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Las hojas caídas de los árboles contaminan... pero no se contabilizan
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Debido a los BPFR

Las hojas caídas de los árboles contaminan... pero no se contabilizan

La descomposición natural de la hojarasca puede tener implicaciones negativas en la salud y el medioambiente. Un estudio elaborado por una universidad estadounidense así lo refleja

Foto: Las hojas caídas de los árboles también contaminan, según un estudio (EFE/David Aguilar)
Las hojas caídas de los árboles también contaminan, según un estudio (EFE/David Aguilar)

Un reciente estudio de investigación publicado en la revista Environmental Science & Technology Letters afirma que la hojarasca es una fuente de contaminación que, hasta ahora, no había sido contabilizada. En concreto, indica que las hojas caídas de los árboles liberan radicales libres persistentes biogénicos, más conocidos en la comunidad científica con las siglas BPFR. Ha sido elaborado por científicos de la Universidad de Carolina del Sur.

El autor principal del artículo es Eric Vejerano, profesor de Ciencias de la Salud Ambiental en dicha universidad y especialista en calidad del aire. De hecho, la mayor parte de su trabajo se centra en los contaminantes ambientales que pueden ser transportados por esta vía, como es el caso de los radicales libres ambientalmente persistentes (EPFR). En este sentido, ha afirmado en unas declaraciones que “los BPFR están presentes en cantidades sustanciales tanto en las plantas coníferas como en las de hoja ancha”.

Foto: Los incendios forestales en Canadá del pasado verano han tenido un fuerte impacto (EFE/Raphael Alves)

El profesor Vejerano también afirma que “cuando los BPFR están contenidos en las hojas no implican una amenaza para la salud”. Sin embargo, cuando caen del árbol y se descomponen, “pueden ser absorbidos y, posteriormente, dispersados, lo que sí supone un riesgo potencial para el medioambiente y la salud de los seres humanos”. Además, hace hincapié en que “el 82 % de la biomasa terrestre está compuesta por plantas, por lo que la presencia de BPFR en la hojarasca puede tener un impacto muy significativo”.

Los EPFR a los que pertenecen los BPFR fueron descubiertos en 1954 y, desde entonces, han sido protagonistas de multitud de estudios. Sin embargo, la mayoría de ellos se centraban en su liberación al medioambiente como consecuencia de procesos térmicos y de combustión. Hablamos, por ejemplo, del uso de vehículos de gasolina o de los incendios forestales. Hasta ahora, no se había pensado que pudiesen generarse a partir de la biodegradación de la hojarasca, por lo que nunca fueron contabilizados.

Un reciente estudio de investigación publicado en la revista Environmental Science & Technology Letters afirma que la hojarasca es una fuente de contaminación que, hasta ahora, no había sido contabilizada. En concreto, indica que las hojas caídas de los árboles liberan radicales libres persistentes biogénicos, más conocidos en la comunidad científica con las siglas BPFR. Ha sido elaborado por científicos de la Universidad de Carolina del Sur.

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