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El mundo vuelve a buscar protección ante el covid: ¿qué pasó con las vacunas españolas?
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HIPRA LLAMA A LA PUERTA

El mundo vuelve a buscar protección ante el covid: ¿qué pasó con las vacunas españolas?

Ante el miedo que ha generado la situación de China, las vacunas vuelven a ganar protagonismo, pero ¿dónde están los proyectos españoles más relevantes?

Foto: Vacuna contra el covid. (EFE/Sergio Pérez)
Vacuna contra el covid. (EFE/Sergio Pérez)

La inquietante situación de China, con su primera gran ola pandémica colapsando los hospitales, nos trae de vuelta cierto grado de incertidumbre, como en otros momentos de los últimos tres años. El salto del gigante asiático al abandonar la política de covid cero de forma repentina está provocando una explosión de contagios que a su vez ha incitado a otros países a controlar a sus viajeros. En realidad, la variante de ómicron que está causando estragos entre los chinos circula hace tiempo en España y en Europa sin grandes consecuencias, lo que vendría a demostrar que, a diferencia de la población china, estamos bastante inmunizados a base de contagios y rondas de vacunación.

El panorama es muy distinto al del inicio del covid, así que en realidad el temor está en que los millones y millones de infecciones que se produzcan de forma simultánea faciliten la irrupción de alguna variante que nos ponga las cosas más complicadas. En el fondo, la gran pregunta, una y otra vez, sigue siendo si estamos bien protegidos, así que es inevitable volver a pensar en las vacunas. Las cuartas dosis que han recibido millones de españoles en los últimos meses combinan la versión inicial y la adaptación a mutaciones más recientes del SARS-CoV-2, servidas de nuevo por Pfizer-BioNTech y Moderna. ¿Qué pasó con otros proyectos que prometían ser incluso más eficaces ante los cambios que experimenta el virus? ¿Dónde están las vacunas españolas que soñaban con llegar al mercado mejorando lo presente?

Foto: Investigación en vacunas. (EFE/André Coelho)

La respuesta está en Amer, un pequeño municipio cercano a Girona donde tiene su sede la empresa farmacéutica Hipra. Tras alcanzar la fase 3 de ensayos clínicos, la vacuna de esta compañía entró en el proceso de revisión continua que antecede al visto bueno de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés). De hecho, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, aseguraba el pasado verano que ese paso era inminente, pero la decisión se ha ido dilatando y parece que no acaba de llegar. La próxima reunión del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), el organismo de la EMA que evalúa estas solicitudes, será entre el 23 y el 26 de enero, pero aún no se conoce su agenda. Si todo marcha bien y la aprobación se produce en alguna de sus próximas citas mensuales, existe un preacuerdo para la compra centralizada de 250 millones de dosis por parte de la Comisión Europea, aunque los Estados miembros tienen la última palabra.

La gran virtud del producto de Hipra estaría, precisamente, en su efectividad frente a las variantes. Se trata de una vacuna de proteína recombinante, un método clásico de producción. En este caso, incluye fragmentos artificiales de la proteína S del virus, la que se une a las células humanas. Frente a la novedosa tecnología de ARN mensajero que ha resultado tan exitosa para Pfizer y Moderna, esta apuesta es más tradicional, pero muy segura, puesto que lleva mucho tiempo utilizándose, por ejemplo, en el caso de la gripe. La idea es que sirva para las dosis de refuerzo.

placeholder Hipra. (EFE)
Hipra. (EFE)

Tanto la vacuna de Hipra como las últimas que han recibido la aprobación de la EMA incluyen más de una variante del SARS-CoV-2, la versión original del virus y otras mutaciones. “A pesar de que no están diseñadas específicamente para ómicron, consiguen una protección cruzada, más amplia, por el hecho de llevar más de una variante”, explica en declaraciones a Teknautas Jaime Pérez, experto de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Por eso, los resultados de la compañía catalana son tan buenos como los de las nuevas vacunas de Pfizer y Moderna. La EMA también ha dado luz verde a productos de AstraZeneca, Janssen, Novavax, Valneva y Sanofi Pasteur. Sin embargo, también ha rechazado un producto que llegó a la revisión continua (CureVac) y mantiene otros en una espera indefinida.

¿Quedan posibilidades para el CSIC?

Aparte de Hipra, que está llamando a la puerta, los proyectos españoles más destacados de vacuna frente al covid pertenecen al CSIC, pero ninguno ha obtenido aún la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para comenzar los ensayos con pacientes. El proyecto de Vicente Larraga, científico del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), está muy cerca. “Tenemos una vacuna que funciona al 100% en el modelo animal”, explica. El objetivo es transportar el antígeno en un vehículo sintético de ADN. Además de tener datos publicados, “estamos terminando de repetir la inoculación por vía subcutánea sin aguja”, un procedimiento nuevo que alcanza la misma protección. “Las pruebas de toxicidad están hechas en perros y, si no hay contratiempos graves, deberíamos poder pedir el permiso para las pruebas clínicas a la AEMPS en febrero”, comenta. “Las perspectivas son buenas”, asegura.

placeholder Vicente Larraga. (EFE)
Vicente Larraga. (EFE)

Sin embargo, el proyecto de la agencia estatal que más ha dado que hablar ha sido el de Mariano Esteban y Juan García Arriaza, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Primero, porque era más adelantado, de manera que la empresa Biofabri se sumó para producir las dosis. Después, porque se vio truncado. La idea se basa en el uso de un virus inactivado de la familia de la viruela, pero cuando estaban a punto de iniciarse los ensayos clínicos en fase 1 se paralizó entre rumores acerca de supuestos problemas con las pruebas en animales que fueron desmentidos. Finalmente, los resultados preclínicos en ratón, hámster y macaco fueron publicados en marzo de 2022 en la revista Frontiers in Immunology, pero al mismo tiempo el CSIC comunicó que retiraba la solicitud a la AEMPS para realizar ensayos clínicos.

El motivo era que “la población española está mayoritariamente vacunada frente al SARS-CoV-2”, según el propio CSIC y Biofabri. No obstante, no renunciaban a que la vacuna pudiera tener algún tipo de recorrido en países con tasas de vacunación más bajas, “utilizada bien de forma individual o en combinación con otras vacunas”. Ahora el propio Esteban, preguntado por este periódico, afirma que es “una de las vacunas con más aportaciones científicas” y asegura que pronto aparecerán nuevos resultados en una revista del Grupo Nature y que mantienen la propuesta de ensayo clínico a la AEMPS como dosis de recuerdo, ya sería "la mejor utilización actual" teniendo en cuenta la evolución de la pandemia. Además, según explica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) “está interesada” en este producto ya patentado por Biofabri. Pensando en los países con menos recursos, las organizaciones internacionales valoran la estabilidad de las dosis, de manera que no tengan especiales requerimientos, por ejemplo, de refrigeración.

Según los expertos, la falta de población a la que vacunar ha dejado de ser un problema a la hora de que nuevas vacunas salgan al mercado. “Ahora ya no se requieren los estudios de eficacia del principio, sino ensayos que miden la respuesta inmune que produce la vacuna”, asegura Jaime Pérez. Según explica, “estamos en otro escenario en el que hay que mantener la protección de algunas personas, teniendo en cuenta que ya están vacunadas y que, en muchos casos, habrán estado infectadas”. Por eso, la única opción es comparar con las vacunas nuevas con las ya autorizadas. Plantear que los productos que salgan al mercado sean vacunas para población aún no protegida ha dejado de tener sentido.

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Mariano Esteban.

Otro proyecto del CNB-CSIC es el del Laboratorio de Coronavirus de Luis Enjuanes. Desde el principio ha sido la iniciativa que ha gozado de mayor prestigio dada la trayectoria de este grupo, que se cuenta entre los grandes especialistas mundiales en esta familia de virus. Sin embargo, su desarrollo es muy lento. La idea es realizar una vacuna sintética y esterilizante que se pudiera administrar por vía intranasal. De este modo, la teoría dice que no solo atajaría los casos graves, como las comercializadas hasta ahora, sino que también podría cortar la transmisión del virus, un objetivo muy ambicioso que podría tener recorrido a largo plazo, aunque el covid deje de ser la gran emergencia sanitaria mundial.

“La posibilidad de una vacuna intranasal que proteja de la infección y de la transmisión mediante la inmunidad en mucosas sería muy bien acogida, pero hay que conseguirlo y no es nada sencillo”, señala Jaime Pérez. En Occidente aún no se ha logrado y los avances de China o la India, que han presentado este tipo de vacunas, aún no han demostrado resultados tan buenos como se esperaba. No obstante, los nuevos proyectos “tendrán hueco si aportan algo diferenciado con respecto a lo que ya tenemos, si la cobertura es más amplia frente a variantes, si la logística es más fácil, si producen menos efectos adversos o si la protección es de más larga duración”, comenta el experto.

La inquietante situación de China, con su primera gran ola pandémica colapsando los hospitales, nos trae de vuelta cierto grado de incertidumbre, como en otros momentos de los últimos tres años. El salto del gigante asiático al abandonar la política de covid cero de forma repentina está provocando una explosión de contagios que a su vez ha incitado a otros países a controlar a sus viajeros. En realidad, la variante de ómicron que está causando estragos entre los chinos circula hace tiempo en España y en Europa sin grandes consecuencias, lo que vendría a demostrar que, a diferencia de la población china, estamos bastante inmunizados a base de contagios y rondas de vacunación.

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