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El 'hipnoparto' de Pedroche y otras técnicas "del primer mundo" para dar a luz
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El 'hipnoparto' de Pedroche y otras técnicas "del primer mundo" para dar a luz

La técnica popularizada por la presentadora no es más que un apoyo psicológico, entre otras muchas opciones, pero lo importante es la presencia de los profesionales sanitarios

Foto: Cristina Pedroche. (Mario González para Vanitatis)
Cristina Pedroche. (Mario González para Vanitatis)

Cada vez que un famoso habla de cómo cuida su salud, el lío está garantizado, sobre todo porque suele tratarse de excentricidades poco conocidas. Hace días, Cristina Pedroche, con un embarazo avanzado, comentó en televisión su experiencia con un curso de hipnoparto, una técnica para reducir el dolor sin recurrir a la anestesia epidural en el momento de dar a luz. Al contrario de lo que su nombre parece indicar, no consiste en hipnotizar, sino que está basada en la meditación, la relajación y el control de la respiración. En cualquier caso, el debate y la controversia se desataron en las redes sociales.

La forma de explicar la técnica es lo que más ha dado que hablar: "No voy a tener contracciones, voy a tener olas uterinas. Viene la ola, la cojo y la surfeo", afirmó la presentadora. "La naturaleza me da unos minutos para estar tranquila, relajarme, y luego coger otra ola. A lo mejor no me tengo que poner epidural", añadió. De esta forma, no descartaba recurrir a la manera más común de evitar el dolor en el parto. A pesar de todo, generó un mar de dudas y comentarios. ¿Puede el hipnoparto sustituir a la anestesia y evitar el dolor? ¿Tiene evidencias científicas?

Foto: Cristina Pedroche en sus redes sociales presumiendo de figura. (Instagram/@cristipedroche)

En realidad, el hipnoparto no es más que el parto natural de toda la vida, cuando no existía la inyección epidural, pero añadiendo un entrenamiento psicológico para sobrellevar mejor el dolor si la mujer opta por evitar la anestesia o no puede recurrir a ella. "Es el nombre que le damos en el siglo XXI a la preparación mental para dar a luz", afirma en declaraciones a El Confidencial José Alcolea, miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). No se puede decir que haya mucha evidencia científica sobre su eficacia, pero tampoco lo contrario, porque en realidad el concepto es reciente y no se han publicado grandes estudios al respecto, aunque existe algún trabajo que apunta a un alivio de la ansiedad.

Lo que está claro es que no evita el dolor como tal. El experto pone un ejemplo muy gráfico: "Es como si llegas al dentista para que te extraiga una muela, pero te has preparado psicológicamente para que no te pongan anestesia. ¿Lo llamamos hipnoextracción? Podríamos llamarlo así. No es obligatorio insensibilizar la boca para sacarse un molar, pero si le preguntas a los odontólogos, el 99% de sus clientes se la piden", comenta. En el caso de Pedroche, "no es que esté haciendo ninguna locura", simplemente, "ha recurrido a algún coach que la conciencia de que es un momento doloroso y le da una serie de técnicas o consejos para que, si no quiere, no tenga que llamar al anestesista y ponerse la epidural". Esa preparación incluye hablar en positivo y evitar palabras como contracción, asociada al dolor, y sustituirla por un símil como ola. Aunque hay personas que se han especializado para impartir este tipo de cursos, en el fondo, lo que proponen "no es muy diferente a lo que hacemos los profesionales sanitarios si recibimos a una embarazada que no quiere ponerse la epidural, la apoyamos y la animamos sin utilizar el concepto de hipnoparto", reflexiona Alcolea.

placeholder Embarazo. (EFE)
Embarazo. (EFE)

Otras alternativas a la epidural

Pero ¿hay razones para prescindir de la anestesia? Generalmente, las embarazadas acuden a consulta semanas antes de dar a luz para aclarar esta cuestión. En algunos casos, hay razones médicas que impiden hacerlo. Una de las habituales es "el típico tatuaje de espalda completa en el que el anestesista no encuentra ni un centímetro libre de tinta para clavar la aguja", ya que la inyección se aplica en la zona lumbar. Una escoliosis muy severa u otros tipos de desviación de la columna vertebral también pueden desaconsejarla. Tampoco se aplica si la embarazada sufre una disminución de plaquetas.

No obstante, en población joven y sana, se trata de casos bastante excepcionales. Así que lo normal es que evitar la epidural sea una elección voluntaria de la persona que va a dar a luz. Una opción que sigue siendo minoritaria, puesto que desde hace décadas en los países desarrollados la inmensa mayoría de las mujeres prefieren traer sus hijos al mundo evitando el dolor. Aun así, muchos hospitales, especialmente los privados, ofrecen un amplio abanico de opciones para complementar o sustituir la anestesia: pelotas de pilates, bañeras de dilatación, duchas de agua caliente, musicoterapia o aromaterapia.

placeholder Ejercicios durante el embarazo. (Pexels/Yan Krukau)
Ejercicios durante el embarazo. (Pexels/Yan Krukau)

Incluso, opciones claramente consideradas pseudoterapias, como la acupuntura, están a disposición de las pacientes en muchos centros y forman parte de su elección. "Hay técnicas que no tienen una base científica, pero, a fin de cuentas, es decisión de la paciente y no le molesta a nadie", opina el experto. Por otra parte, nada es excluyente: "Hay pacientes que primero se meten en la bañera, luego se pegan una ducha de agua caliente, después pasan dos horas con la pelota y al final están cansadas y se ponen la epidural", comenta el ginecólogo. Unos hospitales cuentan con más material y con más alternativas que otros.

Un estudio de estudiantes de la Universidad Europea de Madrid, publicado en 2021 y basado en una encuesta, reveló que entre las mujeres españolas que no utilizaron la epidural, el 67,9 % decidió no recurrir a ningún método de alivio del dolor; un 11% optó por masajes; el 6,1%, por la inmersión en el agua; el 4,6%, por opioides; un 4,6%, por la pelota de pilates; y un 2,8%, por el hipnoparto.

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Recién nacido. (EFE)

Lo importante, la asistencia profesional

Al margen de las técnicas concretas y de su disponibilidad en cada hospital, la SEGO defiende que lo importante es que "el parto debe ser atendido por profesionales sanitarios". Una playa o el campo no son lugares adecuados y "desde luego, lo que nunca debería hacer la mujer es estar sola o asistida solo por su pareja". Los ginecólogos ya han tenido que manifestarse en contra de experiencias que se han vuelto virales recientemente, como dar a luz junto al mar, una práctica que, al margen de las complicaciones normales que se pueden producir en un parto, puede acarrear infecciones e hipotermias.

Según los expertos, esta corriente a favor del llamado parto libre está relacionada con la percepción de las mujeres de que todo el proceso está excesivamente medicalizado. También influiría la popularización del concepto violencia obstétrica, rechazado por los ginecólogos, que alude a intervenciones no deseadas y no consensuadas con la mujer. En los países anglosajones parir sin ayuda está al alza, un fenómeno fomentado por las redes sociales como empoderamiento femenino, ante la preocupación de las autoridades sanitarias.

Foto: Foto: Unsplash/Camilla Battany.

El parto en casa con apoyo de profesionales de la salud también tiene sus riesgos, principalmente, porque si algo se complica, la asistencia hospitalaria puede estar demasiado lejos. Aun así, los servicios de salud de Países Bajos y el Reino Unido prevén esta opción para casos de bajo riesgo y con una evaluación previa para dar luz verde a esta opción. Un estudio español muestra que el resultado suele ser satisfactorio, pero advierte de los peligros innecesarios que entraña esta alternativa. Figuras como las doulas (acompañantes que aconsejan y asisten) son polémicas porque en España carecen de una formación reglada.

Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada día mueren casi 800 mujeres por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto. El 95%, en países de ingresos bajos y medianos bajos. "No podemos perder la perspectiva de que estas discusiones solo se nos ocurren a las personas del primer mundo, donde ya tenemos hospitales, epidurales y una asistencia al parto con altos estándares de calidad", comenta Alcolea. En cambio, "hay millones de mujeres en el mundo que no ven a un anestesista en su vida y que no tienen a ningún sanitario a su lado que les diga que su hijo está bien". En ese sentido, los expertos consideran que cualquier elección de la mujer con respecto a su parto es respetable, pero que lo lógico es no renunciar a los recursos que ofrecen una mayor seguridad.

Cada vez que un famoso habla de cómo cuida su salud, el lío está garantizado, sobre todo porque suele tratarse de excentricidades poco conocidas. Hace días, Cristina Pedroche, con un embarazo avanzado, comentó en televisión su experiencia con un curso de hipnoparto, una técnica para reducir el dolor sin recurrir a la anestesia epidural en el momento de dar a luz. Al contrario de lo que su nombre parece indicar, no consiste en hipnotizar, sino que está basada en la meditación, la relajación y el control de la respiración. En cualquier caso, el debate y la controversia se desataron en las redes sociales.

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