La invasión sin precedentes de mosquitos en el Mediterráneo desata el temor a enfermedades

Los mosquitos atacan sin piedad: "Vienen a comerte, vienen a por ti. A veces no puedes ni bajar del coche, porque hay tantos que se ponen los cristales negros". No son exageraciones de un transeúnte cualquiera, sino las palabras de uno de los expertos que mejor conocen el fenómeno que desde hace unos días están sufriendo en algunas zonas costeras de Castellón. Ricardo Jiménez Peydró, catedrático de Entomología y Control de Plagas de la Universidad de Valencia, lleva décadas observando brotes de este tipo. Sin embargo, muchos vecinos de localidades como Benicasim, Burriana o El Grau aseguran que nunca lo habían sufrido tanto como en esta ocasión. Acribillados de picaduras, evitan salir a la calle; y cierran bares y locales.

Los entomólogos tienen claro lo que está pasando, porque no es un fenómeno inédito en el Mediterráneo, ni mucho menos. Sin embargo, una invasión de mosquitos de esta virulencia tampoco es demasiado frecuente, así que provoca incertidumbre y confusión. "Causa bastante alarma social, la gente no sabe de dónde proceden y piensa cualquier cosa", señala el experto, en declaraciones a El Confidencial. La retahíla de especulaciones, a veces alimentada por las redes sociales y los medios de comunicación, hace que muchos se pregunten si se trata del temido mosquito tigre, si con las picaduras nos transmiten enfermedades o si, por culpa del cambio climático, esto es solo el principio.

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Mónica Millán

La plaga que están soportando en Castellón no es ninguna rareza, pero solo ocurre cuando se producen ciertas condiciones en el litoral de la Comunidad Valenciana. Cuando la temperatura es la adecuada, el fenómeno se desata por el encharcamiento de los marjales, humedales cercanos al mar que albergan al mosquito Aedes caspius, un insecto típico de esta zona que se inunda de manera temporal. "Las hembras ponen los huevos en el suelo y ahí permanecen intactos hasta que aparecen las lluvias o algún tipo de inundación", comenta el catedrático. Entonces se produce una eclosión rápida y masiva: en 48 horas salen las larvas y en menos de cuatro días los insectos adultos ya se cuentan por miles. En concreto, las que pican son las hembras: "Resultan muy agresivas, en busca de su ingesta de sangre. En las zonas más cercanas al agua son un auténtico enjambre, se cobijan en la vegetación y atacan a cualquier hora del día o de la noche".

Tratamientos sin rigor

Pero ¿qué tiene de especial este episodio? Desde el punto de vista meteorológico, el año ha sido bastante atípico. "Durante medio año no hemos visto caer ni gota y ahora, de repente, en algunos lugares se ha acumulado hasta metro y medio de agua", comenta Jiménez Peydró. Los marjales del litoral castellonense, especialmente algunos cercanos a Benicasim, están completamente inundados y el mosquito ha salido en tromba. Además de los encharcamientos, se requieren temperaturas mínimas por encima de 12º; por eso este fenómeno es más habitual en otoño, cuando la zona del Mediterráneo sufre la gota fría, técnicamente conocida ahora como depresión aislada en niveles altos (DANA). Sin embargo, "el tiempo ha sido muy extraño este año y la época de lluvias se ha visto modificada".

Los ayuntamientos del litoral castellonense se han apresurado a fumigar los principales focos. Más allá de resolver el problema actual, esta medida podría dar un respiro a la zona a corto plazo. "Depende de si el tratamiento se realiza bien o no, puede haber dos o tres años de tregua hasta la próxima vez", destaca el experto, que tiene más de 40 años de experiencia, "pero no más". El problema es que la mayoría de los municipios no son muy conscientes del problema y destinan pocos recursos. Las contratas se realizan a precios bajos, asegura, "no se trabaja con todo el rigor que se debería", a pesar de que desde el punto de vista técnico existen las herramientas adecuadas. "Hay productos biológicos que no tienen efectos negativos y tienen una eficacia del 99% en cuanto a muerte de las larvas de estos insectos", destaca.

Hasta cierto punto, el problema no es demasiado grave, porque el Aedes caspius es un mosquito autóctono relativamente poco peligroso. Teniendo en cuenta la cantidad de ejemplares que asolan la zona, el mayor problema podría ser un choque anafiláctico, que afecta al sistema cardiovascular. También están los problemas particulares de alergia. Sin embargo, en condiciones normales, es difícil que este insecto provoque grandes complicaciones. Aun así, los expertos recuerdan que los artrópodos transmiten virus. En concreto, se denominan arbovirus, un grupo que incluye a los que causan el dengue, el zika o la fiebre amarilla. De hecho, hay otro insecto que tiene especial mala fama porque su picadura puede provocar todas estas enfermedades infecciosas: el mosquito tigre (Aedes albopictus). La mala noticia es que también está en España, expandiéndose desde que se localizó por primera vez, en 2004.

Insólitas localizaciones

Los investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB, del CSIC) lo saben bien, porque se dedican a realizar un seguimiento de esta y otras amenazas. Hace nueve años, pusieron en marcha Mosquito Alert, una aplicación que ahora el Ministerio de Sanidad acaba de incluir en el Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las Enfermedades transmitidas por Vectores. Los ciudadanos pueden aportar información enviando imágenes de los insectos de su zona. "Son datos útiles para la ciencia y la gestión", afirma Frederic Bartumeus, investigador del CEAB.

De hecho, gracias a esta app, su equipo realizó un descubrimiento insólito: localizar en Asturias el mosquito Aedes japonicus, llamado así por proceder de Japón. "A nadie se le hubiera ocurrido buscarlo en los pastos de allí, pero lo encontramos gracias a la foto enviada por un ciudadano", comenta. Cuando una foto resulta tan insólita, se pone en marcha un protocolo de acción para corroborar el hallazgo por métodos científicos. De hecho, "las dinámicas de participación con herramientas digitales son independientes del número real de mosquitos", reconoce. Por eso, eliminan estos sesgos gracias al trampeo tradicional, es decir, contabilizando mosquitos en trampas.

Así generan mapas de probabilidad de que un ciudadano se vea expuesto a la picadura de cada especie. ¿Y qué dicen esos mapas del mosquito tigre en los últimos años? "Se ha expandido desde Cataluña hacia el sur, por toda la zona mediterránea, llegando a Andalucía, y ahora ya lo hace hacia el interior", comenta Bartumeus. Lo curioso es que gracias a Mosquito Alert, detectan ejemplares más allá de las zonas esperadas.

El motivo también es muy curioso: "Sin quererlo, metemos mosquitos en nuestros coches y los vamos redistribuyendo por la Península", como demostró un experimento científico de este equipo de investigación. "En el área metropolitana de Barcelona, pusimos una serie de puntos de control, parábamos coches y usábamos un aspirador entomológico para ver si había algún mosquito tigre. Así calculamos la probabilidad de que esto pasara y, a partir de ahí, pudimos calcular flujos de mosquitos por toda España". Así, vieron que el problema va, en gran parte, asociado a las vías de comunicación, tal y como explicaron en un artículo publicado en Scientific Reports. Al analizar genéticamente las poblaciones de este mosquito, comprobaron que los ejemplares más emparentados estaban conectados por rutas de tráfico. En cambio, otros más cercanos geográficamente pero sin tanta conexión por carretera no tenían características genéticas tan similares.

El mosquito tigre, en la ciudad

Una de las curiosidades de los mapas es que el mosquito tigre se ha convertido en urbano, algo que tampoco es un sesgo de la aplicación. "En la ciudad, está en su ambiente ideal", afirma Jiménez Peydró. El motivo es que dispone de imbornales, alcantarillas, jardines o balcones con plantas que regamos constantemente. Es decir, que necesita pequeñas cantidades de agua y dispone de una gran cantidad de humanos a los que picar. Las ciudades mediterráneas albergan una población creciente, como demuestran los mapas, que muestran focos importantes en ciudades como Barcelona o Málaga.

Pero si esto es así, ¿por qué no hay casos autóctonos de dengue u otras enfermedades tropicales en España? Por el momento, los mosquitos tigre que tenemos en España no son vectores de estos arbovirus. El problema es que podrían llegar a serlo si nos tomamos el problema a la ligera. Los casos que se registran aquí son importados por viajeros que han estado en otras latitudes, pero si esa persona es picada por uno de estos insectos, se podría iniciar un ciclo. Por eso, en la Universidad de Valencia existe un programa específico de vigilancia que trata de impedirlo. "Exploramos la zona donde vive el paciente y realizamos tratamientos especiales en su casa para disminuir la posibilidad de que se inicie una transmisión", explica el catedrático. Este trabajo es extremadamente importante, porque algunos arbovirus se introducen para siempre en las poblaciones de mosquitos. "Si una hembra se contamina con el virus, toda su descendencia lo mantiene", advierte el experto.

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EFE

El futuro es incierto

Está claro que, cuantos más mosquitos haya, el peligro se incrementa. Pero ¿no estamos condenados a ello con el cambio climático? El informe Los riesgos vinculados a los cambios climáticos y ambientales en la región mediterránea, publicado en 2019 por más de 80 científicos, alerta de este peligro. La adecuación de nuestro clima a las necesidades de los insectos peligrosos nos deja expuestos a nuevas enfermedades. No obstante, esta cuestión está llena de matices. En realidad, "lo que ha hecho que lleguen especies invasoras como el mosquito tigre es la globalización, debido al transporte de mercancías", comenta el investigador del CSIC.

No obstante, está el factor de la "idoneidad térmica". ¿Podrán mantenerse estas poblaciones? Por una parte, nuestra ventaja es que los mosquitos tropicales no conocen la estacionalidad, el verano y el invierno. Lo malo es que parecen estar adaptándose muy rápido a ella. "Tienen mecanismos adaptativos para aguantar las bajas temperaturas, pero además es que nuestro invierno es cada vez más cálido", señala. Probablemente, la selección natural hará que permanezcan los más resistentes. En cualquier caso, las zonas tropicales, aparte de cálidas, son muy húmedas, así que es probable que nuestro seco verano no les siente bien. El principal cambio puede ser "que no habrá un pico de mosquitos en verano, como ahora, sino que esa dinámica cambiará", distribuyéndose más durante todo el año.