. En este caso concreto, buscaron restos de pelos, fluidos corporales y células cutáneas que el topo dorado de Winton hubiese podido dejar a su paso. Cada día tenían que explorar un área de 18 kilómetros de dunas. Casi nada.
Un método tan complejo como efectivo
Según Samantha Mynhardt, genetista de la Universidad de Stellenbosch y del Endangered Wildlife Trust (EWT), este método fue otro gran desafío al que hacer frente. “Tuvimos que perfeccionar la técnica desde mucho tiempo antes de empezar la investigación. Sin embargo, cuando nos pusimos manos a la obra, estábamos seguros de que si el topo dorado de Winton seguía habitando el lugar, lo encontraríamos”.
Todo este trabajo dio sus frutos, ya que los participantes en el estudio, que ha sido publicado en la revista Biodiversity and Conservation, hallaron restos de eDNA de esta especie en varias dunas de la costa noroeste de Sudáfrica. En palabras de Cobus Theron, director del EWT, “muchos expertos tenían dudas acerca de si finalmente tendríamos éxito, pero yo siempre albergué esperanzas”. Además, añadió que este método “abre la puerta a una enorme cantidad de oportunidades de encontrar otras especies perdidas”.
Los topos dorados de Winton tienen un tamaño similar al de un hámster doméstico (entre 70 y 85 mm de largo). Destacan a simple vista por dos motivos: en primer lugar, porque no tienen ojos y, en segundo, por ser iridiscentes. La iridiscencia es un fenómeno óptico que se produce en su pelaje y que conlleva que el tono de la luz reflejada varíe en función del ángulo desde el que se observa. Se alimenta durante la noche de termitas, hormigas y otros pequeños insectos.
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En 2017 se inició un proyecto de búsqueda de especies 'perdidas', es decir, de aquellas que se creen extintas, pero sobre las que no existe una evidencia científica de que hayan desaparecido completamente. Pues bien, desde el pasado 24 de noviembre de 2023, una de ellas ha dejado de estar presente en la lista. Hablamos, cómo no, del topo dorado de Winton (Cryptochloris wintoni), que llevaba sin ser visto sobre la faz de la Tierra desde el año 1936.
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