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"La erupción del volcán de La Palma aún puede aumentar en intensidad"
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"Ha habido una mala planificación"

"La erupción del volcán de La Palma aún puede aumentar en intensidad"

Joan Martí Molist, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC, ha trabajado con el Instituto Geográfico Nacional (IGN) en predecir cuándo, cómo y dónde se produciría la erupción

Foto: Joan Martí Molist, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC.
Joan Martí Molist, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC.

Joan Martí Molist respira aliviado desde el pasado domingo a las 15:12. Ese fue el momento exacto en que el Cumbre Vieja de La Palma estalló en lava, gases y piroclastos. En ese instante, el trabajo de este doctor en geología y director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC, había terminado. Molist llevaba durante casi dos semanas codo con codo con sus colegas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) para intentar predecir cuándo entraría en erupción el volcán, en qué zona y con qué intensidad. "Se han cumplido casi todos los pronósticos", explica en una entrevista con este diario. "Hace cuatro años ya lo advertimos, dijimos que iba a salir por ahí, y por ahí ha salido".

Ese 'ahí' al que se refiere Martí es la vertiente oeste del Cumbre Vieja, por donde discurren las coladas de lava que se dirigen lentamente hacia el mar arrasando todo lo que encuentran a su paso. El avance del magma se ha ralentizado durante las últimas horas, según los técnicos del IGN, pasando de unos 700 metros por hora a los 300 m/h actuales. Se desconoce aún si es una tendencia temporal o definitiva, pero expertos como Martí no descartan un aumento de la intensidad eruptiva durante las próximas horas como antesala de la siguiente fase, la pérdida paulatina de fuerza. Ahora mismo, explica Martí, es imposible predecir con certeza qué ocurrirá, pero la respuesta llegará en apenas un par de días.

Foto: Foto: EFE.
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PREGUNTA. Con los datos que maneja hoy, ¿cuál cree que será la evolución del volcán, ha comenzado ya a ralentizarse de forma definitiva?

RESPUESTA. Creo que sigue el patrón de las erupciones anteriores, tanto en La Palma como en el resto de Canarias, y por eso es posible que la intensidad aún pueda aumentar. La duración depende de la cantidad de magma que esté disponible para salir. Si comparamos con otras erupciones históricas en La Palma, estaríamos en una horquilla que va entre las dos semanas y los dos meses.

P. ¿Cuándo se podrá saber su duración de forma más precisa?

R. A medida que la intensidad descienda. Por ejemplo, cuando veamos que la columna de gases y piroclastos se reduce en altura, cuando descienda la cantidad de magma que está saliendo, lo que se denomina tasa eruptiva... Cuando todos estos parámetros desciendan, entonces se podrá ajustar mucho más y predecir cuándo se va a terminar. Si baja la tasa de emisión, es un síntoma de que está bajando la sobrepresión, es decir, se está consumiendo el magma que había en exceso, que era lo que creaba la presión dentro del volcán. Son parámetros medibles que ayudarán a calcular la evolución de forma exacta.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

P. Los técnicos del Instituto Volcanológico de Canarias primero calcularon que el volcán estaba liberando 11 millones de metros cúbicos de magma, pero luego situaron la cifra entre 17 y 20 millones. ¿Por qué es tan difícil medir este volumen?

R. Simplemente, porque no ves qué ocurre dentro. De hecho, no tengo muy claro que sean estos volúmenes, a lo mejor sí. Pero son medidas indirectas que se basan en estimaciones, y esto puede tener soluciones casi infinitas. Lo que se ve es la cantidad de magma que se ha acumulado a nivel superficial, pero se desconoce lo que hay debajo. El problema es que puede haber magma en capas inferiores que sigue recargando el sistema, y hasta que esto no termine, no vamos a ver todo finalizado. Por tanto, tomaría estas estimaciones solo como eso, puras estimaciones.

P. ¿Qué técnicas usan para calcular el magma que expulsa el volcán?

R. Lo que se mide es la deformación en el suelo, que se puede calcular mediante GPS o con interferometría por satélite. Si tengo un área de equis kilómetros cuadrados y calculo la deformación en vertical, eso implica que el centro de deformación, de presión, está situado a una cierta profundidad y con unas dimensiones determinadas. El problema es que esos parámetros de aproximación al origen del centro de presión, por decirlo de alguna manera, te los tienes que inventar. Son aproximaciones matemáticas que dependen de algoritmos. Es mejor que no tener nada, pero son eso, aproximaciones.

P. La velocidad de avance de la lava ha pasado de 700 metros por hora a unos 300 m/h. ¿Qué nos dice esto de la evolución de la erupción?

R. Nos informa sobre la composición y la geología de la lava, sobre sus propiedades físicas. Se trata de una lava relativamente viscosa, posiblemente porque tiene bastantes cristales en suspensión y, por tanto, el avance será relativamente lento. Pero eso no nos dice si la erupción terminará antes o después. Puede ser que haya un magma que salga lentamente, pero puede haber mucha cantidad por salir. No es un indicador de la duración de la erupción, sino del tipo de magma que está saliendo.

P. Ahora mismo hay 10 puntos de salida de lava en dos fisuras, justo anoche surgió un nueva boca de salida y no se descarta que surjan más. ¿Qué implicaciones tiene esto?

R. No creo que cambie nada. Lo normal es que las erupciones empiecen por fracturas y después la actividad se vaya concentrando en puntos concretos. Esto ocurre porque las fracturas son irregulares, la distribución de las presiones no ocurre en un plano perfecto, así que hay trozos de fisura que se unen a otros, zonas que se están cerrando y otras que se abren. Al final, la actividad del magma se concentra en una serie de puntos. Así van creciendo las morfologías que todos estamos acostumbrados a ver, volcanes con su cono y su cráter.

P. ¿Se pueden producir más terremotos y deformaciones del terreno?

R. Sí, el sistema tiene que acabar de reajustarse. Así que habrá más sismicidad, habrá más deformación y posiblemente suceda en sentidos inversos. Es decir, si el terreno se estaba hinchando, tiene que recomponerse. Esto no es inmediato, porque el comportamiento de las rocas no es perfectamente elástico. La sobrepresión se va, pero la deformación sigue ahí.

P. ¿Ha desaparecido entonces el riesgo para la población?

R. El riesgo cero no existe, pero es muy bajo. Yo creo que se han tomado las medidas adecuadas y la evacuación ha sido pertinente. Pienso que la población tiene que estar contenta, está a salvo. Lo que se pierde, se pierde, pero ya no deberían producirse daños físicos para las personas.

placeholder Joan Martí Molist, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC.
Joan Martí Molist, director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC.

P. Los ríos de lava van en dirección a la costa. Cuando lleguen al mar, algunos colegas suyos avisan de que esto puede generar lluvia ácida.

R. No lo creo. A nivel local, podría ser por la mezcla que se va a producir, pero espero que sea algo muy local. Lo que sí va a ocurrir es que la lava se va a enfriar porque hay mucha más agua de mar frente a la colada. El avance se puede quedar ahí, pero si sigue habiendo avance, se empezará a construir nueva isla.

P. Se había elaborado un plan de evacuación en caso de que la lava discurriera por la vertiente oeste, como así ha sido, pero dicho plan no existía para la vertiente este. ¿Por qué?

R. Todos los indicadores marcaban que la erupción iba a ser en el flanco oeste. La probabilidad de que ocurriera en el flanco este era muchísimo menor. De hecho, de todas las erupciones históricas, solo dos fueron hacia el este. En este caso, toda la sismicidad se concentró en el oeste y la deformación también, así que imagino que se habrá tomado la decisión de concentrar todos los esfuerzos en esta zona. Al final, tienes que tomar una decisión y preparar los equipos de emergencia, no puedes hacer un plan de emergencia para toda la isla. Sería un poco absurdo, porque este tipo de erupciones no necesita una actuación tan grande.

P. No ha habido víctimas mortales, pero hay cientos de viviendas arrasadas y numerosos daños materiales. ¿Se podrían haber evitado?

R. Aquí nos metemos en un terreno pantanoso. Sabemos que es una zona volcánica activa, que este tipo de erupciones se ha producido y que se va a volver a producir. Entonces, ¿qué hacemos? Una opción es tener un plan de ordenación del territorio correcto, teniendo en cuenta que aquí no podemos edificar. Otra es dejarlo, porque ya sabemos que hay especulación sobre los terrenos con el tema urbanístico, así que no hacemos mucho caso a lo que pueda pasar en un futuro que nos parece muy lejano. Las decisiones se acostumbran a tomar sobre los periodos políticos, que son de cuatro años. A 40 años vista, mucha gente no lo va a entender. Pero es verdad, el hecho es que esas casas se han perdido, igual que ocurre con las que se construyen en los cauces de los ríos y se ven afectadas por las inundaciones. Evidentemente, es una mala planificación porque no se ha hecho caso de la información científica o no se han solicitado análisis.

placeholder Numerosas personas observan desde un mirador de la localidad de Tajuya, en el municipio de El Paso, la evolución del volcán. (EFE)
Numerosas personas observan desde un mirador de la localidad de Tajuya, en el municipio de El Paso, la evolución del volcán. (EFE)

P. ¿Quién tiene la culpa de esta mala planificación: el científico, el político o ambos a la vez?

R. El problema de la ciencia es que cuando nosotros señalamos un tema al que hay que prestar atención, nos preguntan en cuánto tiempo va a producirse. Más de una vez me han dicho: “¿En ocho años? ¡En ocho años, yo ya no estaré!”. No me lo han dicho en este caso concreto, sino en otros casos y en otras zonas, ha sido una respuesta por parte de gestores, en general. Así que yo creo que la ciencia no ha fracasado, la ciencia hace su trabajo. Nosotros publicamos y damos los informes cuando se nos piden. El problema es que hagan caso a esta ciencia.

P. Estamos ante una especie de gigantesco laboratorio para los científicos. ¿Qué se puede aprender de todo esto?

R. Se puede aprender mucho en dos sentidos. En sentido científico, tenemos todos los datos: cómo se gestó la erupción y cómo se ejecutó, podemos ver las muestras del magma que ha salido y el tipo de erupción que ha provocado, así que podemos relacionarlo todo. En definitiva, tenemos una imagen muy concreta de la erupción y podemos ser muy precisos. En otro sentido, contamos con un segundo grupo de datos que hacen referencia a la gestión. Nosotros somos científicos y no tomamos las decisiones, ni debemos hacerlo, pero sí somos responsables de la información que damos a quienes gestionan y esa información tiene que ser correcta. Esto nos va a permitir mejorar. En El Hierro se tomaron decisiones incorrectas que espero que ya no se tomen aquí. Y quizás aquí tomemos alguna mala decisión también, pero aprenderemos de ello. Es positivo en los dos sentidos.

Joan Martí Molist respira aliviado desde el pasado domingo a las 15:12. Ese fue el momento exacto en que el Cumbre Vieja de La Palma estalló en lava, gases y piroclastos. En ese instante, el trabajo de este doctor en geología y director del Instituto de Geociencias Barcelona del CSIC, había terminado. Molist llevaba durante casi dos semanas codo con codo con sus colegas del Instituto Geográfico Nacional (IGN) para intentar predecir cuándo entraría en erupción el volcán, en qué zona y con qué intensidad. "Se han cumplido casi todos los pronósticos", explica en una entrevista con este diario. "Hace cuatro años ya lo advertimos, dijimos que iba a salir por ahí, y por ahí ha salido".

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