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Cansado de la burbuja retro, decidí montar mi propia Game Boy. Te lo recomiendo
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Manualidades contra los precios desbocados

Cansado de la burbuja retro, decidí montar mi propia Game Boy. Te lo recomiendo

Resulta imposible encontrar una Game Boy a buen precio por culpa de la popularización de todo lo retro, así que he decidido montar mi propia consola con un kit especial. Y el resultado me encanta

Foto: Game Boy hecha en casa. (Carlos Martínez)
Game Boy hecha en casa. (Carlos Martínez)

La burbuja de lo retro es una realidad. En los últimos años, lleva hinchándose sin parar y, de momento, no parece que vaya a pincharse. Comprar una videoconsola de los años 80 y los 90 en estado aceptable es prácticamente una misión imposible para bolsillos terrenales, y encontrar un modelo con caja original y manuales es algo así como un Santo Grial.

Imagina que tienes una colección de viejos juegos de Game Boy que quieres desempolvar, pero tu consola pasó a mejor vida hace ya mucho tiempo. ¿Qué opción queda antes de dejarse medio sueldo en un modelo en buenas condiciones? Sólo hay que echar un ojo por Wallapop para ver qué los modelos de Game Boy Color de segunda mano rondan los 100 euros. Y, aunque es posible encontrar precios más bajos, estos cuentan con marcas de uso más evidentes, han perdido la tapa trasera o algún que otro botón no termina de funcionar. ¿Merece la pena gastarse 100 euros en una consola de segunda mano?

En mi caso he decidido optar por otra vía, y no es otra que la de comprar una placa de circuitos integrados (llamadas FPGA, o Field Programmable Gate Arrays), que funciona exactamente igual que el modelo original. Esto no es una de esas “máquinas chinas” que se han visto siempre por las tiendas como AliExpress. Se trata de un producto que su creador, con ayuda de ingeniería inversa, ha logrado entender cómo funciona el procesador principal de la consola original y lo replica a nivel de hardware como una copia exacta.

De esta manera se logra obtener el mismo rendimiento que una Game Boy Color original sin usar chips ni código propietario, y de paso, se incluyen tecnologías más actuales con las que mejorar la experiencia de uso, como la incorporación de un puerto USB-C para la carga que, obviamente, no estaba presente en el modelo de 1998.

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

La placa en cuestión es obra de FunnyPlaying, una tienda online de origen asiático que cuenta con accesorios y modificaciones para consolas retro. En el caso del FPGBC Kit, se trata de un kit formado por una placa base, una batería de litio, una pantalla LCD y un altavoz, a lo que sólo tendrás que añadir una carcasa (original o no) y unos botones. Si tu vieja Game Boy Color no funciona, podrás reutilizar la carcasa (siempre y cuando le hagas el hueco necesario para el puerto USB-C). Pero si la perdiste de vista, podrás comprar una carcasa idéntica disponible en muchísimos colores diferentes.

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

El proceso de montaje es bastante sencillo, ya que no hay que ser demasiado manitas para completarlo. Basta con fijar la placa a la carcasa frontal con unos tornillos, conectar el altavoz, insertar el cable plano de la pantalla (esto sí es algo más complicado) y colocar la tapa trasera y la batería para completar el proceso. Eso sí, necesitarás un destornillador con punta Y de 3 puntos, porque hasta en eso es idéntico a los métodos de Nintendo (conocido por usar tornillería espacial en su hardware).

Diferencias con una Game Boy Color original

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

Estéticamente, no se aprecian demasiados cambios, ya que la carcasa que venden es idéntica a la original. Las novedades llegan cuando la enciendes, ya que no habrá logotipo de Nintendo al inicio, y en su lugar aparecerá uno de FunnyPlaying. Otro detalle interesante es que la memoria integrada del dispositivo trae su propio sistema con ajustes, un menú al que podremos acceder pulsando hacia dentro el nuevo control de volumen que incluye la placa.

Este menú permite ajustar el brillo de la pantalla, el volumen, la resolución y elegir el núcleo (Core) con el que arrancará la placa, ya que podremos elegir entre el de Game Boy Clásica o Game Boy Color según el cartucho que vayamos a insertar. Además, en el modo de Game Boy clásica podremos elegir el filtro de color con el que queremos que se reproduzca la imagen, pudiendo elegir entre 12 paletas diferentes y obtener así el típico tono verdoso de la consola original.

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

La otra gran diferencia está en la pantalla. La que fue una revolución con pantalla a color nada tiene que ver con los actuales paneles con tecnología IPS. Esa es una de las modificaciones más demandadas por los poseedores de una Game Boy original, que logran cambiar la experiencia por completo sustituyendo la pantalla por una moderna de mayor calidad y resolución. Eso es lo que ocurre con la pantalla incluida en el kit de FunnyPlaying, que con 2,95 pulgadas ofrece mucha más pantalla y resolución que la original.

Con la idea de manejar toda esa cantidad de píxeles, el software de la placa permite ajustar la resolución a tres opciones: la nativa de la Game Boy (lo que dejará un marco negro que desaprovecha el tamaño completo), nativa con efecto rejilla (para obtener el aspecto de píxeles separados más parecido a la imagen original) o resolución completa, para aprovechar el tamaño de la pantalla al máximo. Esta última es, sin duda, la más atractiva.

Precio que merece la pena

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

El presupuesto final de montar tu propia Game Boy Color asciende a los 87 dólares (unos 78 euros al cambio), una cantidad con la que no sólo obtienes una Game Boy Color funcional, sino que también disfrutarías de las ventajas de una pantalla LCD de calidad, altavoz mejorado, batería de litio y puerto USB-C para la carga.

¿Es ilegal?

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

Técnicamente, no hay nada ilegal en una placa FPGA. Se trata de un hardware diseñado desde cero que ha tenido de inspiración otro hardware existente, pero que en ningún momento hace uso de código fuente ni de ninguna propiedad intelectual. Siempre y cuando se utilicen cartuchos originales, no se estará cometiendo ningún delito, por lo que se tratan de las soluciones más respetuosas que existen en el mercado.

Lo único que no puede ocultar sus raíces oscuras es la carcasa compatible, la cual tiene grabado el logo de Nintendo y hasta incluye pegatinas para imitar las etiquetas originales de la consola (incluyendo la del número de serie).

¿Existe alguna otra alternativa?

placeholder Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)
Game Boy FPGA de FunnyPlaying. (Carlos Martínez)

Existe otra consola diseñada desde cero y con formato de Game Boy. Se trata de la Analogue Pocket, y es un producto de nicho de altísima calidad cuyo stock desaparece al instante en el momento que el fabricante anuncia nueva remesa. Hablamos de una consola, digamos, de alta gama, y que no sólo es capaz de ejecutar cartuchos de Game Boy, también cartuchos de otras plataformas portátiles con la ayuda de adaptadores y con la posibilidad de elegir entre diferentes núcleos. Su pantalla es de mucha más resolución que la incluida en el kit de FunnyPlaying, pero hay que tener en cuenta que en el caso de encontrar unidades en stock su precio asciende a más de 300 euros.

Es un producto de mayor calidad, sí, pero cuando se trata de pasar horas jugando a Pokémon, el modelo de FunnyPlaying es también perfecto. En resumen, se trata de un producto que reúne toque de manualidades geek, nostalgia retro y que, además, cumple con los requisitos respetuosos de los más exigentes en la preservación de videojuegos. Si echas de menos tu infancia de jugón, no se me ocurre mejor opción.

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La burbuja de lo retro es una realidad. En los últimos años, lleva hinchándose sin parar y, de momento, no parece que vaya a pincharse. Comprar una videoconsola de los años 80 y los 90 en estado aceptable es prácticamente una misión imposible para bolsillos terrenales, y encontrar un modelo con caja original y manuales es algo así como un Santo Grial.

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